lunes, enero 02, 2006

Días de ensueño

Recientemente O. y yo pasamos unos días con J., alejados de nuestro hábitat natural y de la cotidianeidad. No pensé que fuera a suceder algo como lo que sucedió, pues aunque habíamos vuelto a tener aventuras sexuales con J., la relación se había "enfriado" en las últimas semanas a niveles casi nulos, habiéndonos limitado a vernos una o dos veces por semana y sin hacer realmente nada. Pensamos O. y yo que J. ya se había arreglado con su pareja y de cierta manera nos sentimos aliviados porque nos hicimos a la idea de que lo olvidaríamos poco a poco y quedaría tan sólo una amistad y bellos recuerdos del pasado. También hay que tomar en cuenta que la reaparición de A. nos movía un poco el esquema y nos invitaba a seguir adelante, tal vez con él o tal vez no.

Como siempre, J. tiene la capacidad de moverme todos mis esquemas, agarrarme "con la guardia baja" y hacerme ceder a su más mínimo capricho. En mi favor tengo que alegar que cualquier otra persona que estuviera en mi situación se sentiría de la misma manera, pues una sola mirada de J. te puede desbaratar. ¿Cómo decirle que no a ese chico tan lindo?. Pues bien, con ese conocimiento, cedí y me dejé disfrutar de lo que sucedió en esos días.

Advertencia: El siguiente relato contiene elementos sexuales descriptivos por lo que si a alguien le ofende la naturaleza de dichas descripciones tal vez no quiera continuar leyendo. Aunque, pensándolo bien, si eso le ofendiera a alguien no estaría leyendo este blog, ¿verdad?.

El reencuentro con J. en público fue emocionante y largamente anticipado. Cuando supe que lo iba a ver otra vez mi cuerpo se descompuso: me enfermé de resfriado, me enfermé del estómago y simplemente no podía estar bien. Me dijo O. que probablemente todo era a causa de los nervios y realmente así fue porque después de ver a J. otra vez me sentí aliviado. El encuentro, con una mirada penetrante y un apretado abrazo me hizo ver la realidad: estaba ahí, otra vez, con J. y con O. y los días prometían.

La tensión sexual fue evidente a lo largo del día y para la primera noche sabía que volvería a suceder y que sería intenso... ¡sí que lo fue! cuando finalmente estuvimos alejados de las demás personas, a solas por fin los tres, J. iba manejando (no, no ese auto nuevo que tanto odio por el que nos abandonó) y yo iba de copiloto, O. se encontraba en el asiento trasero. No resistí más, no resistí a las caricias que J. me iba haciendo en la entrepierna y le desabotoné sus jeans para dejar salir su enormidad que realmente debería ser ilegal con ese tamaño y grosor pero que tanto me encanta. La recorrí con mis trémulos dedos y jugueteé un momento hasta que hice lo que realmente ansiaba: agacharme entre su entrepierna y el volante y dejar que todo (lo que se podía, al menos) entrara en mi boca. En poco tiempo J. empezó a gemir de placer y eso me excitó mucho, aunque él debió continuar conduciendo. Estuvimos en el cachondeo a alta velocidad por un rato, O. también participó desde la parte trasera, pero las hormonas de J. pudieron más y se desvió del camino principal hacia una solitaria brecha en donde yo creo que él sabía que no pasaría nadie (hopefully) y ahí nos detuvimos a continuar con las caricias, los besos cachondos y profundos y los abrazos interminables. Estuvimos un buen rato, pero J. se puso un tanto nervioso porque alguien nos encontrara así que decidimos emprender el regreso sin haber terminado y con el deseo exacerbado.

Un poco más tarde pensamos en que por ese día ya no sucedería nada más, pero J. se las arregló para a escondidas llegar hasta donde estábamos nosotros y ahora sí bajo la complicidad de un aislado y mal iluminado cuartucho dimos rienda suelta a la pasión desenfrenada. No sé cuánto tiempo pasó, no puedo saber tampoco cuánto hicimos pero que me perdí en los ojos negros de J. durante mucho rato. Por un momento no sentí las caricias, el calor de su piel, sus besos, sus apretujones sino sólo la certeza de que estaba ahí, con él, "haciendo el amor" por más cliché que eso pueda sonar y alejado del resto del mundo. Ésa era mi realidad en ese momento, y la disfruté como nunca. Lo penetré, lo hice mío otra vez y me volví loco entre sus nalgas, esas nalguitas ricas con las que sueño a menudo.

