lunes, octubre 31, 2005

Carta a J.

J. dejó su mochila en la casa la semana pasada que estuvo trabajando en el proyecto con O.; ignoro cuándo la recogerá, pero hoy quise tomar su cuaderno y escribirle la carta que a continuación transcribo.

Te escribo esta carta porque es la única manera que se me ocurre en que puedo comunicarme contigo. En más de una ocasión he querido decirte las cosas de frente, viéndote a los ojos pero las lágrimas me han ganado y la voz se me ha quebrado. También he pensado en decírtelo por teléfono pero me quedo en la misma situación, y aunque por lo general puedo llegar a ser elocuente, al momento de hablar contigo simplemente me quedo sin palabras. Es por eso que he optado por escribirte, pues es algo que me gusta hacer y creo que es el mejor medio de hacerte saber qué sucede conmigo.

Sé que me has notado extraño durante las semanas pasadas, y que tal vez te ha extrañado eso pues el primer par de semanas después de tu partida me habías visto "bien", o al menos eso es lo que aparentaba. No estoy bien, realmente no lo he estado y aunque quisiera de todo corazón estarlo, simplemente no lo consigo. El día de hoy se cumple un mes de que te fuiste y a pesar de que el destino sólo quiso que nuestros caminos se unieran durante un lapso igualmente corto, aún me duele el estar sin ti y el que las cosas ya no sean lo mismo que fueron.

Tal vez, como tú piensas, las cosas nunca estuvieron bien, tal vez quisimos retar al destino en una fantasía que yo pensé que se podía realizar, pero que aprendí a punta de una bofetada de realidad que no se puede jugar con lo que se es y con lo que no se es. Tú tienes tus metas en la vida, has trazado un camino claro respecto a lo que deseas y hacia éste vas caminando. Tus objetivos te brindan lo que la mayoría de personas sueñan: seguridad, estabilidad, tranquilidad, entre otras cosas. Tus sueños son muy loables y admiro que pongas tanto empeño en lograrlos. Como te lo he dicho en repetidas ocasiones desde que nos conocimos: estoy seguro de que algún día se volverán realidad y de que serás una persona exitosa.

Pero mientras tanto, yo no estoy bien. Yo no puedo estar bien, por más que lo intento. A nivel consciente sé que hago mal con sentir todo este tropel de sentimientos que se acumulan dentro de mí. Sé que te debo "dejar ir" de una vez por todas y sólo atesorar los buenos momentos que tuvimos juntos, pero realmente me es imposible hacerlo. Me duele, y mucho. Es por esto que me debo alejar de ti, al menos por un tiempo. Me duele cuando no te veo, pero el verte me duele aún más. Me duele cuando no hablo contigo, pero al hablar contigo siento un dolor más agudo. Me duele cuando sólo imagino tu sonrisa, pero el verla provoca que mi corazón sienta que le entierran mil agujas al mismo tiempo, porque esa sonrisa tan tuya realmente me lastima.

Algunas personas le llamarán "amor" a esto que siento. Otras solamente le llamarán "capricho"; habrá algunas más quienes le llamen "deseo". Yo prefiero no ponerle ningún nombre, ninguna etiqueta y simplemente tratar de estar bien. Dicen que el tiempo lo cura todo, y aunque esa trillada frase me he cansado de escucharla y repetírmela infinidad de veces sólo me queda esperar que sea cierta, porque si no es el tiempo entonces no sé qué o quién será que pueda curarme, pero ya no puedo más. Estoy mal, me siento muy mal y no me gusta sentirme así.

Ignoro cuándo vayas a leer esta carta, o si lo vas a hacer algún día. Por ahora es todo lo que puedo hacer, apostarle al destino y lanzar esta carta dentro de tu cuaderno como una botella que avientas al mar con un mensaje del corazón, esperando que algún día alguien la encuentre y venga en tu rescate. Por mi parte no espero que vengas a mí, ya sé que eso no sucederá. Sólo espero que puedas comprender el por qué actúo de la manera en que actúo cuando estoy cerca de ti. El por qué aparentemente un momento estoy bien y al siguiente momento me veo totalmente desencajado. Sé que eres comprensivo y podrás entenderlo.

Un día, específicamente al día siguiente en que nos conocimos, te ofrecí mi amistad incondicional y realmente pienso cumplir esa oferta. Sólo te estoy pidiendo algo de tiempo, tiempo para que las heridas de mi corazón sanen y cicatricen y puedan aceptar la situación tal y como está ahora. ¿Podrás concederme este tiempo?. Esto no es un adiós, esto es un "hasta pronto".

Sin pena ni gloria

Así es como podría describir la visita de S. durante este fin de semana. No estaba nervioso antes de que llegara, ni me latió el corazón apresuradamente cuando tocó a la puerta. Me dio gusto verlo. Sí, así: gusto a secas y nos abrazamos durante un momento. Estuvimos conversando sobre cómo le ha ido y cómo nos ha ido a nosotros, pero lo cierto es que definitivamente ya no siento nada por él. No sé si será a causa del dolor que aún siento por la partida de J. pero de lo que sí estoy seguro es de que ya estoy "curado" de cualquier sentimiento que pudiera tener rezagado respecto a S., y eso me gusta.

La noche del viernes hubo sexo con S., pues aunque no estaba planeado, en medio de la noche fue a meterse en medio de nuestra cama, como solía hacerlo cuando vivía aquí y aunque sólo planeábamos dormir, los ánimos se calentaron y terminamos cogiendo. Como ya lo había mencionado antes, el sexo estuvo "regular", y es que el mayor atractivo de S. no es precisamente en la cama sino fuera de ella: es muy guapo, tal vez muchas personas piensen que es más guapo que J., aunque ambos son niños realmente preciosos y atractivos. Lo que tiene S. también es que es muy alegre y aunque no lo quieras o no te sientas bien, te hace reír y en general la pasas muy bien con él.

Este fin de semana sí me dejó una idea rondando por la cabeza: espero algún día poder sentir por J. lo que ahora siento por S.: solamente un gran cariño por la historia que tuvimos juntos, pero ya no sentirme perdida y estúpidamente enamorado de él, ya no extrañarlo y no sentirme triste de vez en cuando por su ausencia. Ya me quiero sacudir a J. de encima, aunque todavía no lo logro.

Gracias, S., gracias por hacerme ver que sí es posible, que si te olvidé a ti podré olvidar algún día a J., tal vez... algún día.

miércoles, octubre 26, 2005

Sé que hago mal...

... pero no lo puedo evitar, es parte de mi naturaleza; me gusta acercarme al fuego, me gusta quemarme para después sufrir por mis heridas. Sí, supongo que una pequeña parte de mi naturaleza es ser masoquista.

En este momento J. está en casa, en otra habitación, realizando un proyecto con O. que habían quedado de hacer otrora, en aquellos tiempos en que éramos un feliz trío. Afortunada o desafortunadamente el proyecto termina el próximo viernes y entonces ya no habrá necesidad de verlo prácticamente todos los días.

En este momento me siento bien, me siento tranquilo y no siento la imperiosa necesidad de correr a la otra habitación a abrazarlo, a besarlo y a confesarle cuánto lo he extrañado, cuánto lloro en secreto cuando parte, sin que O. se dé cuenta para que no se moleste conmigo, aunque él no lo haría; es demasiado comprensivo, es demasiado bueno. Aún así, me duele mucho que me vea sufrir por otro, por J., por ese niño tan precioso que estoy seguro que no vale la pena. Y sin embargo lo hago, y sin embargo lloro cuando nadie lo sabe, sin embargo sufro en silencio aún.

Perdónenme castee, padre roji, Eduardo, por no poder seguir sus consejos, por no darme tiempo para "dejarlo ir", y es que en ocasiones (como ahorita) estoy tranquilo, pero sé que si en un rato más voy a donde están ellos y J. vuelve a sonreirme o si se da la vuelta y veo sus perfectamente bien formadas y atractivas nalgas volverá el desasosiego a mi cuerpo.

Sólo faltan dos días, dos días para que se vaya J. y regrese S. Qué cosas, a nivel consciente no quiero estar ni con J. ni con S., no en este momento, por ahora necesito tiempo para estar con O., reponerme y lamerme las heridas, tal vez alguna otra persona para sexo ocasional pero sentimentalmente no me quiero involucrar con nadie, no cuando estoy tan dolido.

Mi amado O., de verdad, eres un santo y al mismo tiempo el hombre de mi vida. No sé qué haría sin ti, no sé qué haría si tuviera que soportar toda esta carga solo. Te amo.

domingo, octubre 23, 2005

El viernes

El viernes, dentro de 5 días, llega S. e ignoro qué sucederá, pero sí me empiezo a poner un tanto nervioso.

Por otro lado, le decía a O. que creo que aún me afecta un poco ver a J. tan frecuentemente, como lo hemos estado viendo (casi) todos los días. Creo que me hará bien separarme un poquito, hasta que las heridas terminen de cicatrizar por completo. No, no he estado triste ni nada, es sólo que aún duele un poquito, a ratos.

viernes, octubre 21, 2005

Le traigo ganas (¿acoso sexual?)

