martes, octubre 30, 2007

Mejor poco bueno, que mucho regular (¿o será que simplemente te haces viejo?)

No hay excusas, no hay explicaciones, no hay nada; simplemente aquí estoy otra vez.

Platicaba con mi almohada la otra noche y me puse a analizar que en este año que ha transcurrido he tenido sexo con mucho menos personas de lo que solía hacerlo todos los años anteriores. Cuando me empezaba a alarmar, también noté que el sexo que he tenido con esas personas ha sido de mejor calidad. Vaya; poniéndolo así no suena tan malo pero lo que me sonó mejor de todo fue lo siguiente: (la mayoría de) las personas con quien tuve sexo, ¡realmente me gustaban!. Mucho; algunas en verdad, mucho.

No lo sé: a veces temo que O. y yo vayamos "madurando" (qué horrible palabra, ¿no podemos inventar otra?) de diferente manera, pues mientras que él mantiene su líbido casi al mismo nivel que hace ya varios años, yo ya soy mucho más mesurado en lo que respecta al sexo. Y no, en verdad este hecho no me aterra ni creo que sea algo "malo", simplemente creo que... "es". Lo bueno es que nos hemos podido acoplar y estoy seguro de que lo continuaremos haciendo bien de esta manera, pues en más de mil ocasiones he dicho que O. es el hombre de mi vida y nuestra relación ha evolucionado de maneras que no me imaginé hace casi una década, cuando éramos jóvenes, bellos e ingenuos. Ahora sólo continuamos siendo bellos. Últimamente O. ha incursionado en más aventuras sexuales por su parte, yo en muy pocas o en casi ninguna pero igualmente vamos bien y siempre juntos.

Las ganas de regresar a escribir aquí me regresaron por este chico a quien vimos el fin de semana pasado y quien nos dio momentos de indescriptible placer. Releyendo lo que escribí hace poco más de un año cuando lo conocimos, creo que el "indescriptiblemente precioso" usado para referirme a él no le hace justicia. Es, sin duda alguna, uno de los chicos más guapos y lindos que habitan por estas latitudes, ¡y lo hemos tenido en la cama!. Platicamos mucho; su conversación es divertidísima, vimos una película cómica y... tuvimos sexo. Por supuesto que lo hicimos y lo disfruté como pocas veces se disfruta del sexo con un semidios bajado a la tierra con el sólo propósito de darte placer. Si por mí fuera, éste sería EL ACOSTÓN del año y podría permanecer mucho, mucho tiempo sin volver a tener sexo. La imagen de mi semen impregnando su carita de ángel es algo que no se irá de mi cabeza probablemente nunca jamás.

También está J.; por supuesto que está y que continuará ahí mientras tenga vida. He tratado, claro, de sacármelo de las entrañas; pero cualquier lector de este blog sabe ya a ciencia cierta que eso es y será imposible de por vida. Es una verdad tan absoluta como la ley de la gravedad y permanecerá ahí por los siglos de los siglos. No me importa: ya aprendí a vivir con ello; una mezcla de uno de los más grandes amores que he llegado a sentir (y que, por desgracia, continúo sintiendo) en toda miv ida y uno de los más profundos dolores también. Las canciones me siguen recordándolo y sigo llorando de vez en vez cuando alguna ha sido dedicada exclusivamente a él, a mi eterno J., quien es (no el único, ciertamente) el dueño de tantas cosas mías. ¿Y por qué? ¿Y para qué?. No lo sé pues he "analizado" ya una y otra vez las cosas, con mi cabeza fría y "científica" y sé que no tiene razón de ser. Lo he platicado ya con algún muy buen amigo también y por supuesto que le resulta descabellada mi suerte de obsesión por J., a quien no puedo amar más pero tampoco puedo estar junto a él.

Hemos tenido sexo, por supuesto. Después de que acepté que de nada servía estar ignorando su existencia y me perdí en sus brazos más de una vez desde hace algunos meses ya, que nos hemos vuelto a ver. ¡Pero duele tanto cuando nos vemos!. Duele tanto porque en algún momento él se tiene que ir y cuando estoy entre sus brazos podría permanecer eternamente ahí, viviendo de su calor, abrazándolo, abrazándome... pero lo cierto es que no sucede ni sucederá: él se va y entonces me cae en la espalda la cubetada de agua helada con trocitos de realidad. Ni modo; así son las cosas y así he aprendido a aceptarlas.

También está la "normalidad", por supuesto, cuando no lo veo y me resisto a verlo durante algún tiempo por más que él me insista. Es entonces cuando puedo "jugar a dios"; jugar a que tengo el control y que él es quien me ruega para estar conmigo, para compartir algunos momentos de nuestras vidas. Y yo le rehúyo, me escondo, pongo cualquier pretexto para no vernos y entonces me siento un poquito menos miserable. Qué cosas, ¿verdad?.

Pero, basta de J.; mejor regreso a los recuerdos de los chicos de últimamente... estos chicos que existen y han existido para que el mundo sea un lugar más habitable; quienes con algunas horas de placer te pueden "dar pila" para continuar viviendo durante muchos, muchos meses más. Es extraño, pero le comentaba a O. que últimamente he tenido un tino impresionante para dar clic a los perfiles de los chicos que sólo tienen de 21 a 23 años en el sitio de contactos de moda en el cual me gusta pasar las horas muertas en la oficina. Eso sí: prácticamente nunca hablando con nadie ni poniéndome de acuerdo para nada: con ver me conformo. De vez en cuando, muy de vez en cuando algún chico lindísimo me enviará un guiño o un mensaje privado... entonces, sólo entonces agradezco a la vida por su existencia y... me dejo querer, aunque sea por un ratito.

4 comentarios:

Doffo dijo...

Nave:
Que bien que estes disfrutando de tu sexualidad de una manera plena, y que la vida te ha mostrado que es mucho mejor el tener sexo de calidad a mucho sexo.

De J solo decirte que me alegra que ya hayas llegado al punto de entender como tienes que actuar con el, y que esto ya no sea un dolro de cabeza mas.

Por mi parte, las cosas han evolucionado de manera muy satisfactoria con M, lo cual me llena de alegria.

Por cierto, yo tambien tengo mis andanzas. Esas si son secretas.

Saludos

Xavsje Herz Von Vanille dijo...

Yo lo cambié por afecto. Saludos:)

Doffo dijo...

Eso sono como anuncio barato.

Adam dijo...

¡Salud ! Manténte feliz. Gracia