lunes, abril 17, 2006

Santa semana

A pesar de que tradicionalmente se dice que Semana Santa son días "de recogimiento", la realidad es que para muchos (me incluyo) terminan siendo más días de re-cogimiento (chiste local mexicano). Este año fue un poco diferente, y aunque sucedieron muchas cosas, nada sexual sucedió.

Yo creo que me quedé con la idea de la llamada de J. y el hecho de que llamó un par de veces más para insistir en que fuéramos a visitarlo contribuyó a que hiciera la tontería que hice el viernes por la noche/sábado por la madrugada. Sí, ya lo sé, merezco los regaños que vendrán.

Salimos a bailar O. y yo al lugar a donde se va tradicionalmente los viernes. Estábamos acompañados de algunos queridos amigos y estábamos muy contentos. Yo decidí tomar sin medida ese día y así lo hice. Por alguna extraña razón me sentía extremadamente bien, me arreglé un poco más de lo que suelo hacerlo (no que vaya por la vida desarreglado) y estaba realmente radiante. Pudo ser la moral, pudo ser cualquier otra cosa pero esa noche a pesar de que el antro estaba a reventar (muchos chicos que vinieron desde otras ciudades, de vacaciones) fui todo un éxito pues los chicos que me gustaron eran quienes me estuvieron viendo durante la noche y yo, a diferencia de otras ocasiones en las que me muestro "amigable" (por decirlo de alguna sutil manera), en esta ocasión jugué al poser y no hice mucho caso de nadie. Si acaso alguna sonrisa aquí y allá, pero ningún coqueteo descarado.

¿Y cuál fue la estupidez que hice alrededor de las cuatro de la mañana? Coger mi móvil y, tal y como hace algunos meses, enviar un par de mensajes escritos a J., los cuales decían:

I miss you so much that you can't understand, not even imagine...

Y el otro:

But that's all right. We aren't meant to be together. Not in this life, anyway.

¿Por qué hago eso? ¿Por qué cuando he tomado más de lo debido reacciono de esa manera? Claro está: no le puedo echar la culpa al alcohol. Si hago eso es porque insconscientemente aún no puedo dejar ir a J. del todo. ¡Pero ya han pasado tantos meses! no debería ser así.

Al día siguiente ya había olvidado del todo los mensajes enviados y continuó el ánimo festivo con los amigos. Por la noche volvimos a salir a bailar, en esta ocasión al lugar a donde se va los sábados, y otra vez me sentía (y me veía, ciertamente) radiante. El sentimiento de la noche anterior fue superior aún y el lugar estaba (contrariamente a lo normal) a reventar de chicos guapos. Los dos que más me gustaron de todo el lugar se pusieron a bailar cerca de donde estaba con O. y con nuestros amigos.

Uno de los chicos medía como 1.85 m., se veía delgado aunque no "flaco", con cara de niño bueno (¿de qué otra manera me podría gustar?) aunque al mismo tiempo con una mirada pícara, de quien ya ha vivido algo. Le calculé unos 21 años, aunque probablemente tenía 19, ¿o tal vez 23?. No lo sé; lo que sí sé es que se movía como los mismos ángeles mientras bailaba y me costó mucho trabajo no dejarme llevar al cielo por el ritmo de sus caderas y ceder a sus coqueteos para bailar con él. Yo creo que fue lo que O. me susurró al oído que me hizo reaccionar: "Problemas. Este niño sólo nos va a traer problemas. Cómo nos gusta meternos en líos.". ¿Y cómo no? Si eso es lo único que aparentemente sabemos hacer con ellos: caer ante los encantos de una sonrisa irresistible, y al final de cuentas, invariablemente, sufrir.

El otro chico, de quien podría quedar realmente prendado, se veía un poco más grande aunque después me enteré que tenía 21 años (¡como me lo recetó el doctor!). Él era algo bajito, como de 1.70 m., muy blanco y con una barbita de candado que lo hacían ver súper sexy. Todo un angelito. Muy atractivo, yo creo que la mayoría de la gente del lugar lo estuvo viendo al menos un rato. Yo lo empecé a ver disimuladamente y a partir de que él se me quedó viendo de manera abierta y directa yo hice lo mismo, aunque ninguno de los dos nos acercamos a saludar al otro.

Así pasó algo de tiempo y yo me sentía en el paraíso: del lado derecho el primer chico descrito y del lado izquierdo el segundo. Si a eso sumamos que estaba bailando con O. y con nuestros amigos, fue un gran momento que duró varias horas. Pero como dije al inicio de esta narración: nada sucedió porque así quise que fueran las cosas. No me acerqué a saludar a nadie y nadie se acercó a saludarme. Todo fue un juego de miradas, de esas que te dicen más que mil palabras pero de ahí no pasó.