Hay un chavito de 19 años aquí en la oficina que hace su servicio social desde hace algunos meses y que me gusta. No sé si los demás lo noten, pero yo sé que es gay, o al menos es curioso. Como me percaté de eso casi desde que lo conocí, siempre lo saludo y mantengo mi mano entre la suya medio segundo más de lo que dura el saludo estándar, mientras lo miro fijamente a los ojos. Sé que se pone nervioso porque se ruboriza, aunque me sonríe también y sé que le gusta que lo haga.

A veces, cuando paso por donde está, "accidentalmente" mi mano llega a rozar su espalda y se estremece cual gatito. He querido mantener la distancia para no meterme en líos, y hasta ahora lo he hecho, pero hoy ando caliente y tal vez me atreva a algo más, aunque temo que me acusen de acoso sexual cual película de Hollywood o drama gringo en la Casa Blanca.

Le traigo ganas, sí...

jueves, octubre 20, 2005

Volver a "ser feliz espontáneamente"

Hace algún tiempo, O. me dijo que extrañaba mi "forma de ser de hace algunos años" de cuando nos conocimos. Ciertamente nuestra situación era muy diferente: yo no tenía un trabajo fijo como ahora y no la pasaba muy bien económicamente, pero tenía mucho tiempo libre para hacer lo que se me pegara en gana. Dice O. que en ese entonces, yo "reía espontáneamente" por cualquier cosa y por lo general tenía una sonrisa en la cara, que he perdido con el paso de los años.

¿Será que todos nos debemos amargar? ¿Será que ahora que tengo un estupendo trabajo con un excelente sueldo, y me tengo que preocupar por un millón de cosas que antes, sin trabajo y sin dinero, no debía preocuparme, me he vuelto "señor"? No quisiera pensar que eso ha sucedido, no me gustan "los señores".

Quiero volver a reír espontáneamente, quiero dejar de preocuparme por "hacer bien" las cosas, y que si llegara a perder el trabajo no sería el fin del mundo, de todas maneras podíamos sobrevivir antes, ¿por qué no lo haríamos ahora?

Sí, O., tal vez tengas razón y yo también me extrañe...

martes, octubre 18, 2005

O. y J.

Pues justo cuando me quejaba de que no había suficiente emoción en los días, hoy sucedió algo peculiar.

Resulta que O. está emocionado porque le gusta mucho disfrazarse en halloween (como cuando conocimos a S.) y desde hace tiempo J. le había dicho que le iba a ayudar con el disfraz. Pues bien, hoy me dijo O. que J. iría al a casa a ayudarle, y que comería con nosotros.

Cuando llegué a la casa todo estaba normal, ahí estaba J. y conversamos bien, como si nada. Se veía tan guapo hoy, ¿pero qué día no? En fin, no hubo mucho qué comentar, terminamos de comer y yo me tuve que regresar a la oficina, dejándolos solos y fantaseando conque ocurriera algo que hiciera que J. volviera. No ocurrió precisamente eso, pero ésta es la conversación que acabamos de tener O. y yo por un mensajero instantáneo:

N. V.: ¿Ya se fue J.?
O.: se acaba de ir
N. V.: Ah, ok. ¿Qué te dijo?
O.: mañana viene
O.: bueno, eso dice
O.: me siento triste :(
N. V.: ¿Por qué te sientes triste, amor? :(
O.: pues esque dijo qu emañana me venia a ayudar pero se llevo todas sus cosas
O.: y que tal que ya no regresa
N. V.: mmm ya :(
N. V.: Pues ya sabíamos que ya se había ido, amor :(
N. V.: Yo ya quería que se llevara sus cosas...
N. V.: Pero sí regresa a ayudarte.
O.: pero esque no me siento bien
N. V.: Ay, amor :(
N. V.: ¿Te pusiste triste porque se llevó sus cosas?
N. V.: ¿O por qué?
O.: nop
O.: creo que es algo complicado
O.: pero esque me sentia triste d everlo ahi solo sentado
O.: y me acordaba de cuando vivia con nosotros
N. V.: Ay, amor :(
N. V.: Pues sí, yo también aunque ya no me siento tan mal como antes...
N. V.: Poco a poco, cada día me siento un poco mejor.
O.: y luego no se, estabamso viendo videos y luego veia que la letra lo ponia triste, y lo veia algo triste
N. V.: :(
N. V.: ¿Cuál letra?
N. V.: Ay, ese J. tan tonto, deveras, eso me daba más coraje, a veces no sabía si estar triste o enojado con él, tan tonto... se va con aquel por el carro, por la casa, por las cosas que le paga y porque aunque nos quería a nosotros "el qué dirán" podía más... tan tonto él.
O.: y luego le dije que si m edejaba abrazarlo y nos quedamos toda la tarde abrazados
N. V.: :(
N. V.: Por eso estás más triste, entonces.. yo por eso preferí irme más temprano, necesito alejarme un poco porque si no me voy a poner triste también...
O.: si, yo creo que es eso, y luego aparte de todo se pone bien caliente, y entra en conflicto
N. V.: Pues sí. A decir verdad yo también tenía la fantasía secreta de que estando solos cogieran y ya mejor decidiera quedarse, jeje. Pero sé que eso nada más es a nivel fantasía, de todas maneras se va, de hecho, se fue...
O.: si, se fue, pero estabamos ahi
O.: y luego s epuso bien caliente ya sabes
N. V.: ¿Y sí cogieron, entonces?
O.: yo tambien, y nadamas me ponia su codo en mi cosa parada,
O.: pero nadamas
N. V.: Ay, ese J. :(
O.: y antes de eso me dijo que solo se acostaba con migo si le hacia cosas
O.: ya despue sdijo que era broma
N. V.: ¿Si le hacías cosas? ¿Cómo?
O.: el problema es conmigo, N.V., creo que estoy desarrollando mente criminal
N. V.: ¿Por qué, amor?
O.: pues no se, pero como que en parte queria ahi estar con el y en parte como que tenia ganas de ilusionarlo solamente
O.: ya sabes como soy d emalo aveces
N. V.: Ja, pues te entiendo a la perfección, amor. Yo también, no creas, he fantaseado con "ahora romperle el corazón", pero realmente no tiene caso, o sea, no...
N. V.: Pero sí lo he pensado, y supongo que debe ser "normal".
O.: jeje
O.: ya hasta estab aplaneandolo, peor ya despues pense que alomejor lo habia visto en una telenovela d etelevisa
N. V.: jajajajja ¡no, amor! jajajajajaja
O.: si, como de maria mercedes o algo asi
N. V.: Jeje. Ay, amor. Pues ojalá que se te quite lo triste, amor.
O.: si, espero que si
N. V.: Sí, precioso.
O.: estoy en combinacion entre triste y caliente, jeje
N. V.: jajaja yo anduve fantaseando toda la tarde...
O.: jeje, pue salomejor si me aventaba yo creo que si, porque el ya sabes como es
N. V.: Pues sí, pero el final iba a ser el mismo... se iba.
O.: claro que si, pero almenos iba a sentirme mejor respecto a la situación
O.: teniendo una mentalidad machista, yo iba a terminar ganando
N. V.: Mmm pues si crees que te ibas a sentir mejor, lo hubieras hecho.
N. V.: Ay, amor :(
O.: no, peor esta mal
N. V.: Tal vez por eso yo mejor opté por sufrir todos los días que sufrí, para irlo dejando ir poco a poco. Ahora, claro, todavía lo quiero algo y todavía lo extraño algo, pero no es lo mismo y ya no me siento tan mal.
O.: pues si, yo d ehecho no me siento tan mal, solo triste, melancolico
O.: pero no me siento mal realmente
N. V.: Qué bueno, amor.
N. V.: ¿Y ya se llevó todo lo que había dejado ahí? ¿Su ropa, sus lociones, su material, todo?
O.: si, almenos la mayoría visible
N. V.: Órale... :(
O.: pero me dijo algo
O.: que se aburria y estaba solo en las tardes en su casa, ja!
O.: pues obvio lo qu ehabiamso pensado
O.: de hecho mañana va a venir a comer
N. V.: Pues me imagino, ¿qué hace ahí solo y aburrido?
N. V.: Ese niño necesita tener todo para estar "bien" :(
O.: y luego me dijo que su amigo s eiba a ir a los anfeles no se cuanto tiempo peor creo que ayer se fue o algo asi
N. V.: Tenernos a nosotros y tener al otro tipo...
N. V.: Órale...
N. V.: A lo mejor estábamos bien cuando sólo éramos "novios", pero dices que la situación te incomodaba.
O.: si, lo quiere todo
O.: pues un poco, eso d elas mentiras y la sllamadas y la sllegadas temprano
O.: pero pues eso si es su problema, no el nuestro
N. V.: Claro, al menos yo siempre lo vi así.
N. V.: Total, no podemos meternos con la moralidad de todo el mundo.
O.: pue sno, y alomejor y al tipo hast ale gusta
O.: y como ves... que sigue celoso de E., no lo puedo creer
N. V.: Pues sí, a lo mejor así dice "está contento y no me molesta"
N. V.: Jajaja ¿en serio? ¿Qué te dijo?
O.: me dijo que cada cuanto me venia a visitar a E., y le dije que nos viene a visitar, y me dijo que solo me visitaba a mi y que cada cuanto me venia a ver
N. V.: Jajajaja
N. V.: ¿Y qué le dijiste?
O.: que cada vez que podia
O.: jeje
N. V.: jajaja ¿y qué dijo?
N. V.: A veces eres malo, amor :-P
O.: nada, pero si se molesto, ya lo conozco
N. V.: jeje


Para aclarar, "E." es un amigo de O. de quien J. siempre estuvo celoso, pero no he contado esa historia; tal vez lo haga posteriormente.

