lunes, diciembre 26, 2005

Los ojos de O.

Lo que cuentan algunas personas que ya llevan muchos, muchísimos años de "casados" (como O. y yo, por ejemplo) es que "la rutina mata" y sutilezas de ese estilo. No sé, pero creo que O. y yo hemos logrado hasta ahora encontrar la manera de no sentirnos hartos por la rutina. Claro, no niego que a veces se nos antoja hacer otras cosas, pero ésa es la diferencia con otras parejas: que nosotros sí las hacemos si ambos lo decidimos de esa manera.

Aún así, en medio de los tipos que van y vienen a veces se nos olvida vernos a nosotros mismos o ver a nuestra pareja. Yo ya no había visto detenidamente los ojos de O. en algún tiempo, y apenas ayer que lo hice recordé cuánto me gustan esos ojitos color miel, como para perderme en ellos y en las mil fantasías que se me antojan cuando los veo directamente. Sí, claro, también extraño los ojazos negro azabache de J. pero los ojos de mi O. no los cambiaría por nada en el mundo, a pesar de que el color de ojos que más me gusta es el verde.

Disculpen ustedes, amables lectores, mis debrayes melancólicos.

jueves, diciembre 22, 2005

Reacciones de algunos blogueros gay

Nunca pensé que más de un par de blogueros fueran a leer lo que escribí respecto a mí y a ellos pero debo aprender a tener más respeto por el poderío de la Internet y saber que, efectivamente, casi todo lo que escribas estará ante el escrutinio público aunque lo hagas de manera más o menos clandestina.

En general, las reacciones fueron muy buenas, me dejaron muchos comentarios en la entrada e incluso algunos más escribieron algo al respecto en sus blogs, como Shinseiki21 y su aclaración sobre "Koi", o inhomoveritas y la mención de lo que escribí, así como Kine y su "salida del clóset ante la comunidad bloguera" a quien sinceramente felicito y agradezco sus palabras y finalmente al amarguete de Dreamer y sus interminables quejas sobre la vida (Reitero lo que dije originalmente: el comentario iba sin alguna malsana intención pero lo que has escrito no parece ser de la misma manera. Ni siquiera te tomaste la molestia de leer un poco más sobre mí para poder opinar y eso es triste, pero hasta cierto punto predecible de tu parte). Prácticamente todos los demás a quienes mencioné dejaron un mensaje haciéndome saber que habían leído lo que escribí, lo cual me pareció fabuloso pero al mismo tiempo me da un poco de miedo porque ahora ya no estoy completamente "anonimizado" (sí, me gusta inventar palabras). He decidido poner un enlace hacia los blogs de todos ellos para que la gente que me visite sepa a quiénes leo con regularidad.

Para quien tenga tiempo y quiera comprender un poco más la enredosa y complicada historia (totalmente real, no tiene ninguna fantasía o invento como cierto personaje dijo que tenía) que he escrito, le invito a leer los "archivos" de este blog, de julio para acá, en orden cronológico (de abajo hacia arriba). Después de eso será más fácil entender casi todo. Es la historia de mi vida en los últimos meses.

Este breve mensaje era, pues, sólo un agradecimiento público a todos ustedes. Mientras tanto, continuaré relatando mis (en ocasiones sórdidas) aventuras en este extraño mundo en el que me tocó vivir.

martes, diciembre 20, 2005

Reapareció A. (parece ser que igualmente rápido se irá otra vez)

El proceso de "regresar" con A. fue un lento cachondeo que se dio en los últimos meses, justo después de que "terminamos" con J., aunque sólo habían sido tímidos coqueteos, finalmente nos volvimos a ver la semana pasada.

No estaba nervioso, pero sí francamente excitado de volver a ver a A. pues tan sólo el recordar las espléndidas sesiones de sexo que tuvimos con él me provoca incontrolables reacciones en el cuerpo. Y así, después de largas conversaciones virtuales, se dio el reencuentro. Él guapísimo, tal y como lo recordaba, muy alto, moreno, con facciones fuertes y pronunciadas pero a la vez infantiles (ya cumplió 23 años, no lo puedo creer), el cuerpo un poco mejor proporcionado gracias a que ha hecho ejercicio en los últimos meses y esa desarmante mirada cachonda que ni de chiste puedo olvidar. Estuvimos en un bar, a la vista del público pero yo sólo quería comérmelo a besos. En algún momento de la noche dijo la palabra mágica que había anhelado escuchar, pero me hice el que no me importó mucho: "perdóname". Esa sola palabra englobaba muchos significados, a saber: "fui un estúpido por haberme alejado de ustedes por una cosa de nada, estoy arrepentido y quisiera volver a su cama, quisiera que retomáramos eso que llegamos a tener".