Un poco más tarde, uno de nuestros amigos (quien vive en otra ciudad, casualmente en la misma de donde es el segundo chico) empezó a platicar con éste y después de eso estuvieron juntos durante el resto de la noche. Un poco más tarde nos lo presentó y el chico no pudo evitar sonrojarse cuando me estrechó la mano y lo vi a los ojos, con una amplia y amable sonrisa francamente cachonda. Ya estaba con mi amigo y no soy de las personas que les arruinan la noche a otros. Probablemente no pasaría de "un acostón de una noche" pero de todas maneras, mi amigo es soltero y estaba algo ilusionado con el chico. Al final de la noche éste se puso tan borracho que terminó vomitando en el baño. Nada sexy el panorama. Cuando fue momento de irnos, cada quién se fue a su casa y el anhelado "acostón" no se dio.

Ahora me revolotea por la cabeza pedirle el número de teléfono de este chico a mi amigo, ¿pero para qué? Le llamaré, le diré que sí me gustó, como evidentemente se dio cuenta, y que sé que yo también le gusté (como también fue obvio) pero, ¿y después qué?. Saldremos O. y yo con él, sucederá lo que deba suceder ¿y al final de cuentas nos romperá el corazón, como todos?. No sé, sé que estoy tomando las cosas de manera muy negativa pero no puedo evitar pensar que es una constante con estos chicos y que deberíamos de alejarnos de ellos.

Ayer domingo por la tarde llamó J. y me dijo que nos ha extrañado, que ya casi regresa. Después de un rato de charla me preguntó por los mensajes que le envié, de los cuales me había olvidado por completo y le dije (tratando de aparentar calma) que lo olvidara, que estaba borracho y que no significaban nada. El chico no sabe francés y tampoco inglés, por lo que no entendió (otra vez) lo que decían. Qué fortuna. Me pidió que se los tradujera, le dije que no lo haría, que los borrara y ya. Me dijo que le preguntaría a alguien más y le recordé que no significaba nada y que si me volvía a preguntar fingiría demencia.

Estas cosas sólo me suceden a mí. Al menos este año la "Semana Santa" sí fue santa. Nada de sexo y pocos líos.

2 comentarios:

Doffo dijo...

Por lo menos no hubo daños en casa (corazones rotos, desilusiones y esas cosas tan lindas que a veces suceden enlas relaciones amorosas).
De los mensajes, pues no quiero emitir una opinion, creo que eso paso porque tenia que pasar y ya. Si yo no lo hago con Wapofeo, porque lo saque al 100% de mi vida, no porque me falten las ganas. He de confesar aqui, que aun le pienso a veces. Y como menciona el padre Roji, no se los mandas en frances o en ingles nada mas porque si.
De los otros dos, pues no te felicito, mas que nada te admiro, porque te resististe y estuviste de poser, lo cual no es nada malo si lo haces de vez en cuando.
Mira, se por propia experienca que es muy dificil dejar ir a alguien (el primero me costo dos años y medio), y yo tambien estoy pasando por un proceso parecido, asi que, solo te puedo decir que el sol saldra de nuevo.

Padre Roji, te envio un abrazo.

Navegante Vagabundo dijo...

Estimadísimo padre roji, saldo blanco: eso no lo había pensado aunque también puede tener una connotación sexual, ¿eh? jejeje. Sobre los mensajes, realmente ya no me atormenta la idea. Volvió a insistir por teléfono J., a preguntarme qué significaban pero no le dije nada y después ya simplemente me dijo qué querían decir a lo que yo respondí: ¿cuáles mensajes?. A veces es mejor jugarle al tonto. Por otro lado, tal vez no me explique bien cuando narro lo que pienso o lo que me sucede, pero no estoy buscando el amor, ése ya lo tengo y de sobra como bien dices. No puedo evitar que disfrute el sexo con alguien más, eso sí, y a menudo se mezclan ambas cosas aunque poco a poco voy aprendiendo a evitar que el corazón salga dañado. Un abrazo, mi querido amigo.

Apreciable Doffo, claro que es difícil dejar ir a alguien pero poco a poco lo vamos logrando. Así: pasito a pasito. Abrazo para ti también.

Queridísima castee, angel mío: confieso que cuando me dijo J. lo de los mensajes y lo recordé no pude evitar reírme. ¿Qué tantas cosas hacemos bajo la influencia del alcohol?

Iván: Mi latín está algo oxidado y tan sólo pude traducir literalmente lo que me has dicho, es algo así como:

"Ahora hago oidos sordos ser que quiera (?).

A menudo puedo comprender, en mis ojos está.

Salve Reina Madre de Dios."

Creo que no tiene mucho sentido, pero comprendo lo que has querido decir. Gracias por ello. (Y bienvenido por aquí).