Qué cosas, también O. pasa por su propio proceso de aceptar/olvidar/dejar de querer a J., aunque reacciona diferente a como lo hago yo.

Soy un robot

A veces pienso que soy un robot. Cuando no hago más que "lo que tengo que hacer", las cosas no me salen mal y la vida no se me complica. Levantarme, ir al trabajo, ir a comer, recibir la llamada diaria de J., regresar a trabajar, ir al gym, llegar a la casa, convivir con O. y luego dormir. Así puede pasar un día tras otro sin que me meta en ningún lío y sin que mi corazón sufra, tal y como si fuera un maldito autómata.

¿Será que el Navegante Vagabundo está perdiendo ya "la chispa"? ¿Será que me tenga que volver a meter en líos para sentirme mejor? No quiero pensarlo de esa manera, pero puede ser, puede ser...

viernes, octubre 14, 2005

Donde hubo fuego, aún arden brasas (Gracias, Fangoria)

Finalmente sí fuimos al concierto de Fangoria y ya estamos de regreso en nuestra ciudad. Tal y como algunas críticas que ya he leído aquí y allá, el concierto me pareció magnífico y realmente lo disfruté. La música de Fangoria me ha gustado mucho y me seguirá gustando.

Me sentí "bien" de volver a ver a J., aunque ya no siento mariposas en el estómago cuando lo veo o una ansiedad incontrolable cuando no lo hago. Simplemente disfruto de su compañía y claro que aún me agrada verlo, pues es tan bello él... Aún así, me controlé muy bien y no dejé asomar ningún sentimiento positivo o negativo con él, al menos la mayor parte del tiempo. Estuvimos relajados, platicando bien, bromeando y pasándola bien, sin ningún reclamo y sin ningún acoso por parte de nadie.

Durante el concierto, obviamente tuvimos que estar muy pegados pues había mucha gente amontonada pero ahí tampoco sucedió nada extrordinario, si acaso el roce de nuestras manos de vez en cuando o algún abrazo ocasional cuando nos emocionábamos mucho, o brincos aquí y brincos allá pero nada más. Mi propio momento clímax del concierto fue cuando cantaron la canción "Hoy aquí, mañana vete", que escribí al inicio de este relato, pues evidentemente está dedicada a J. y no sé si lo notó o no, pero la canté desgarrándome la garganta y un par de lágrimas brotaron de mis ojos, aunque creo que ni O. ni J. se dieron cuenta de ello, afortunadamente. Sí, lo quiero y sí, lo odio aunque sea un poco por lo que hizo, pero quisiera no hacerlo.

Aparte de ese momento, no hay mucho más que contar sobre el concierto pero sí ciertamente sobre el camino de regreso, pues ahí sucedió algo inesperado aunque no pretendo darle ninguna importancia pues comprendo cada día con más claridad la situación y sé por qué las cosas no pueden ser como antes. En algún momento del camino, la mano de J. y la mía se tocaron "accidentalmente", pero él no retiró la suya y yo tampoco retiré la mía. Como tenía algunos dedos sobre mi mano, la deslicé más hacia donde él estaba y puse sus dedos entre los míos; tampoco hizo nada por quitarse sino que al contrario, me apretó un poco la mano y así nos fuimos un buen rato, cual adolescentes tomados tímidamente de la mano, aprovechando la obscuridad de la noche como si ésta fuera a salvarnos de que nuestras propias almas nos dijeran que estábamos haciendo mal, que sólo nos lastimaríamos si dejábamos que la pasión se impusiera ante la razón, pero no nos importó. Recordé el inicio de nuestra relación, cuando aún no sucedía nada y nos tomábamos de la mano nerviosamente, fue un flashback hacia esa feliz e incierta época, como si estuviéramos involucionando. Poco después se hizo "el dormido" y yo aproveché para observarlo en la obscuridad, es tan guapo, tan atractivo, proyecta tanta inocencia y a la vez sé que es tan dañino para mí. Lo volví a observar al ritmo de Fangoria y ciertamente la situación me deja todo pensativo.

No sucedió mucho más esa noche... en algún momento recargó su cabeza en mi hombro y así "se durmió" durante un rato, aunque dudo que haya podido dormir. En otro momento acercó tanto su cara a la mía que pude percibir el calor de su piel, así como él de la mía y sí que estaba caliente.

Como dije anteriormente, ésto no me ha dejado mal. No he estado pensando todo el día en él ni voy a tener crisis ni mucho menos. He pensado mucho y sé que al chico no le conviene estar con nosotros, por lo que no debe hacerlo. Con quien está le ofrece la "seguridad" de mantenerlo, pagarle la escuela, comparle coche nuevo y hasta la nueva casa a la que se mudarán la próxima semana. Sí, probablemente no sea alguien quien le guste mucho o a quien ame, pero supongo que eso lo debe sacrificar para tener una "pareja" y que la sociedad "no lo vea como bicho raro". Con nosotros podría tener casi todo eso también, pero nunca "se sentiría cómodo con el tipo de relación que llevamos" y entonces no hay vuelta de hoja. Por otro lado, O. tampoco se sentiría cómodo con J., así que las piezas del rompecabezas ya se van acomodando; las cosas deben ser de esa manera y así las aceptaré.

Puede ser que la vida no sea como yo quisiera que fuera, pero debo aprender a aceptarla tal y como es, y hacer lo poco o mucho que pueda para cambiar lo que no me guste.

Sí, J., dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero creo que en donde hubo fuego tan intenso y hace tan poco tiempo aún no se han terminado de apagar las brasas. Habrá que echarles una cubetada de agua.

jueves, octubre 13, 2005

Nosotros también vamos

Hace algunos días mencioné que hoy jueves tendríamos que estar "muchas horas con J. por un evento al que asistiremos juntos", pues hoy es el día del evento, y lo digo (después de darle una pensada si hacerlo público o no) tal cual: iremos juntos al concierto de Fangoria en la Ciudad de México.

Es algo que ya habíamos planeado desde hace poco más de un mes, cuando aún éramos un feliz trío y hacíamos planes para el futuro. Los boletos fueron comprados desde entonces y acordamos todos que los usaremos. Nos vamos dentro de muy poco, pues tenemos que viajar desde la ciudad en la que vivimos a la Ciudad de México, y estaremos allá para el concierto hoy por la noche.

Creo que me sentiré bien, siempre y cuando no mezcle alcohol con la convivencia con J. (no aún, al menos) pero a ver qué sucede. Mientras esté allá, me imaginaré que alguien quien ha leído esto y que también irá al concierto nos verá y sabrá: ¡Ésos son Navegante Vagabundo, O. y J.!

Yo y mis fantasías...

martes, octubre 11, 2005

Estos niños de 21 a 23 que nos vuelven locos (la historia de S.)

No es un secreto el que O. y yo tenemos atracción especial con los "niños" (bien, bien, no son "niños", pero al ser menores que nosotros, así les decimos) de 21 a 23 años, aunque si me preguntaran a mí, diría que prefiero a la gente alrededor de 30 años pero siempre termino cediendo ante esos muchachitos hermosos.

Nunca he relatado a fondo, sólo he mencionado de paso, nuestra historia con A. ni con S., pero este último ha vuelto a aparecer en escena por lo que escribiré una pequeña reseña de lo que sucedió, a casi un año de que se dieran los hechos.

A S. lo conocimos en el antro en el día de halloween del año pasado, durante la fiesta de disfraces. Resulta que O. se disfrazó de un personaje muy llamativo (fue la sensación del antro, ganó el segundo lugar en el concurso de disfraces) y S. lo anduvo persiguiendo durante toda la noche, aunque nosotros estábamos tan ocupados con nuestra botella de vodka que nos habíamos ganado en el concurso, que no le hicimos mucho caso. Claro está, en condiciones "normales" (si no hubiera sido una fiesta de disfraces, si no hubiéramos estado con algunos amigos) le habríamos hecho caso inmediatamente pues S. está de muy buen ver y realmente es de los más guapitos del antro. Tenía 22 años (ahora ya debe tener 23), es blanco (aunque insista en que me gustan más los morenos), con cara de angelito, de "niño bueno que no rompe un plato" pero que a la vez sabes que es capaz de todo, con su nariz bien formadita y unos ojazos. Pones todo junto y termina siendo un galancito, aunque el diminutivo es por la edad mas no por la estatura (es más alto que yo). Pues ese niño, ese angelito persiguió a O. durante la noche hasta que éste cedió y le hizo caso. Cuando ya era muy tarde estaban bailando en la pista, borrachos ambos pues S. había tomado de nuestro vodka y besándose en un rincón para que nadie los viera, excepto yo. En algún momento, borracho y casi perdido como estaba S., me dijo que O. era suyo y yo sólo reí y pensé dentro de mí "sí, claro, sólo por esta noche güey". Lo cierto es que fue suyo por mucho tiempo más.