Yo quiero perdonarlo pero es difícil olvidar el pasado (o como dice magistralmente Fangoria: "después de ver cómo el dolor lo cambia todo...") y creo que no será tan trivial como tan sólo decir: "está bien, no te preocupes y no pasó nada, retomaremos la relación tal y como se quedó". Además, aunque quisiera hacerlo, está el maldito "factor J." del cual aún no me libro completamente. Y no, no estoy maldiciendo a J. ni mucho menos, sino a mi estúpida obsesión con él; simplemente no puedo terminar de sacudírmelo de encima, aunque ahora lo vemos muy poco, si acaso una vez a la semana.

Esa noche, tal y como se esperaba, terminamos en la cama con A. y el sexo fue tan grandioso como lo recordaba (en alguna ocasión mencioné que estaba probablemente dentro del "Top 10" del mejor sexo) aunque acentuado al infinito por el deseo reprimido de tantos y tantos meses anteriores. Hubo muchos besos (que conste que no beso a cualquiera), muchas caricias y aún más cachondeo. En un momento me pareció imaginar que inclusive O. ya había perdonado a A., pues él le guarda más rencor que yo por haberse ido así nada más y haber actuado tan raro con nosotros durante muchos meses.

Al otro día, cuando partió, no hubo promesas de reanudar la relación por ninguno de los dos bandos, aunque de cierta manera quedó implícito que nos continuaríamos viendo... hasta algunos días después, en que hubo una fiesta y a pesar de que A. había dicho que no asistiría, terminó yendo pues quería vernos y estar con nosotros. Esas fiestas son catastróficas en algunos aspectos porque no quedas bien ni con dios ni con el diablo: nosotros queríamos estar con nuestros amigos, A. con los suyos y nos vimos y convivimos poco tiempo durante la noche. En algún momento A. se puso celoso de un amigo nuestro y regresó su antigua personalidad caprichosa y berrinchuda que tanto odiábamos: terminó yéndose con sus amigos y ya no pasó la noche con nosotros. Al siguiente día, claro está, las disculpas y todo lo demás, pero... ¿realmente necesitamos eso? Tanto O. como yo estamos lo suficientemente maduros para no depender de berrinches cuasi infantiles; está bien que tengamos debilidad por los niños de un poco más de 20 años, pero tampoco tenemos la necesidad de estar sujetos a sus caprichos y extraños deseos.

No, no sé qué sucederá ahora con A. pero de lo que sí estoy seguro es de que no permitiremos que llegue a pasar algo similar a lo de J., pues es mucho desgaste para todas las partes. Si es que A. quiere "regresar" con nosotros y estar en un plan mucho más relajado entonces seremos felices. Si no lo quiere así, será triste pero deberemos olvidar la relación.

¡Qué lástima que estés tan rico, A.!

miércoles, diciembre 14, 2005

Analizándome y analizando a los blogueros gay

Desde que abrí este blog (no tan) secreto, me inscribí en bloguerosgay.com, que es un sitio que recopila la información de los blogs de la gente suscrita y la publica en un mismo lugar.

Pues bien, desde entonces he estado leyendo la historia de algunos de ellos (me es imposible seguir el ritmo de los setenta, así que abarco sólo a un grupo pequeño) y a menudo pienso en la manera en que se relacionan con la gente (y en ocasiones entre ellos) y lo comparo con la forma en que yo me relaciono con la gente, incluyendo a O., por lo que siempre saco interesantes conclusiones.

Quiero aclarar que lo que escribo aquí lo hago con gran respeto hacia todos y si por azares del destino algún bloguero llegara a leer esto sepa que no hay mala intención en mis palabras.

Primero que nada, no puedo evitar pensar en quienes tienen relaciones hasta cierto punto tormentosas con alguien quien se ha convertido en alguna especie de obsesión (como lo ha sido en su momento J. conmigo) y me he identificado mucho con ellos; específicamente con Knar y su obsesión por "MJ" que parece ir poco a poco superando, o también la de Mauricio (quien ha sido lector de este blog) con su desconcertador Diego; incluso la de Doffo y su ya perdido "Wapofeo". Es impresionante cómo puedes ver esas relaciones desde fuera y decir, casi gritar: "¡reacciona, chico, estás obsesionado por alguien quien no vale la pena!" y sin embargo he pecado de eso también y he visto a J. con los mismos ojos que ellos ven a sus amores mal logrados.

