lunes, abril 24, 2006

Love Generation (Epílogo de la Semana Santa)

En mi narración anterior omití contar un detalle que puede ser mínimo, pero que ahora me da tantas vueltas en la cabeza que ya no puedo sino gritarlo a los cuatro vientos:

El "sábado de gloria" por la noche que salimos con los amigos a bailar, como ya lo narré, estaba algo cansado por lo que decidí hacer algo que nunca había hecho antes: me tomé un famoso "Red Bull" antes de entrar al antro para ver si era cierto que surtía algún efecto en mí. Debo confesar que, a pesar de lo intrépidas que puedan parecerles a más de uno nuestras aventurillas sexuales, en el terreno de las drogas nunca hemos incursionado O. ni yo, y realmente no se nos antoja. Puesto que la famosa bebida energética es una especie de droga, aunque sea legal (me parece que ya han prohibido su venta en algunos países) puedo imaginar que fue mi primera incursión ahí, y que sí surtió efecto: no tuve sueño durante toda la noche y sentí mucha energía. Combinado con un poco de vodka fue mejor aún, aunque no me excedí con la bebida.

Pues bien, lo anterior era el preámbulo para contar lo que no se me puede salir de la cabeza: después de haber bailado toda la noche, dándome a desear con más de uno, como ya lo relaté, a eso de las seis de la mañana (cuando la mayoría de la gente ya se había ido o iban a salir, pues estaban a punto de cerrar el lugar) pusieron una vieja canción llamada "Love Generation" de Bob Sinclair y a pesar de que O. es fanático de la misma desde hace algún tiempo, yo nunca la había escuchado con atención, o nunca la había disfrutado bailando entre "borracho y energizado" y así lo hicimos: todo mi mundo se centró y giró alrededor de O. viéndome y bailando conmigo, a la mitad de la pista (que era prácticamente para nosotros), con los brazos extendidos y soñando despiertos al pegajoso ritmo del "bom, ba, bo, boom", en éxtasis, como si solamente existiéramos nosotros dos en el universo. Juro que fue una experiencia cercana al Nirvana que salió de manera espontánea pero que me dejó profundamente marcado.

Encontré el vídeo en este enlace por si alguien quiere verlo. Sé que no tiene nada de especial pero gracias a lo que sucedió para mí ahora cobra un gran significado y no me lo puedo sacar de la cabeza. Así me gusta. Así soy feliz.

(Epílogo del epílogo: J. nos llamó, que ya regresó a la ciudad y que nos quiere ver. Como decimos los mexicanos: ¡otra vez la burra al trigo!).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Red bull Rulez!!

XD

mmm bueno nomas cuando de plano ya ni la musica me levanta del asiento :P

hahahaha un saludote y me da justo leerte de regreso

Leo

Doffo dijo...

Esa cosa si sirve, te levanta muy rapido. Contiene una sustancia que se llama Taurina; es un estimulante que puede provocar adiccion.

Que padre que bailaron esa cancion asi, que tiernos!!! ^___^

De lo de J... Sin comentarios

Navegante Vagabundo dijo...

Iván, sic.

Estimado Leo; un saludo para ti también.

Apreciable Doffo, pues la combinación entre taurina y cafeína resulta ser toda una bomba energética, aunque no es lo mejor para el organismo ciertamente.

Mi adorada angelita, castee, yo ni cuando estuve estudiando tomaba algo así. Y mírame ahora, como si fuera un adolescente, probando cosas. Sí que fue una situación cuasi orgásmica el bailar la canción. En estas semanas la he escuchado mucho y he recordado ese momento tan especial entre nosotros dos. Besos, linda.

Querido Padre Roji, me parece impresionante lo que me cuentas. Creo que tengo la facilidad de volverme adicto a las cosas por lo que mejor ni siquiera pruebo lo que sé que a la larga me hará daño (excepto los chicos, pero eso ya es otra cosa, ¿verdad?). Abrazos para ti, gracias por compartir parte de tu historia.