Esa noche, naturalmente, terminamos en la cama con S. y a esa experiencia siguieron otros días de vernos, de salir juntos y de terminar cogiendo los tres. A todo esto, y según mi opinión personal, S. no cogía tan rico (no como J. o como A., por ejemplo), pero tenía otras cosas que lo compensaban: su galanura, su ternura, su aparentemente inagotable energía y lo bien que nos sentíamos estando con él. A las pocas semanas de conocernos O. y yo tuvimos que hacer un viaje y S. aceptó acompañarnos. Como la pasamos tan bien, cuando regresamos del viaje S. se mudó a vivir con nosotros (sí, siempre cometemos ese error) y fuimos un feliz trío durante algún tiempo, aunque a decir verdad S. estuvo mucho más apegado a O. que a mí (a diferencia de J. que fue justamente lo contrario) aunque yo también quería, estimaba y apreciaba a S. Huelga decir que me gustaba mucho también. La situación con S. era mucho más relajada que con J., pues S. no era (tan) celoso. De vez en cuando que salímos S. llegaba a ligar con alguien más para una sola noche y eso no nos molestaba; nosotros hacíamos lo mismo y no había ningún problema. Incluso alguna vez llegamos a hacer un cuarteto en la cama con uno de sus ligues. Claro está, había un pequeño detalle en la relación (siempre lo hay, ¿no?) y éste era que cuando nos fuimos al viaje con S., éste perdió su empleo y cuando regresamos no hizo nada por buscar uno nuevo. Como O. y yo no tenemos muchos problemas económicos no hubo problema porque viviera con nosotros y ahí comiera, salíamos juntos y demás, nosotros pagando las cuentas, pero tampoco había ningún problema al respecto.

Llegaron las fiestas decembrinas y como la familia de S. es de otra ciudad, éste decidió ir a visitarlos y regresaría en un par de semanas. Nos dio tristeza ver que se fuera, pero no hubo mayor problema. Al cabo de un par de semanas regresó, pero algo había cambiado ya. Al momento no lo supimos pero con el paso de los días lo fuimos imaginando: en la otra ciudad S. conoció a alguien más de quien seguramente "se enamoró" y ahora pasaba muchas horas (y muchas madrugadas enteras) en Internet conversando con él. Después de eso todo fue cuesta abajo: S. nos dijo que tenía que regresar a su ciudad "a arreglar unos papeles de la escuela", nos pidió dinero y se fue. Dijo que regresaría al cabo de una semana y no sucedió. Al cabo de dos semanas dijo que necesitaba más dinero pues "ciertas cosas se habían complicado" y para entonces nosotros ya sabíamos lo que sucedía; aún así, le enviamos dinero y esperamos. Nada, pasaron más semanas y nada más. Después intentó pedir más dinero con otros pretextos, ante lo cual ya no accedimos y le dijimos que si quería realmente regresar que iríamos por él manejando y dijo que lo haría, pero nos volvió a mentir. La mayoría de sus cosas estaba en nuestra casa (como ahora lo están las de J., qué ironía), por lo que supusimos que algún día regresaría por ellas, y así fue. Al cabo de unos tres meses regresó con otras maletas, dispuesto a "quedarse con nosotros" (seguramente le habían salido las cosas mal con el otro chico) pero nosotros no accedimos a que las cosas fueran iguales. Le dijimos que si se podía quedar, si quería (no lo echaríamos a la calle, ¿verdad?) pero que ya no dormiría con nosotros y que sería sólo nuestro amigo. Estuvo sólo unos tres días, pero la convivencia ya no fue buena y terminó regresándose a su ciudad, con todo y sus cosas.

Ese episodio nos dolió mucho, sobre todo a O. quien se había encariñado realmente con el chico y que sufrió mucho (me imaginio que un sufrimiento comparable al que yo he sentido con J.) pero al cabo del tiempo se repuso y la vida continuó. Recientemente encontramos a S. conectado a Internet y al principio no congeniamos mucho pero poco a poco fuimos olvidando el trago amargo y ahora conversamos más o menos bien por medio del mensajero. Habíamos quedado en que nos veríamos un día de estos que viniera a nuestra ciudad a visitarnos, pero nunca habíamos concretado nada, hasta la semana pasada que nos dijo que quería venir para halloween, en el aniversario de habernos conocido. Tanto O. como yo coincidimos en que ya estamos preparados, pues ya no hay sentimientos para con él (positivos o negativos, para ese caso) y a ver cómo nos va. No lo sé, tal vez sólo haya una buena borrachera, tal vez incluso llegue a haber sexo pero eso no me preocupa, pues estoy bien. Espero que O. también lo esté, realmente.

Así, pues, esos muchachitos de 21 a 23 (S. tenía 22 y ahora 23, A. tiene 22 y J. tiene 21) serán realmente nuestra perdición, estoy seguro de ello.

Por cierto, y para quien siga la historia de J., ayer lo vimos otra vez por la tarde porque teníamos planeado algo ya y no hubo mayores problemas, mi corazoncito estuvo bien y no sufrió. El jueves lo volveremos a ver porque tenemos un evento que nos mantendrá juntos varias horas, espero estar bien durante ese día también. Poco a poco, poco a poco...

domingo, octubre 09, 2005

Alcohólico patético

Sí, por supuesto, ya iba a "cerrar" el capítulo de J., hasta el mentado "homenaje" hice, ¿y qué sucedió el día después? Un desastre; ni más ni menos eso.

Como ya nos había dicho J. en la semana, ayer sábado nos llamó para "invitarnos a comer", pues quería que pudiéramos platicar "más a gusto" y en un "ambiente neutral" (fuera de casa) para que los tres nos pudiéramos sentir bien. La verdad es que O. y yo nos sentíamos bien, así que no tuvimos inconveniente en aceptar la invitación; de todas maneras teníamos que comer algo, ¿no?.

Decidimos ir al restaurante de bufet de un amigo, ya que la comida es sabrosa y el precio del menú incluye todas las bebidas (alcohólicas o no) que se quieran tomar entre las dos y las seis de la tarde. Llegó J. a la casa, lo saludamos bien, todo tranquilo y emprendimos el camino hacia el restaurante. Por el camino nos contó J. todo emocionado que ya le habían entregado su auto nuevo, a mí no me hizo mucha gracia pero tampoco hice ningún comentario, sólo un "¡qué padre!" típico de nosotros los mexicanos. Yo iba manejando e íbamos conversando de cosas intrascendentales. Llegamos al restaurante y en conversamos un rato más, hasta que O. fue al baño (al "servicio", dicen en La Madre Patria) a lavarse las manos y entonces fue que J. me preguntó que qué me pasaba, porque me veía diferente, que "no era el mismo" y que me notaba "muy mamón" por la actitud que tenía y las respuestas que daba. Le dije que ésa era mi actitud para con la gente en general (¿será por eso que me odia la gente? bueno, no lo hago a propósito) y que si me notaba diferente era porque la situación ya era diferente, y no teníamos el mismo tipo de relación, aunque fuéramos amigos y hubiera cariño. Un segundo después de haberle dicho eso mi expresión se suavizó (pude sentir los pliegues de mi piel cambiando) y le dije que la verdad es que llevaba 48 horas sintiéndome bien y que necesitaba un poco de actitud desenfadada para sentirme mejor, lo que pareció comprender más o menos bien.

La comida transcurrió sin mucha novedad, y como nuestro amigo decidió unirse a la conversación en la mesa, no pudimos hablar de nada privado y sólo conversamos de nimiedades. Junto con el postre decidí pedir un "desarmador" (vodka naranja) porque se me antojó y O. pidió ron, aunque J. no quiso nada alcohólico. La conversación siguió por mucho rato, las horas empezaron a pasar y en algún momento nuestro amigo se fue de la mesa. Para ese entonces yo ya me había tomado unos 4 o 5 vodkas, pero aún me sentía bien, y J. ya había tomado unas dos cervezas (después de todo no le fue difícil resistirse a éstas) aunque tampoco estaba mal; la conversación seguía manteniéndose en un tono "casual", aunque de repente y con el calor de las copas dije una o dos cosas que hicieron sentir mal a J., pero tampoco me disculpé. El mesero quiso hacerse el gracioso y me preguntó qué tal estaban mis bebidas, yo me quise hacer más gracioso aún y le dije que le faltaba alcohol y entonces empezó a traérmelas dobles. Ignoro la cantidad de alcohol que tomé, pero sí fue considerable y cuando nos dimos cuenta ya daban las siete de la tarde; habíamos estado más de 4 horas ahí y sin parar de tomar.