Por otro lado, están también las historias de romances que o bien han surgido en este medio o bien se mantienen y las seguimos cuales telenovelas como la relación de brayan (reinito) y charlyboy (gatito) quienes derraman miel por doquiera y son un ejemplo envidiable para muchos. También están las historias de amores recientes pero que se antojan como verdaderos y que van a durar, como la historia de Eduardo Irabién (quien ha sido lector de este blog) y Manuel cuya evolución del romance fue casi pública y todos pudimos verla. Nunca he tenido una experiencia así, ya que O. no tiene un blog (aunque conoce la existencia de mis dos blogs) pero sería interesante que él también lo tuviera y compartiera las experiencias desde su punto de vista; el nuestro podría ser un "romance público" como lo son esos.

También tenemos a las parejas "hechas y derechas" que al parecer son una especie en extinción y cuya existencia es la envidia de muchos y odio de algunos cuantos; por ejemplo, Flavio y su Daniel, quienes tengo entendido que ya llevan muchos años juntos, o Leo y Koi quienes incluso tienen un blog compartido y a pesar de que aún no viven (del todo) juntos se ve que tienen una relación madura, o kinetexas quien aparentemente también lleva una relación de años; ¿y por qué no mencionar a los cuasi legendarios Imoq y Ariel? Creo que todo mundo conoce su historia con años y años que llevan juntos. Con estas parejas sí he sentido similitud pues el caso de O. y el mío es el mismo: una pareja de muchos, muchos años juntos quienes compartimos toda nuestra vida y ante los ojos de la mayoría tenemos una "relación perfecta". Claro está, pocos conocen los recovecos y acuerdos de nuestra relación y menos se imaginan que disfrutamos de tener sexo con terceras (y cuartas, quintas o más) personas pero es un trato mutuo y así somos felices, realmente lo disfrutamos. ¿Por qué no hay blogs de "tríos" o "cuartetos"? ¿O inclusive de "parejas abiertas"? Creo que aunque el cyberespacio te proporciona cierto grado de anonimidad, éste aún no es suficiente para que la gente pueda escribir todo lo que realmente piensa.

Por último están los blogueros "solitarios" quienes escriben sus cachondeces (como yo lo hago) y sueltan lo que sienten sin mucho temor, tal y como lo es el Maricón de Mierda, a quien realmente admiro y disfruto de sus escritos, o los "niños buenos" como mi lector favorito que es Chaud o inclusive a quien podría considerar mi antítesis: Dreamer pues seguro que yo soy todo lo que él no quisiera ser (promiscuo, relajado, generalmente alegre) y su forma de ver la vida no se me antoja para nada. Con varios de ellos me he identificado en algunas ocasiones y veo que no son más que personas relatando sus aventuras cotidianas y su forma de ver la vida.

Sí, no cabe duda que en muchas ocasiones nos vemos reflejados en los escritos de otros; es parte de la magia de la llamada "blogósfera" y muchas veces podemos darnos cuenta qué tan ridícula puede ser una situación personal que estemos viviendo cuando alguien más la describe.

Le doy gracias a los blogueros gay por compartir sus historias cotidianas, y espero que haya para mucho, mucho tiempo más.

lunes, diciembre 12, 2005

¿Salir del clóset? Creo que todavía no.

Estaba platicando con uno de los únicos dos amigos que me conocen y conocen este "blog secreto" y me preguntaba por qué no "salía del clóset" ante la comunidad bloguera y escribía diciendo quién era yo. Me dio vueltas en la cabeza por un rato pero creo que no vale la pena y perdería más de lo que ganaría, pues este "anonimato" me ayuda a que pueda escribir de manera totalmente desinhibida todo lo que se me ocurra sin temor a que me juzguen. ¿Y de cuándo acá le temo a lo que piense la gente? Realmente no lo hago, no en general, pero he tratado temas tan íntimos e involucrado a otras personas que si dijera quién soy, no sería difícil adivinar quiénes son esas personas también.

Así que, mejor no, mejor sigamos en el cómodo anonimato y sin pensar mucho en lo que escribo, contando al mundo mis andanzas (no tan) secretas.

miércoles, diciembre 07, 2005

De flor en flor, olvidando a J. poquito a poquito

Ignoro por qué llevo una semana sin escribir nada aunque han sucedido algunas cosas (cachonderías, principalmente) qué contar. Tal vez simplemente no he estado con el ánimo de escribirlas.

Últimamente O. y yo hemos vuelto a las andadas y desde el fin de semana pasado hemos conocido a tres personas: el primero en un vapor local al que casi nunca vamos porque el ambiente no está muy bueno y está lleno de viejitos. Ese día se nos ocurrió ir y nos ligamos (bueno, mejor dicho, nos ligó) a un tipo como de 27 años, hubo sexo ahí mismo pero pasó sin pena ni gloria.

En los días pasados también hicimos cosas con otro como de 31 o algo así que igual no me gustaba mucho pero a O. sí y no fue tan bueno. Lo cierto es que cuando estaba en el sexo recordé a J. y terminé más excitado pensando/recordándolo que estando ahí con quien estábamos.