Cuando todo terminó debimos dormir separados pero soñé con J. esa noche, soñé con los recuerdos de toda la historia que hemos tenido juntos y estuve fantaseando con la parte de la historia que nunca sucedió pero que anhelo (sí, lo debo aceptar, aunque después me duela) con toda mi alma: que los tres estuviéramos juntos por siempre, en una feliz relación que nunca sucederá. Al siguiente día otra vez, a aparentar "normalidad" con la gente mientras por dentro seguíamos ardiendo los tres; estoy seguro de que O., quien es más cachondo que yo, estaba ansioso porque pudiéramos estar a solas con J. otra vez y durante el día se dio la oportunidad de estar brevemente un momento a solas, en un lugar público en donde J. quiso que le tomáramos unas fotografías ¡totalmente desnudo!. Oh, sí, tengo esas imágenes, de hecho las estoy contemplando en este momento y seguirán junto a mí para mis mayores placeres onanísticos; tengo a J., en versión miniatura y au natural cada que me plazca.

Por la noche pensamos que, ahora sí, no podríamos hacer nada sexual con J., pues estuvimos rodeados de personas pero al final nos las arreglamos para volver a estar solos. Habíamos tomado un poco y J. quería penetrarme pero simplemente no pude. Ya lo he escrito en otras ocasiones: debo estar muy borracho y muy relajado, estúpido de mí, y el tamaño del miembro de J. no me facilita nada las cosas. Quien sí disfrutó de ser penetrado fue O. y para mí ése fue un fascinante espectáculo visual. Un poco más tarde J. le preguntó a O. si quería venirse en su boca, y O. accedió gustoso. Yo no me quedé atrás e hice lo mismo: me vine en la boca de J. y sé que voy a sonar trillado pero... ¡qué orgasmo tan intenso tuve! Verlo a él, el niño más precioso del universo, con mi miembro dentro de su boquita es algo que simplemente no se puede describir ni comparar con nada más.

Al día siguiente J. debía regresar con su pareja y nosotros a nuestra realidad y empecé a hacerme a la idea de que eso sucedería, pero J. hizo algo inesperado: a pesar de que había dicho a su pareja que regresaría para esa noche no lo hizo y pasó una noche más con nosotros... ¡qué noche! fue la tercera juntos pero eso no hizo mella en la intensidad del sexo. Yo no sé qué tiene ese niño, ya son muchos meses desde que sucedió la primera vez y sin embargo me gusta cada vez más. Científicamente debería ser al revés y bajar la intensidad del sentimiento pero simplemente no puedo, es algo que siento muy dentro y que no puedo controlar.

Cuando amaneció, entonces sí, debió regresar y separarse de nosotros pero no me importó: me dejó con una sonrisa bien plantada en el rostro y tengo la certeza de que se volverá a repetir, pues nuestra historia no puede ser ni será interrumpida así, abruptamente, seguiremos en nuestras andanzas con él mientras haya oportunidad.

Sé que en estos días se cumplieron tantas fantasías que parecen propias de una historia de ficción pero que sin embargo estoy tan orgulloso de haberlas vivido que sigo recordándolas como en un ensueño. Este nuevo año sí que pinta bien.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Orale...

hasta parece historia de vaqueritos xD

pero bueno un saludo :D

Leo

the random glance dijo...

de pasadita, un saluuudo!

Flavio Pastor dijo...

¡Que tal! aquí de pasada poniendome al día en los blogs.

¡Muchas felicidades por el año nuevo, que te traiga salud, mucha alegria en el hogar y que logres los objetivos que te hagas!

¡Un abrazo!
Flavio

Navegante Vagabundo dijo...

Leo, ¿verdad que sí? Me encanta que vivimos nuestra propia "película porno" o "historia de Internet", de esas que lees y que ni te crees que puedan ser reales por lo absurdo de las situaciones, y sin embargo... ¡suceden!

chaud, mi primer y fiel lector, un saludo y un abrazo para ti.

castee, mi ángel guardian personal. Disculpa, pero en ocasiones no se puede mantener la prudencia, no cuando se está en esa situación y créeme que tal vez tú hubieras hecho lo mismo si se tratara del chico que te gustaba tanto, tantísimo.

Sí es emocionante hacerlo en un coche, ¿verdad? pero no me imagino lo que sería si alguien te pillara.

Besos para ti, cielo.

Apreciable Flavio, muchas gracias por tus buenos deseos. Espero que este año esté colmado de felicidad y bendiciones para ti y tus seres queridos también. Un abrazo.