Ahí fue que cometí la primera estupidez: al salir del restaurante insistí en conducir y aunque sé que lo iba a hacer con cuidado, ni O. ni J. se mostraron muy cómodos al respecto pero no les quedó otra que respetar mi decisión. El camino a casa (J. tenía que venir para acá a recoger sus cosas también) estuvo tranquilo, no cometí ninguna locura y no sucedió nada grave. En algún semáforo de un crucero, un niño se acercó al carro para vender rosas y entonces el maldito recuerdo de las flores inundó mi alcoholizado cerebro y le pedí (en una mezcla de inglés y francés para que J. no entendiera, qué estupidez la mía) a O. que comprara un ramo de rosas, lo cual hizo no de muy buena gana. Me dio el ramo y se lo pasé a J., e inmediatamente estallé en llanto. No dije nada, no hubo reclamos pero mi llanto fue muy sentido. Continué manejando, a menor velocidad pero seguía llorando amargamente. Para ese entonces O. ya estaba molesto y me pidió que detuviera el carro, mas no accedí a hacerlo y llegamos a casa.

Nos sentamos en la sala, O. en un sofá, J. en otro y yo en otro más. Le dije a J. que fuera a sentarse junto a mí, que "no lo iba a violar" y J. me dijo, evidentemente en tono de broma, que eso no le preocupaba, que hasta le iba a gustar, y fue a sentarse a mi lado, puso mi cabeza entre sus piernas y su abdomen y me acarició el cabello. Así estuve, perdido de borracho y con el olor de su cuerpo tan cerca de mí; en una de esas le levanté la playera y empecé a lamer su abdomen, lo cual pareció molestarle un poco y dijo que iba a buscar sus cosas. Cuando se fue, miré fijamente a O. y éste me dijo que no le dijera nada pues estaba muy molesto conmigo por haber insistido en manejar. Entonces volví a soltar el llanto (ese estúpido e incontrolable llanto que me da cuando he tomado demasiado) y cuando J. bajó con algunas de sus cosas, le pregunté en tono amargo que si se había llevado las cadenas de plata que estaban en el buró de mi lado; dijo que no, que después se las llevaría y entonces enojado lo tomé de una mano y le pedí que me acompañara, que se las iba a entregar. Llegamos a la habitación y le puse las cadenas en la mano, le dije que por favor se las llevara y que me dejara ahí, llorando. Él no quiso irse y otra vez me acarició, me pidió que me durmiera pero no lo hice; continué con mi patético y amargo llanto. No creo haberle dicho nada, no creo haberle reclamado nada pero en ese estado no puedo estar seguro. En algún momento decidí salir de la habitación, acostarme en el suelo y J. me pedía que me fuera a la cama, que no me iba a hacer bien estar ahí. Se acostó junto a mí ante mi reticencia de levantarme y entonces sí hubo reclamos, otra vez. Le dije, entre otras cosas que sinceramente no recuerdo, que era un tonto por haber hecho lo que hizo, que alguna vez me había confesado que era el mejor besador del mundo y que ahora ni siquiera me quería besar, ante lo cual respondió dándome un profundo beso en la boca e inmediatamente me dijo que era verdad, que nadie jamás lo había besado como yo y que no creía que en su vida fuera a besar a alguien de la manera en que nos besamos. Aún así, se tenía que ir y O. estaba cada vez más molesto, llamándome, diciéndome que me metiera a bañar. Entre imágenes nubladas recuerdo que O. le dijo a J. que sería mejor si nos dejara solos, y J. le dijo a O. que quería estar un rato más conmigo, pero O. ya estaba algo molesto y finalmente J. me dijo que se iría. Yo dije que me iría también, pero O. me detuvo, y el pobre de J. salió prácticamente huyendo de la casa, con algunas de sus cosas, principalmente ropa, que había tomado. Tan rápido que salió que olvidó su teléfono móvil en la casa, tal y como la cenicienta olvidó su zapatilla en una historia que no tiene nada que ver con ésta.

El resto de la noche fue planamente mala; O. y yo discutimos mucho, la borrachera ya se me estaba pasando pero no me sentía bien. En algún momento le dije a O. que si la pasaba mal conmigo era mejor que me fuera (todavía estaba bajo los efectos del alcohol) y O. me dijo que no, que no quería que me fuera y menos en ese estado. Hablamos mucho de la relación pero creo que nos dijimos cosas que nos lastimaron mutuamente, O. se quejó de que cuando llego a tomar en exceso (porque no, no es la primera vez que lo hago) me pongo todo mal y tiene razón. Después de mucha discusión le dije que tenía hambre y salimos a comer unos tacos. Esa noche hablamos un poco más y hoy por la mañana aún discutimos pero las ideas ya las íbamos dejando un poco más claras. En un momento del día O. tuvo que salir y esas horas que estuvo fuera me sirvieron para reflexionar lo que realmente representa en mi vida, y el hecho de que es indiscutiblemente lo más importante para mí y que lo he querido alejar con mis estupideces. No, no lo haré. Cuando regresó O. ya ambos nos sentíamos otra vez bien, hablamos poco pero salimos a comer y a distraernos, y nuestra convivencia ya fue la cotidiana; nos abrazamos mucho también y ya somos "nosotros" otra vez. Le prometí que no volvería a tomar como lo hice ayer y pienso cumplirlo firmemente.

Hace rato llamó J. para preguntar si había olvidado su móvil aquí. Le dije que sí. Me preguntó que cómo me iba con la "cruda" (resaca), le dije que ya sabía que a mí "no me daba cruda", pero que "la cruda moral" era peor. Me dijo que no me preocupara, quedamos de hablar mañana y creo que ambos estaremos bien.

Espero que éste haya sido sólo un pequeño episodio aislado y que no se repita. Sí, me siento avergonzado por lo que sucedió. Perdóname J., perdóname O., no lo vuelvo a hacer.

viernes, octubre 07, 2005

Nuestra historia con J.

A manera de "homenaje" y como despedida de los escritos que he hecho diariamente desde la semana pasada, justo en un día como hoy, cuando se fue J., he decidido recopilar nuestra fugaz pero intensa historia a su lado, para que me sirva de recuerdo y al mismo tiempo para poder dejarlo ir finalmente. Creo que ya estoy preparado para ello.

O. y yo vivíamos nuestra cachonda vida juntos, con aventuras ocasionales (y algunas no ocasionales que también he narrado parcialmente, pero detallaré esto en algún momento del futuro) cuando una noche en la disco tuve contacto por primera vez con J., aunque ya lo habíamos visto desde meses antes y nos había gustado (mucho), pero nunca nos habíamos atrevido a hablarle. Como sea, esa noche lo conocí y tal y como lo relato, al día siguiente sufrimos todos una gran desilusión. Pensé que sería "debut y despedida" mas no fue así. Lo cierto es que fue, definitivamente, "amor a primera vista".

Un par de días después de lo que sucedió, le llamé y un par de días después él me llamó y para ese entonces ya sabía que nos enamoraríamos y que terminaríamos con el corazón roto. Después de las llamadas finalmente nos vimos otra vez y me clavaba cada vez más con él. Nos volvimos a ver y yo no podía quitarle la mirada de encima, y me enviaba señales cruzadas o confusas, cuando inevitablemente sucedió lo que tenía que suceder: terminamos en la cama.

Pasaban los días, nos seguíamos viendo, acepté estar enamorado de él y por esa confesión tuve que hacer una aclaración respecto a mi manera de ver las relaciones. Nuestra historia de amor y sexo continuaba, siendo cada vez más intensa, tanto que a veces pasaba varios días sin escribir nada, aunque sucedían cosas extraordinarias de vez en cuando.

Así iban las cosas hasta que decidimos vivir juntos los tres. No sé si fue o no una decisión apresurada, pero lo cierto es que la tomamos y no podíamos dar marcha atrás. Casi no escribía porque estaba viviendo mi historia de amor y el Internet era de lo último que me acordaba, hasta que tuvimos un "pequeño problema" por celos que resolvimos (o al menos eso pensé). Después empezó el martirio, la sombra del "ex": le envió flores y empezó a tratar de reconquistarlo. No sucedió nada, aparentemente otra vez, y conté un pequeño episodio sobre un jueguito erótico que teníamos. A todo esto, y como lo había contado ya antes, J. nunca me había podido penetrar aunque siempre había querido hacerlo hasta que llegó el día y me sentí en el paraíso. J. también me confesó en esa ocasión que nunca había sentido tan rico hacerlo con alguien.

Qué lástima que a partir de ahí fue todo cuesta abajo, pues días después presentí algo y tenía razón: el ex había regresado a escena y predije que sería el principio del fin, tal y como sucedió. Unos días después se fue y desde entonces he escrito todos los días, primero aparentemente calmado, después una crisis, un día después se dio el reencuentro, aunque sólo me sirvió para reafirmar el hecho de que se había ido. Empecé a analizar, a razonar el por qué me sentía mal y eso me ayudó a sentirme mejor. Finalmente, poco a poco me voy sacudiendo su recuerdo.

Que me sirva, pues, este escrito como un homenaje póstumo a nuestra historia con J.; gracias a que lo hice pude revivir algunos capítulos de nuestra historia y ganar aún más tranquilidad.

Al día de hoy, ya llevo casi 48 horas sin sentirme triste por él, sin llorar y sin extrañarlo tanto. Hoy no hablamos por teléfono y sin embargo no me sentí mal. Creo que esta batalla ya la gané.

jueves, octubre 06, 2005

¿Acosador? ¡Dios me libre!