Por último, apenas hace un par de días conocimos a un chico muy agradable, quien nos contó su historia y resulta que está casado y se está divorciando (por razones obvias) y también está muy rico, buen sexo y toda la cosa aunque tampoco me dejó por completo satisfecho.

¿Será que sigo pensando mucho en J. y por eso no me llenan los tipos tanto como antes? ¿Será que hasta que aparezca alguien a quien quiera tan intensamente como quise a J. me sentiré del todo bien? No tengo respuestas a esas preguntas, supongo que se irán resolviendo sobre la marcha...

miércoles, noviembre 30, 2005

Happy together (las cartas sobre la mesa)

Al día de hoy cumpliremos ya una semana O. y yo de estar "Happy together", aunque no como los personajes de la película sino REALMENTE así; explico:

A raíz de todo lo que pasó con J. y de mis cambios de humor desde su partida, la relación con O. se puso un tanto "rara". No digo que estuviéramos mal o que tuviéramos muchos problemas pero sí estaba algo afectada la relación porque yo me la pasaba todo el tiempo pensando en J. y evidentemente eso terminó cansando a O., quien parecía tolerar cada vez menos mis desplantes y mi melancolía. Por eso mismo, a mí me empezaron a irritar algunas otras cosas sobre él y tuvimios varias semanas si no con problemas al menos sí con roces.

La semana pasada hablamos, pusimos "las cartas sobre la mesa" y nos dijimos muchas cosas que probablemente debimos haber dicho hace tiempo: nos estábamos haciendo daño, nos estábamos tolerando poco y nuestra comunicación había disminuído. Después de una laaarga charla, acordamos que a partir de ese día hablaríamos sobre todo lo que nos molestara del otro, en el momento en que sucedieran las cosas, pues O. argumentaba que yo estaba "raro" y "grosero" y yo le decía que él era el "irritable". Total que desde ese día, santo remedio. Sólo en un par de ocasiones hemos tenido la necesidad de hacernos ver que estamos actuando no de la manera en que el otro espera, pero en general nos hemos llevado mucho mejor y ya la pasamos bien todos los días, creo que nuestro nivel de comunicación subió muchísimo y ahora estamos casi al nivel que teníamos antes de que el asunto de J. hiciera mella en nuestra relación.

Aunque suene trillado lo repetiré: la comunicación en una pareja es básica, no importa que se lleven muchos años juntos, a veces es indispensable decir las cosas para sentirnos mejor. Sí, ya estamos plentamente felices juntos otra vez.

viernes, noviembre 25, 2005

¿Machista yo? No, sólo un poco celoso y posesivo

A propósito del fin de semana cuando salimos con J. al antro, ese día O. y yo nos regresamos con su amigo temprano, pero J. se quedó aún más tarde, pues se encontró a "su amigo" (sí, ese mismo amigo del epílogo del día en que nos conocimos J. y yo) y según me dijo un par de días después, después del antro "querían seguir tomando" y se fueron a la casa del susodicho, compraron cervezas y ahí estuvieron.

No pude evitar pensar e imaginar que probablemente pasó algo más que sólo tomar cervezas entre ellos dos, pues desde hace mucho tiempo "se traen ganas" pero lo cierto es que no me atrevo a preguntarle directamente a J., en primera porque no me concierne y después porque aunque hubiera pasado algo, ¿qué? Digo, esa misma noche O. y o tuvimos sexo con el amigo de O. y si J. quiere hacerlo con alguien más está en todo su derecho, aunque hay una pequeña parte en mí que se resiste a aceptar el hecho. No sé si sea un pequeño vestigio de machismo ("ése es sólo para mí y yo sí puedo hacer algo con otras personas pero él no") o simplemente celos, aunque es extraño pues no siento celos cuando O. hace algo con otras personas (al principio, hace muchos años, sí me daban). Me considero un ser totalmente racional y capaz de entender las relaciones "especiales" o diferentes como las que llevamos nosotros, por lo que debería de importarme un comino si J. se acostó o no con su amigo, pero me da vueltas en la cabeza. Es extraño, porque por otro lado sé que duerme junto con su pareja, y aunque nos haya dicho que no tiene sexo con él, podría ser que de vez en cuando lo hagan (vamos, no creo que ni una vez) sin embargo eso tampoco me provoca celos ni mucho menos.

Vaya que estoy hecho un lío, aunque supongo y confío en que poco a poco iré sintiéndome más tranquilo respecto a J., quiero pensar que es parte del proceso de irme desprendiendo de él nada más.

