lunes, enero 29, 2007

Navegando, navegando...

No he muerto. Tampoco he sido exiliado. Mucho menos he decidido abandonar este blog. Simplemente me refrené de relatar el tropel de situaciones que sucedieron en los meses pasados (noviembre, diciembre, enero que ya termina) y me dediqué a solamente vivirlas. Por una u otra razón no necesité "desahogar" lo que me sucedía en este blog. Aún no tengo la necesidad de hacerlo y el escribir otra vez es por mero ocio, creo yo.

Por supuesto que volvió a suceder. Estoy casi seguro que lo último que escribí con respecto a J. es que él ahora me buscaba y yo lo rechazaba. La situación continuó de esa manera, pero el niño buscó su propia estrategia: acercarse a O. y hacerlo ahora "el objeto de su afecto". Me sorprendí cuando O. aceptó volver a hablar con él. Fue un día cualquiera en el antro en que nos vimos de lejos y J. me sonrió con esa sonrisa que puede desarmar al más duro de los ejércitos. Yo pensé que O. se molestaría pero no fue así y entre la música, el alcohol y ese ambiente "cachondo" que sólo se puede respirar en un antro gay empezaron a hablar como si nada. Después de ese día hablaron por teléfono y, así, poco a poco se acercaron otra vez. Me dio mucho gusto el saber que mi O. y mi platónico J. podían volver a tener "una relación", aunque fuera de amistad, pero por otro lado yo sabía que J. volvería a destrozar mi corazón si se lo permitía y por eso me alejé y lo alejé. Le dije que no quería verlo, pero que él podía continuar teniendo una relación con O. si así lo deseaba. Se acercaba mediados de diciembre y J. quería repetir el episodio del año pasado que aún me hace estremecer con sólo recordarlo. Insistió para que fuéramos otra vez con él a ese lugar y tuviéramos "unas vacaciones inolvidables". No cedí. Lo intentó por todos los medios y me mantuve firme. ¿Quién lo iba a decir? El Navegante Vagabundo fue capaz de resistir a la sonrisa más espectacular que existe en el universo y lugares circunvecinos. Seguramente me estoy haciendo viejo y amargado.

Desde el último día que J. estuvo en la ciudad, cuando vio que no había manera humana o no de convencerme (hasta llegué a decirle a O. que si quería fuera con él, pero O. prefirió no hacerlo) simplemente se fue. Y ya, ése fue si no el "punto final" de esta historia al menos sí un "punto y aparte" porque no volvió a llamarnos. No volvió a llamarme y no le volví a llamar. Habría pensado que desapareció de la faz de la tierra si no fuera porque hace un par de semanas lo encontramos O. y yo en un sitio público. Hice la cosa más estúpida que se puede hacer en esos casos: disimular que no lo vi. Supongo que él hizo lo propio porque tampoco se acercó a saludarnos. Me pregunto, si, finalmente, la frialdad terminará con lo que ha sido uno de mis amores más desgarradores que he tenido. No lo sé, y como dije, fue un punto en nuestra historia mas probablemente no un punto final.

Por otro lado, O. y yo tuvimos un "segundo aire" y durante diciembre hicimos lo que habíamos dejado de hacer desde hace tanto tiempo: salir cada fin de semana, emborracharnos, disfrutar del antro (de lo que se puede disfrutar) y traernos uno o más chicos a la casa. Fueron varias semanas muy locas, sí, pero cómo lo disfrutamos. Hasta volvimos a estar con él, ese chico fuera de toda descripción y comprensión. Si tan sólo alguien lo viera en persona o aunque fuera en fotografía lo comprendería. Es simplemente hermoso. Pero sí, siguieron siendo "momentos" solamente aunque muy bien disfrutados.

Hubo otra cosa digna de relatar y fue el conocer a K., un chico quien físicamente también me vuelve loco pero principalmente tiene una manera de ser que hace que no puedas evitar estar siempre sonriendo a su lado. Fue tan sólo un fin de semana, pero lo atesoraré durante mucho tiempo. Ignoro qué vaya a suceder con él, supongo que seremos "amigos" durante mucho tiempo y ya. No vale la pena que le rompamos el corazón; creo que si nos lo proponemos (y él también lo deseara) podríamos enamoranos los tres, pero inevitablemente terminaríamos por romperle el corazón (y él de paso hacer lo propio), ¿qué no?. Así que, supongo que la distancia también es lo mejor en este caso.

Hablando de romper el corazón, A. volvió a aparecer después de meses de ausencia y durante una noche intentamos revivir la ardiente pasión con la que teníamos nuestros encuentros, pero no sucedió. Recuerdo que él en una ocasión me dijo que besaba riquísimo y quisimos recrear esas sensaciones otra vez y no sucedió. El tiempo, el maldito tiempo. ¿O tal vez el tropel de sentimientos que tuvimos? ¿La distancia? ¿Los nuevos amores que él tuvo? ¿Los nuevos chicos que nosotros conocimos? (él lo adujo a éso). No sé qué fue, lo cierto es que al siguiente día simplemente se fue y no lo hemos vuelto a ver, aunque sé que a él lo veremos muy pronto otra vez. Igual nos sigue queriendo, igual lo seguimos queriendo.

Vaya que han sucedido cosas últimamente... ya es tiempo de que Navegante Vagabundo se desempolve y tome las riendas de su blog otra vez. For good.

3 comentarios:

el juntacadáveres dijo...

ya nos tenía abandonados...
eso no se hace, mire que termina uno pensando que no volveran a escribir... que bien que ya esta de regreso...
saludos...

El Padre Roji dijo...

Es un placer saludarle de nuevo, Navegante. Después de perderme por tanto tiempo. Es como volver a un lugar conocido y ver que se movieron algunos muebles pero sigue siendo el mismo lugar. Veo también que yo no he sido el único ausente aunque creo que mi ausencia ha sido muy, muy, muy larga. Tal vez ahora vuelva a aprovechar este medio para desahogarme un poco. Un abrazo enorme!!

Navegante Vagabundo dijo...

Queridísimo el juntacadáveres, ¿cómo crees que no voy a volver a escribir? ¡Si es lo que sucede en mi vida!. Mientras tenga vida, lo seguiré haciendo.

¡Mi tan estimado el padre roji!. Yo pensé que nunca más iba a volver a saber de ti. Me alegra que, a pesar de tu ciertamente larga ausencia estés de vuelta. ¡Ya no nos abandones!. Te envío un alegre y cachondo abrazo.