Hoy me sentí como participante de un thriller de Hollywood: el típico asesino que acosa a sus víctimas; las espía y cuando está listo da el gran golpe. Por supuesto que no haré nada similar, pero mi comportamiento de hoy deja mucho qué desear. Lo relataré en un momento; primero contaré qué sucedió cronológicamente.

Ayer por la tarde/noche, tal y como lo relaté, por fin pude tener tranquilidad y dormí genuinamente bien. No sentí nada de ansiedad ni sentí tristeza ni esa sensación perenne de los días anteriores de querer llorar a cada momento (y que lo hacía, cuando nadie me veía). Dormí como angelito y así mismo desperté. Si acaso por la mañana tuve un momento de tristeza cuando vi la cadena de plata que J. dejó junto al buró y que aún no se ha llevado, pues no ha venido a recoger sus cosas (al parecer lo hará mañana ya), pero en realidad me encontré bastante bien. También durante la mañana sentí una inusual alegría. No es por algo en específico, pero en general yo soy una persona "alegre" y realmente me siento triste muy pocas veces cuando hay alguna razón de peso. Por la mañana simplemente estaba alegre porque ése es "mi estado natural" y regresé a él después de tantos días de haberlo perdido.

A la hora de la comida llegué a la casa y vi que había varias llamadas de J., por lo que marqué su número y me dijo que había llamado porque quería ver si O. estaba en casa para venir a recoger sus cosas. Le dije que no estaba O. (normalmente debía estar a esa hora) pero que yo ya había llegado y si quería podía recogerlas. Me dijo que ya casi estaba por salir, pero que le diera algunos minutos para platicar de lo que fuera. Accedí, me sentía bien y estuvimos platicando de varios asuntos sin importancia por teléfono. Pudimos bromear un poco y se dio cuenta que ya no me siento del todo mal, me dijo que se alegraba por eso. Después colgamos y en un rato más llegó O., con quien comí y por la tarde regresé a mis actividades.

Seguí sintiéndome "bien" a secas, pero ya un poco más tarde sentí que esa espantosa ansiedad que he sentido en los días previos iba a regresar a mí y me resistí tanto como pude, aunque pensé que sería una batalla perdida, pensé que otra vez se apoderaría de mí ese maldito deseo de llorar sin razón aparente. Afortunadamente me llamó O. y me dijo que pasaría por mí en media hora o algo asío para que fuéramos al gym por lo que sólo debía esperar un rato. Puesto que ya había hablado con J. más temprano y me sentía al borde de estar mal, pero aún no lo estaba, pensé que llamarle para conversar otro rato no me haría mal y me tranquilizaría un poco.

Le llamé y su móvil sonó unas dos o tres veces y de repente aparentemente contestó, pero no escuché su "¿sí, bueno?" habitual sino ruido de tráfico y una voz no familiar que le decía: "deja el teléfono, concéntrate en el clutch (embrague)". Continué escuchando, pues pensé que J. me contestaría en algún momento pero no fue así. Aparentemente, cual película increíble, se equivocó en el botón y en lugar de poner "End" para no tomar la llamada, presionó "Send" para tomarla pero no se dio cuenta, y entonces botó el móvil por ahí y pude escuchar todo lo que sucedía. En pocos momentos pude comprender la situación: estaba con un instructor de manejo, a bordo de un vehículo-escuela tomando las clases de manejo (sí, otra vez el asunto del maldito auto que le regalará su ex) y entonces en una insólita y mórbida acción, no colgué el teléfono sino que continué escuchando por espacio de 25 minutos todo lo que sucedía. Pobre de J., estaba tan nervioso y el instructor parecía aún más: "¡cuidado con el auto!", "rebásalo ahora", "¡frena, frena!" y "¡Así no! ¡tienes que ir soltando el clutch poco a poco y metiendo el acelerador!". Así que, ahora estoy enterado que a J. le cuesta mucho, mucho aprender a manejar stándard por el mentado clutch. Nosotros, O. y yo, ya le habíamos dicho que le enseñábamos a manejar y lo íbamos a hacer, pero ya no se pudo. Se dio el tiempo en que tenía que ver a O. y colgué el teléfono. Creo que J. jamás se dio cuenta que estuve "escuchando su clase" durante más de 20 minutos, aunque si alguien me lo hubiera contado yo lo tomaría como algo creepy, pues creo que no es muy normal eso, ¿verdad?. Es por eso que mencionaba al principio que ahora me sentía como un acosador (¡te estoy vigilando!), pero realmente no fue mi intención.

Curiosamente después de haber "escuchado la clase" y cuando O. me recogió, ya estaba muy tranquilo y el atisbo de ansiedad que había sentido ya había desaparecido por completo. Me sentí muy bien también porque O. me regaló un ramo de rosas, y mira que no sucede frecuentemente. Es evidente que O. sabe lo triste que estoy y por eso se ha portado lindísimo conmigo. ¡Cómo amo a ese hombre!. Para ir al gym me puse una playera de J., pues ya he comentado antes cómo nos gustaba intercambiar ropa y así me sentí un poco mejor también. La playera ya se la había puesto una vez J. y aún conserva algo de su aroma, aún la traigo puesta y lejos de hacerme sentir mal me da una extraña tranquilidad.

Por ahora no me queda más que seguir "echándole ganas" como me han dicho mis amigos (y el propio J.) para no sentirme mal. No sé cómo trataré el asunto con J., supongo que le haré algunas bromas respecto a todo lo que escuché, y cuando ya esté al borde de la histeria por saber cómo es que yo sé tanta información de esa clase en particular, le confesaré qué sucedió.

Las cosas ya van más "normales", ¿no? El Navegante Vagabundo se empieza a sentir lenta y paulatinamente mejor.

miércoles, octubre 05, 2005

Una obsesión

Hoy aquí, mañana vete

Oh-oh-oh...te quiero
Oh-oh-oh...te quiero
Oh sí...oh sí...

Y no sé como pudiste hacerlo
no sé por qué dijiste aquello
Pero lo nuestro ha terminado,
no quiero volverte a ver

Oh-oh-oh...te odio
Oh-oh-oh...te odio
Oh sí...oh sí...

Y todo pudo haber sido perfecto
Nuestro amor pudo ser eterno
y tuviste que meter la pata
¡Vete y no vuelvas más!

Oh-oh-oh...oh,oh,oh
Oh-oh-oh...oh,oh,oh

Así, al ritmo de Fangoria y de otras canciones (algunas más drásticas, algunas menos) poco a poco "ahí la llevo". No sé si me esté haciendo cínico o simplemente sea otro método de defensa para no sentirme tan mal, pero hoy por la tarde fue auténticamente el primer día en que no estuve triste todo el tiempo, y durante un buen rato pude reír y hasta olvidarme de que tengo el corazón roto. Platiqué con un entrañable amigo que me conoce desde hace unos seis años y que estaba consciente de la situación, conocía gran parte de la historia de J. y me dijo que estas cosas así dolían. Yo no puedo recordar que haya sentido este dolor cuando terminé una relación de 3 años, pero de eso tiene ya tanto tiempo que probablemente la bruma del tiempo haya borrado ya esa dolorosa memoria. Me dijo que él todavía se sentía mal de vez en cuando por el rompimiento con su ex, y eso que ya tiene dos años desde que sucedió. Yo me pregunto, ¿cómo puede alguien sentirse mal durante tanto tiempo? Yo no estoy dispuesto a hacer eso; haré todo lo que sea necesario pero me sentiré bien ya.

Otra cosa que me dijo mi entrañable amigo, es que probablemente esté obsesionado con el chico, y esa idea es la que ahora me ronda en la cabeza. Tal vez sí, sólo sea un capricho y yo esté enojado porque nunca antes me había dejado nadie, porque nunca había recibido un "no" como respuesta en el terreno sentimental. Claro, si racionalizo todo (que fue una de las cosas que me aconsejó) sé que la relación no iba a ningún lugar, por mil y un motivos que no me apetece detallar en este momento, pero lo cierto es que éramos incompatibles en muchas cosas, aunque en las que coincidíamos... ¡dios! ¡qué bien la pasábamos!. El sexo, tal vez, es una de las principales pero "sexo sabroso" puedes conseguir con simples acostones también. No, no quiero minimizar la importancia de J. en mi vida ni restarle méritos ni mucho menos, pero sí quiero hacer hincapié en el hecho de que yo sabía que tarde o temprano iba a ocurrir.

Seguí, pues, otro de los consejos de mi amigo (ya me veo yo, siguendo consejos cuando nunca me ha gustado darlos ni recibirlos) y traté de olvidarme de todo, O. y yo vimos una película cómica, reímos, comí muchos chocolates (ahora tendré que trabajar el doble en el gym, pero eso no me preocupa) y en verdad volví a ver, por un momento fugaz al menos, la vida como solía ser antes, y ahora estoy seguro de que voy a sobrevivir.