Espero que esta fase de "machista posesivo" no me dure prácticamente nada, pues no es buena ni para mí ni para nadie.

domingo, noviembre 20, 2005

Entre azul y buenas noches

Otro episodio alcohólico. Afortunadamente no tuvo el mismo fin nefasto que el del mes pasado, pero por poco era así. Ya debo aprender: no mezclar alcohol en exceso y la presencia de J., son realmente una mala combinación pero lo hice anoche. Creo que debo empezar por contar qué sucedió desde un día anterior.

El viernes llegó a visitarnos de otra ciudad un amigo de O. a quien no conocía en persona, sólo por Internet y es una persona agradable. Él y O. conversan mucho por Internet y O. le tiene confianza, por lo que yo le tomé confianza de inmediato también, aunque nunca había hablado con él. O. ya le ha contado varias cosas de nuestra relación, así que nada le cayó de sorpresa. Creo que ya habían cachondeado previamente e imaginé que sucedería algo con él el fin de semana, aunque no estaba seguro de que yo quisiera intervenir. Por alguna razón, en el aspecto sexual sigo pensando casi todo el tiempo en J., y cuando llego a tener alguna fantasía siempre está involucrado en ésta.

Tal y como lo predije, el viernes por la noche/sábado por la madrugada, O. y su amigo terminaron cachondeando en otra habitación y yo estaba algo caliente aunque no tenía muchas ganas de participar, aunque O. ya me había dicho previamente que el amigo quería hacer algo con los dos, pero "le daba pena" (en México a la "vergüenza" se le dice "pena" también) conmigo. Yo le dije a O. que no se preocupara y que hicieran lo que quisieran y que yo dormiría. Al final me ganó la calentura y decidí jugar al vouyerista (me gusta mucho ver) y me acerqué en penumbra para ver el cachondeo de O. y su amigo. Cuando éste se dio cuenta que yo estaba ahí viendo, sólo atinó a decir "ssooooorry" y terminó. Fue una lata porque apenas llevaban poco y O. tuvo que apurarse para terminar también, yo preferí no hacer nada y me regresé a la cama. Al poco rato que llegó O., en voz baja reíamos y broméabamos que le llamaríamos "el American Pie" por la película en donde el adolescente termina prematuramente. Por ese día dormimos, nosotros en nuestra habitación y el amigo en otra y no sucedió nada más.

Ayer sábado decidimos ir a dar un paseo al campo, y mientras estábamos haciendo los preparativos para salir, J. llamó por teléfono para preguntar qué haríamos. Le comenté que saldríamos y quiso acompañarnos. Me agradó la idea (me gusta la compañía de J.) aunque temí que fuera a haber algún roce con el amigo de O. porque J. siempre se pone celoso de nuestros amigos o de la gente que nos rodea. Afortunadamente la salida transcurrió sin mayor novedad, los cuatro la pasamos muy bien y fue un día agradable. De regreso compramos alcohol pero J. dijo que debía regresar a su casa. Le preguntamos si saldría al antro por la noche y dijo que no, así que pensamos que ya no lo veríamos.

Empezamos a tomar O., su amigo y yo alrededor de las siete de la tarde y para las once de la noche yo ya había tomado bastante. Poco antes de esa hora los ánimos de los tres se calentaron y terminamos en la cama, ahora sí aguantó bien el amigo de O. y el sexo estuvo regular, tirándole a bien; gracias a eso se quitó el mote de "American Pie". Justo habíamos terminado y nos estábamos arreglando para salir al antro cuando llegó J. a la casa sin previo aviso. Afortunadamente no llegó media hora antes porque entonces nos habría encontrado con el amigo de O. y me imagino la escena que nos habría armado aunque, vuelvo a aclarar, ya no tenemos nada "oficial" con J. pero él es así.

Como yo ya había tomado demasiado y recordé la escena del mes anterior, decidí apartarme de todos por un rato y me encerré en una habitación solo. Estaba simplemente recordando, dejando que los sentimientos que el alcohol parece matizar afloraran y sufriendo un poco porque J. ya no está con nosotros, no demasiado pero sí lo suficiente como para que me salieran unas lágrimas y en un momento entró O. y me vio llorando y se molestó, con justa razón, porque me dijo que siempre que me emborracho es lo mismo: lloro por J. y aunque digo que ya estoy bien vuelvo a ponerme mal. Le hice ver que no, que no me pondría mal y que simplemente quería estar solo un rato. Discutimos un poco pero al final de cuentas no pasó a mayores, aunque tuvo potencial para haber un problema si lo hubiéramos dejado.

Terminamos yendo a bailar los cuatro, primero se fueron O. y su amigo y yo me fui con J. en su flamante auto nuevo (sí, todavía me duele) pero no me divertí mucho por la noche. El alcohol había dejado de hacer efecto y yo entré en una fase semi depresiva aunque me controlé bastante bien.