No quiero ser egoísta y sólo pensar en mí, como me pidió hoy por la mañana por teléfono J.; me dijo que debía comprenderlo, que para él la relación que llevábamos de tres estaba mal "por muchas razones" y si su idea es que una relación así es "mala", entonces no se puede hacer nada ya. Tal vez con el paso del tiempo él comprenda que existía amor, que no tiene nada de "malo" una relación así (además de cómo la sociedad la puede ver), pero eso no sucederá por ahora y voy aprendiendo a aceptar las cosas. Haciendo mi comentario egoísta por esta noche, el chico se lo pierde pues O. y yo, elogiándonos, somos personas con las que no pocos quisieran estar. Lo he dicho ya y nos he "echado flores", pero no es más que la verdad.

No me malinterpreten, no soy frío ni calculador (no frecuentemente, al menos) pero por ahora necesito pensar en estas cosas egoístas para estar mejor. Probablemenmte pronto volveré a las andadas y quizá así, y sólo sí, me iré sacudiendo de encima a J., aunque cuesta mucho trabajo.

martes, octubre 04, 2005

Un breve reencuentro.

Hoy por la mañana me llamó J. al móvil y estuvimos hablando por espacio de unos 10 minutos. No me sentía muy bien, aunque tampoco se lo hice saber. Desde ayer por la tarde, en mi penoso episodio histérico quedé mal; hasta tuve una conversación/discusión con O. pues ya está francamente preocupado por mi estado de ánimo y hasta mi estado de salud. Creo que, como en todas las discusiones, salimos un poco más firmes ambos; es innegable que ÉL es el hombre de mi vida, aunque para mí en este momento no tenga nada qué ver con J.; con J. es algo totalmente diferente, es amor estúpido, pueril y totalmente irracional.

En la llamada telefónica J. me dijo que quería ver a O. por la tarde para "platicar con él", pues yo le había dicho a J. (no sin antes habérseme hecho un nudo en la garganta) que yo "estaba bien", que "iba a sobrevivir", pero que O. estaba un tanto enojado con él y que sería bueno que platicaran. Me dijo J. que le llamaría a O. para que se vieran por la tarde y con esa idea me quedé. A la hora de la comida vine a casa a comer con O., y cuando terminamos de comer llamó J., que vendría para acá. Fue inevitable el que yo estuviera (iba a llegar en unos 10 o 15 minutos, pues no vive lejos, y ni modo que yo saliera corriendo para evitar verlo) y me armé de valor para poder volverlo a ver; enfrentarme y que supiera al verme que las cosas irían mejor. No fue así; fue cuasi catastrófico, pero al menos al final salieron relativamente bien las cosas.

Hubo tensión en el ambiente cuando llegó, sí; los tres estábamos serios y después de las formalidades (-¿quieres un vaso de agua?, preguntó O. -Gracias, yo mismo me lo sirvo, dijo J.) empezaron a hablar O. y J., estando yo sólo de expectador. En ese momento O. le hizo saber a J. el por qué estaba molesto y hasta francamente enojado con él, que se hubiera ido sin más ni más y sin siquiera habernos avisado, que estaba preocupado porque no sabíamos si J. estaba bien (o si estaba vivo, para ese caso) y algunos reclamos más. Por su parte, J. aceptó que había hecho "muy mal" en haberse ido, que cada momento que pasaba se reprochaba él mismo por su actitud y que lo que menos había deseado era hacernos daño. Que quiso evitar la confrontación de avisarnos que se iba, que fue un cobarde y que lo aceptaba, pero que quería remediar las cosas. Que él quería rescatar, a toda costa, "nuestra amistad" y que daría lo que fuera por ser nuestro amigo. Que nos apreciaba, estimaba y francamente quería muchísimo y que éramos "personas muy importantes en su vida", que "había aprendido mucho de nosotros y que quería seguir aprendiendo" y algunas otras cosas que por el momento no recuerdo. Yo seguía callado, con un nudo en la garganta pero sin intervenir en la conversación. Debió habérseles hecho harto extraño pues, por lo general, yo soy quien habla casi siempre y ellos dos son más bien callados, pero... ¿qué iba a decir? ¿Que me estaba deshaciendo por dentro, que no quería escuchar nada más que un "los amo, perdónenme, quiero regresar con ustedes" que jamás iba a llegar? Por supuesto que no, por eso permanecí en silencio.

Después de un rato, O. le confesó a J. que también estaba enojado y preocupado por la manera en que yo he tomado las cosas, que me ha visto muy mal y que lo que menos quiere es que yo esté mal. Fue en ese momento cuando ya no aguanté y salí corriendo a la habitación (sí, esa habitación que era de los tres y que ahora sólo es de dos), cerré la puerta para que "no me escucharan" y rompí en llanto cual colegiala de 14 años, descargando el cúmulo de sentimientos que tenía dentro de mí. Traté de ahogar mi llanto en la almohada pero al cabo de un rato (¿10 minutos? ¿30 minutos? realmente no lo sé) J. entró a la habitación, él solo, y se sentó junto a mí en la cama. Sin decir nada, me abrazó en ese anhelado y soñado abrazo con el que yo fantaseaba desde que se fue, me acarició el pecho, me estrujó los brazos y me secó las lágrimas, lo cual fue inútil pues brotaron más; muchas más. Me dijo que realmente me quería y que le dolía verme sufrir; le reproché (por primera y única vez; no lo volveré a hacer, lo juro, pues me parece patético y me pondría en el mismo lugar que su ex) el que se hubiera ido, el que nos hubiera abandonado y dijo que así tenían que ser las cosas, pero me dijo algo ciertamente extraño: me dijo que si queríamos, que las cosas no iban a cambiar, que podíamos vernos todos los días, hacer lo mismo que hacíamos siempre con la única diferencia de no tener sexo. Ah, porque claro está, para J. "la fidelidad" se basa en el sexo, si él no tiene sexo con otra persona, no le es "infiel" a su pareja, aunque su corazón y sus sentimientos estén en otro lugar y realmente no lo ame. Para mí es lo contrario: prefiero tener sentimentalmente al hombre de mi vida a mi lado, que sea una relación honesta y que exista la lealtad, aunque haya sexo fuera de ella, pero ése punto de vista es tan sólo uno de los cientos que J. no comparte con nosotros. Como sea, retomando lo que escribía, me dijo que todo podía ser como antes, que le gustaría que así fuera pues su vida era diferente desde que nos conoció. Yo realmente me quedé callado, no puedo siquiera imaginar el ver a J. todos los días, comer con él, tal vez ir al gym con él como lo habíamos venido haciendo, pero sin tenerlo en mi cama, y no solamente por el sexo sino el dormirnos juntos, el despertarnos por las mañanas abrazados, el saber que lo amo y nos ama. Pero no, eso no es posible y aunque no le haya dicho nada creo que deberé declinar su "generosa" oferta.

Al parecer tenía algo que hacer (imagino yo, ir a sus clases de manejo de su flamante automóvil que le llegará muy pronto, pues ayer me comentó algo al respecto de las clases por teléfono) pues me dijo que se tenía que ir, pero me dijo que quería vernos mañana, o cuando se pudiera. Que quería invitarnos a cenar el sábado por la noche, que quería que saliéramos tanto como se pudiera. Me pidió una sonrisa y no se la pude dar. Le quise robar un beso, apartó la cara. Le dije que no abriría la boca y accedió a darme el beso en los labios. Después me dio otro en la frente y finalmente uno en la mejilla. Qué diferente sensación, después de los besos apasionados, después de que me dijo que "soy el mejor besador del universo" y ahora ni siquiera poder hacer eso con él. Duele, y mucho.

Después de que se fue O. y yo hablamos un buen rato. Creo que su visita me sirvió para sacudirme algunas cosas, aunque otras heridas fueron reabiertas (¿cómo puedo ver a ese niño tan lindo, a quien adoro y que sé que ahora ya no tenemos nada?), pero confío en que sanarán pronto. Sí, me he apoyado mucho en O. y me alegra que al menos ahora éste haya hablado con J. y no le guarde tanto resentimiento. Sé que será difícil pero confío en que todo salga bien. Debo estar consciente y no perder nunca de vista (aunque hasta el momento no lo he hecho) que O. es el hombre de mi vida y la persona a quien más debo cuidar. Hemos caminado juntos tantos y tantos años que a veces doy por contadas muchas de las cosas, pero creo que debo ser más cuidadoso con él también. Que me perdone O. si alguna vez lo he descuidado, no ha sido mi intención realmente, y ambos estamos plenamente conscientes de que el hecho de que amemos o nos acostemos con alguien más no quiere decir que nuestro amor decrece; al contrario: ése no lo toca nadie y permanece intacto, si acaso creciendo de vez en vez.

Yo no sé lo que sucederá ahora; no sé si aguantaré ver a J. cotidianamente, aunque lo dudo mucho. Quizá en algún tiempo, cuando las heridas cierren. Supongo, también, que volveremos "a las andadas", al sexo ocasional con algún desconocido que "nos llene la pupila" aunque juro solemnemente no volver a enamorarme de nadie. Suficiente tuve ya, y tenía muchos, muchísimos años que no sufría por amores. No quiero este sufrimiento y no se lo deseo a nadie, mejor seguir amando a mi hombre y satisfacernos ambos con sexo con alguien más si es que así lo deseamos. Como ya lo he dicho anteriormente: mi mayor error fue enamorarme de J., si lo hubiera dejado en sexo tal vez otra cosa sería. Ahora estamos peor que al principio con él, aunque las cosas pasan por algo supongo yo y éste será un doloroso capítulo en mi vida. De todas maneras, O. y yo no tenemos necesidad de pasar por ésto. Sí, sé que es una idea bastante egoísta pero aún así no me importa; yo soy un profesionista exitoso, hecho y derecho que tal vez no merezca estar sufriendo por un niño lindo (lindísimo, pues... probablemente la criatura más hermosa que haya pisado la tierra) quien yo sabía desde un principio (y lo escribí muchas veces, oh, sí) que me haría sufrir y a quien yo no quería hacer sufrir. Las cosas pasan por algo y por medio de dolor es que he aprendido una dura lección.