Hoy no me siento bien por completo, puede ser un poco la resaca y un poco saber que muy en el fondo sigo dolido por lo de J., aunque ya no me afecta (tanto) en mi vida cotidiana.

Hoy me siento como "entre azul y buenas noches".

miércoles, noviembre 16, 2005

S. y J.

Cual telenovela mala mexicana, el fin de semana pasado sucedió algo peculiar, que si bien había previsto que sucedería algún día, no pensé que fuera tan pronto: S. y J. se conocieron (y se odiaron, ja).

Resulta que S. volvió a venir a la ciudad (y vendrá el próximo fin de semana otra vez) porque ahora como ya se siente en confianza con nosotros otra vez, le gusta venir para "cambiar de aire" y salir, convivir con nosotros, etc. Todo ha estado bien, y su presencia me ayuda a reafirmar el saber que algún día podré estar 100% cómodo junto a J. también, aunque ya no esté con nosotros. Supongo que ese día será más temprano que tarde, pues ya empiezo a sentirlo así.

S. volvió a venir con su amigo que vino la ocasión pasada y no teníamos planes de ver a J. durante ese fin de semana, pero dada la experiencia del jueves, J. nos había estado llamando todos los días y el sábado quiso vernos. No le vimos mayor problema, de todas maneras ya no tenemos nada con S. más que una linda amistad, y no pensamos que pasaría a mayores. S. y su amigo habían salido por la tarde del sábado, y J. fue a la casa y estuvimos viendo películas y conviviendo. Cuando S. y su amigo regresaron, J. estaba en la sala con nosotros y vi que S. no le puso muy buena cara que digamos. Como que J. presintió algo también (¿será que se habrá acordado que vio las fotos de nosotros teniendo sexo con S. alguna vez?) y tampoco le puso muy buena cara, pero igual los presentamos y no pasó a mayores. Como S. había tomado un poco en la fiesta a la que fue, se acercó a nosotros y nos empezó a abrazar y a mí me quiso besar, pero yo no se lo permití. Tal vez hubiera sido bueno que lo dejara, pues se supone que ya no tenemos nada "oficial" con J. pero nunca he sido de los que les gusta andar provocando celos por gusto y mejor preferí evitar el conflicto. Un rato después S. me llamó a otra habitación y me preguntó qué tenía; le dije que nada, y literalmente me dijo "es por el pendejo ese, ¿verdad?" y yo sólo sonreí, pero ni lo acepté ni lo negué.

Más tarde S. y su amigo fueron al antro, yo estaba muy cansado para salir pero J. tenía ganas de hacerlo por lo que les dije que si querían O. y él se podían ir también. Me contó O., de regreso, que se la pasaron bien allá, pero que S. y J. se volvieron a encontrar y se estuvieron echando miradas nada amigables, aunque en un momento que O. estaba bailando con J., S. también se acercó y bailaron los tres. Me imagino esa escena y no deja de prenderme: mi O. bailando con los, seguramente, dos chicos más lindos de todo el lugar, ¡debió haber sido como un sueño! Qué lástima que ya no estuve ahí.

El resto del fin de semana volvió a pasar "sin pena ni gloria" y S. se volvió a ir. Hemos visto a J. prácticamente todos los días (y claro, ha habido sexo) y ya no parece importarle mucho que nos acostemos a pesar de que está con su pareja. Como dije, me estoy haciendo un cínico y si a J. no le importa "ponerle el cuerno" a su pareja, a nosotros tampoco nos debe importar.

Estamos haciendo algo que queremos y disfrutamos lo tres, y lo mejor de todo es que ya no estoy herido. No voy a negarlo, sería estúpido decir que no lo amo aún, el amor no es algo que desaparece así como así, pero sí ha evolucionado, ya no es un sentimiento obsesivo sino que lo acepto cuando está y también lo acepto cuando no lo está.

Ya veremos cómo continúa esto; mientras tanto estamos cómodos los tres, aunque no creo que quien esa pareja de J. opine lo mismo, si se llega a enterar.

viernes, noviembre 11, 2005

Sucedió lo que debía suceder

Todo era cuestión de tiempo, y las condiciones apuntaban a que inequívocamente sucedería por estos días, así que ya no será sorpresa para nadie que haya seguido la historia: terminamos en la cama con J. otra vez.

No tengo una idea ni un sentimiento negativo al respecto. No "me traumo" ni mucho menos, porque sé que fue algo de una noche y que después J. regresó casi al amanecer con su pareja. Sé que seguirá con él y que lo que sucedió probablemente se repita, pero que J. continuará con su vida y nosotros con la nuestra. ¿Y lo mejor o peor del caso? Que no me siento mal. No me siento "usado" ni siento que hayamos "usado" a J., creo que los tres lo deseábamos, los tres conocemos las reglas del juego y las consecuencias de nuestros actos, y así lo hicimos.

Me siento, por otro lado, un poco mal por el hecho de no sentirme mal. ¿Enredado? El problema es que fue tan intenso todo con J. mientras duró, y el drama después de que se fue me dolió tanto que ahora no puedo creer que lo vea como un "fuck buddy" sin sentirme del todo mal por sólo tener sexo sin amor con él. Cariño sí le tengo, y mucho, pero ya no estoy estúpidamente enamorado de él, ya no pienso día y noche en cómo estará ni lo deseo a mi lado.

No cabe duda, soy un cínico, en eso me he convertido y tampoco estoy muy orgulloso del asunto.

¿El sexo cómo estuvo? ¡De antología! Tal y como lo recordaba, acentuado por el deseo acumulado en casi un mes y medio de no haber hecho nada con él. No cabe duda que ese niño es maravilloso en la cama, qué lástima que su pareja no aprecie eso y no tengan sexo, pero ése ya es problema de ellos y no me debe incumbir.

J. se marchó casi a las 5 de la mañana y O. y yo apenas y pudimos dormir pocas horas, pues debíamos levantarnos a realizar nuestras actividades cotidianas. ¡Pero cómo valió la pena la desvelada!

miércoles, noviembre 09, 2005

¿Retrocediendo?

Las cosas entre J. y nosotros están involucionando, creo que estamos regresando al inicio de la relación, cuando empezábamos a conocernos y éramos apenas "tímidos novios".

Realmente me pregunto qué sucederá con nosotros, pues no podemos evitar verlo. Ya lo intentamos, hay constancia de ello, pero al parecer ese niño llegó para quedarse, aunque ya no esté con nosotros. Y es que aunque mi adorada castee enérgicamente me diga que estamos haciendo mal (y tiene toda la razón), es como una corriente que te arrastra y que prefieres dejarte llevar para ver qué sucede.

Ayer volvimos a los tiempos en que alquilábamos no una, sino dos películas y las veíamos en casa. No hubo sexo (al menos no mientras J. estuvo aquí, después de su partida O. y yo tuvimos un sexo tan intenso como no lo habíamos tenido en semanas) pero sí estuvimos tomados de la mano J. y yo durante las dos películas, acariciándonos y jugueteando. Estoy seguro de que pudo haber algo más si lo hubiéramos provocado, pero al parecer ninguno de los tres se atrevió a destapar la Caja de Pandora. No anoche, al menos, aunque me temo que sucederá muy pronto.

¿Y saben qué? No me importa. No estoy sufriendo, no estoy anhelando a J. como lo había venido haciendo por semanas. El Navegante Vagabundo ya no es un ente que lloriquea por el pasado, sino que se está haciendo un ser cínico y desvergonzado que tratará de sacar provecho de la situación: si J. quiere sexo y O. y yo lo queremos también, entonces eso tendremos. No lo amaré más, no lo anhelaré más, si terminamos en la cama lo disfrutaré y si no sucede tampoco pasará nada.

Sí, definitivamente me estoy haciendo un cínico, ¿qué va a ser de mí?

martes, noviembre 08, 2005

Todo cae por su propio peso

Que conste que no romperé la promesa de ya no estar triste pues en estos días me he sentido de maravillas, creo que realmente algo cambió.

De todas maneras, al parecer hoy las cosas sufrieron un giro inesperado: me contó O. que habló con J. por teléfono y este último insiste en que nos veamos "para ver una película en casa". No quiere salir ni nada, quiere vernos ahí. Estuvieron conversando un poco más y al parecer O. ya conoce la respuesta al misterio de la insistencia de J., pues éste le terminó confesando lo que ya sabíamos: en efecto, J. se ha sentido mal también, nos ha extrañado mucho y ha llorado por no estar con nosotros, pero él mismo dice que "es el precio que tiene que pagar por obtener las cosas que tiene" (una casa, un carro nuevo, "tener pareja" aunque no lo ame) pero que quisiera que la situación fuera otra. Claro que me duele que el chico sea tan materialista pero al menos lo acepta, ja, le daré el beneficio de ser honesto.

Le confesó también que su pareja no le gusta (gran noticia, como si no lo hubiéramos sabido antes) y que "tiene necesidades" (quiere sexo, pues) que pretende satisfacer con alguien más, pues no está a gusto con su relación. ¿Y en quién pensó? En nosotros, claro está. La situación no me molestaría si no fuera por el hecho de que estuve realmente clavado con él y que temo que se me remuevan los sentimientos si nos volvemos a acostar. Una relación de "solo sexo" no me molesta, para nada (hemos tenido muchas) pero puesto que hubo una historia romántica y tuve una gran dosis de dolor, me da miedo aceptarlo así como así.