Quiero, finalmente, agradecer los comentarios (bienintencionados o no) de quienes han seguido esta historia; de verdad que algunos de ellos fueron luz en mi camino; otros simplemente fueron opiniones y como tal los tomo. De todas maneras, gracias a todos.

Hoy procuraré dormir, por primera vez, sin soñar conque J. está con nosotros, que toda esta semana ha sido una pesadilla y que cuando despierte nada pasó y J. está ahí. Hoy, por primera vez desde que se fue, trataré de ubicarme en mi realidad.

lunes, octubre 03, 2005

No puedo

No puedo respirar bien y tengo muchas ganas de llorar, aunque esté en público.

¿Por qué, J.? ¡MALDITA SEA! ¿Por qué tuviste que irte? ¿POR QUÉ?

Después de la tormenta...

No, aún no ha llegado la calma pero estoy seguro que llegará más temprano que tarde.

Ayer las cosas aún estaban muy mal; seguíamos sin saber nada de J. y aunque no le volvimos a llamar, pues ya era evidente que no iba a tomarnos las llamadas, hubo necesidad de buscar a su hermana por la mañana pues teníamos la factura de un pastel que ya se había comprado para sus sobrinos, y si no se recogía el pastel se perdería. La hermana se extrañó de que no supiéramos en dónde estaba J., nos dijo que en ese momento estaba con ella y que le diría que nos llamara.

Pues sí, nos llamó J. pero fue una llamada breve y muy dolorosa. Me dijo (pues yo hablé con él) que no nos había llamado porque estaba lleno de vergüenza por la manera en que se fue, que sentía mucha pena y que lo que menos hubiera querido hacer era lastimarnos. En efecto, regresó con "su ex" (seguiré llamándole así para no perder la coherencia con mis escritos y para sentirme un poco mejor, de una extraña y grotesca manera) a vivir. No fue mucho lo que hablamos pero sí me dio tiempo de decirle que no me dolía (tanto) el hecho de que se hubiera ido, pues de alguna manera yo ya sabía que lo iba a hacer. Lo que me dolía era que hubiera prácticamente huído, así, de la nada y sin decirnos que ya se iba. Dijo que pensó que así sería mejor, pero le hice saber que fue todo lo contrario: nos dolió, estuvimos sufriendo por la incertidumbre y realmente la pasamos mal.

Ayer hablamos O. y yo al respecto; acordamos tratar de no sentirnos tan mal (como si eso se pudiera controlar tan fácilmente) y lo que definitivamente no debíamos hacer era mostrar que estábamos sintiéndonos mal, pues quedaríamos en un papel tan patético como quedó el ex cuando J. se fue para vivir con nosotros; éste le decía que "sin él no iba a poder vivir" y le prometió cambiar; le ofreció el sol, la luna y las estrellas (bueno, no todo eso, sólo un auto nuevo, si regresaba) y finalmente J. cedió. Ni modo; supongo que todos tenemos un precio y aunque J. sabe que será infeliz con el fulano, al menos tendrá un pequeño aliciente en su atormentada vida. Pobre muchachito, lo compadezco y me duele también el saber que va a sufrir y la va a pasar mal, aunque los primeros días sean "miel sobre hojuelas". Yo, sinceramente, no creo que una persona que lo trató de una manera horripilante por tres años, en un mes haya cambiado tan drásticamente como para ser otra persona completamente diferente y _ahora sí_ hacerlo feliz. Más bien, sólo estoy contando los días para que vuelva a ser de la manera en que era y J. es dé cuenta del garrafal error que cometió. ¿Y para qué? No lo sé, es evidente que no estará de regreso (y ahora ya no estoy tan seguro de que quisiéramos que regresara) y sufrirá mi J., mi amado y adorado J. a quien minuto con minuto me voy sacudiendo dolorosamente de cada poro de mi piel para poder volver a respirar aire fresco.

Me preocupa un poco el hecho de que O. esté tomando las cosas de una manera un tanto diferente a la mía: yo sufro pero al mismo tiempo estoy consciente de que el dolor pasará y continuaremos con nuestra vida; en cambio, O. siente coraje por lo que hizo J. y piensa que probablemente no lo podrá volver a ver ni en plan de amigos. No sé, tal vez soy un idealista fantasioso (está bien, lo acepto: lo soy) pero pienso que después de aclarar algunas cosas podríamos tener una buena relación de amistad con J., aunque hay quienes piensan que después del amor ya sólo queda odio y nada más. Yo no estoy de acuerdo. Otra razón por la que O. está tan enojado con J., y que además tiene que ver conmigo, es porque me puse muy mal durante el fin de semana... ayer tenía la presión arterial en 101/51 (mi presión normal es 120/80) y me dijo O. que era por el hecho de que estuve muy alterado y que me debía calmar. Hoy ya me siento mejor, aunque no del todo bien.

Hoy me llamó J. y estuvimos platicando por teléfono por poco más de media hora. Me dijo lo mal que se sentía y el enorme cariño que nos tenía. También me dijo que está consciente de que no hizo bien y que se arrepiente pero ya no hay marcha atrás. Yo sé que muy dentro de él sabe el gravísimo error que cometió al regresar con su ex, pero tal vez piensa que "más vale malo por conocido que bueno por conocer", y como había dicho que no se había acoplado por completo a nosotros, supongo que prefiere la seguridad de lo que ya conoce, aunque no sea bueno. Esa llamada ha hecho que me pueda sentir, más tranquilo, a escribir esto que ha pasado en los dos días. No prometo tener la misma tranquilidad y sé que tendré algunos episodios de sentirme extremadamente mal, pero también estoy consciente de que sobreviviré y que veré este episodio como uno más en mi vida junto a O.

Mi gran error, claro está, es haberme enamorado. Debimos haberlo visto como sólo sexo y disfrutado tal y como lo hicimos: oh sí, porque el sexo con J., tal y como lo he dicho siempre, es uno de los más placenteros que he tenido en mi vida, pero también hubo amor: mucho amor.

Aquí estoy, anhelando que llegue la calma después de la tormenta.

sábado, octubre 01, 2005

Se fue

"Ya no responde ni el teléfono
tendré de un hilo la esperanza mía
yo no creí jamás perder así la cabeza...
por él.

¿Por qué de pronto ya no me quería?
¿Por qué mi vida se quedó vacía?
Nada contesta mis preguntas porque nada me queda...
sin él

Se fue, se fue..."

Y así, al ritmo de esta vieja y trillada canción de Laura Pausini que suena en mi cabeza, mi corazón se va desmoronando por algo que de por sí ya había anticipado.

Ayer ya no llegó a dormir J., y no me toma las llamadas a su móvil. Esto no debería de sorprenderme, pues le hizo lo mismo a su ex cuando se fue a vivir con nosotros; le llamaba y mejor apagaba el maldito celular en lugar de contestarle y enfrentarlo. ¿Por qué diablos iba a ser diferente con nosotros?

Anoche lloré mucho a solas en lo que fue la habitación de los tres, y que ahora supongo que sólo es de dos. Pensé que no iba a tener Consuelo hasta que busqué a O. en la sala y le pedí que me abrazara. Su abrazo, sus caricias me proporcionaron una tranquilidad impresionante; en cosa de segundos no sentía tanta tristeza y me sentía cálido, protegido, confortado.

Habría preferido que J. nos hubiera dicho de frente que ya se iba; que no hubiera inventado esa mentira de "un mes de prueba" y que mejor se hubiera ido desde principios de la semana. Se supone que antes que cualquier cosa, somos amigos y así habíamos convenido ser independientemente de lo que pasara. ¿Entonces por qué no me toma las llamadas? No insistí mucho; tres llamadas en la noche y dos llamadas hace unos momentos, pero nada. Me ha pedido O. que ya no insista, que ya no le llame más pero se me hace tan difícil; mi corazón sufre y en estos momentos que O. no está aquí conmigo para consolarme es mucho peor.

¿Por qué, J.? ¿Por qué te fuiste sin decir adiós? Yo te dije que lo habría entendido si así lo decidías pero creo que las presiones fueron demasiado fuertes o simple y llanamente fuiste un cobarde para decirnos "adiós" de frente. Me duele, y mucho.

Muchas de sus cosas (las que se había llevado, al menos; ropa y cosas de la escuela) están en la casa. No lo sé, supongo que irá hoy, mañana o el lunes por ellas. No sé si voy a resistir verlo y portarme indiferente; tratar de aparentar que no me importa.

Lo cierto es que me estoy muriendo por dentro, lentamente...