Ya veré qué sucede, de lo que sí estoy seguro es de que no volveré a sufrir, no por él, al menos.

sábado, noviembre 05, 2005

Adiós a la tristeza

Durante los días anteriores J. y yo estuvimos jugando "al gato y el ratón": él me llamaba por teléfono, yo no contestaba a las llamadas. En una de esas contesté y me preguntó por qué lo hacía, le dije que me disculpara, pero que no me sentía muy bien. Él me dijo que había leído la carta, y que debíamos hablar. Le hice saber que, precisamente, ahí le decía que prefería que no habláramos en algún tiempo, pero él insistió. Además, quería darme un regalo.

Así continuamos, con "el gato y el ratón" hasta que hoy accedí a verlo, y eso porque O. le contestó el teléfono y le dijo que tenía que salir, pero que viniera a casa y que yo estaría aquí. "Total", pensé, "otro trago amargo y luego ya no lo veo por algún tiempo".

No fue un trago amargo. Al principio sí, me dolió verlo, y mucho. Después me dio el regalo, que puse en algún rincón y después de algunos minutos de monosílabos me dijo que lo abriera. Era un peluche con mi animal favorito, bastante "apapachable" y no pude evitar abrazarlo. Me preguntó cómo le iba a poner, le dije que le pondría "***" (el apodo que O. y yo le dimos a J. de cariño). Después me dijo que si era verdad que no lo quería ver más, que se iría y que esperaría hasta que quisiera verlo. Le dije que sí, que sería lo mejor.

Ya casi se iba, pero le pedí un último abrazo, pensé que me haría bien. No me hizo bien... ¡me vino de maravillas! En cuestión de segundos mi percepción del mundo empezó a cambiar y juro que pude sentir cómo físicamente la tristeza se iba alejando de mi cuerpo. Yo sé, alucino mucho y no tengo remedio, pero después del primer abrazo vinieron varios más, platicamos como antes, nos reímos, estuvimos tomados de la mano sin ninguna otra connotación y pasamos un momento muy agradable.

Convení con él que mejor siguiéramos un "Plan B" que era vernos cada que pudiéramos, pero abrazarnos de vez en cuando. No lo sé, creo que no hago mal. Todavía hay deseo, sí, pero sentir su abrazo me hizo mejor que no tenerlo durante más de un mes. Me sentí bien y en este momento no tengo tristeza, espero que ahora sí ya se haya alejado "for good".

Deseo, de todo corazón, que el Navegante Vagabundo ya no vuelva a lloriquear aquí y que regrese a las andadas, a esas andanzas que tanto disfruta de relatar. ¡El mundo está ahí! J. es sólo un niño (muy) bonito, pero ya se fue y vendrán otros, como me lo han dicho. Por otro lado, mi O. siempre ha estado y estará ahí conmigo. ¿Qué más puedo pedir?

Gracias a quienes han soportado mi patética vida durante poco más de un mes, estoy seguro de que las cosas cambiarán de ahora en adelante.

jueves, noviembre 03, 2005

Eternamente inocente

Éramos transparentes
éramos transparentes los dos
como el agua de la lluvia
que golpea la ventana.

Éramos tan fuertes
éramos tan fuertes los dos
que creímos que nada dolía
que creímos que no moriría.

¿Dónde fue todo eso a parar?
¿Cuándo se empezo a estropear?
Quiero ser inocente, practicamente inconsciente
para creer que podría tenerte a mi lado eternamente.

Éramos tan perfectos
éramos tan perfectos tú y yo
que apostábamos y jugábamos
a parecer como el resto.

Éramos tan valientes
éramos tan valientes tú y yo
que retamos al mismo diablo
a atraverse algún día a separarnos.

¿Dónde fue todo eso a parar?
¿Cuándo se empezo a estropear?
Quiero ser inocente, practicamente inconsciente
para creer que podría tenerte a mi lado eternamente.
Quiero ser inocente, practicamente inconsciente
para creer que podría quedarme a tu lado eternamente.

Creíamos que eramos tan diferentes
que nuestro amor iba a ser para siempre
que nunca nos pasaría como al resto de la gente
que no acabaría, que nunca te irías.

¿Dónde fue tu buena voluntad?
¿Cuándo me empezaste a engañar?
Quiero ser inocente, practicamente inconsciente
para creer que podría tenerte a mi lado eternamente.
Quiero ser inocente, practicamente inconsciente
para creer que podría quedarme a tu lado eternamente.

A tu lado eternamente...


Me da miedo que nos vaya a pasar lo que sucedió a los amantes de la canción que magistralmente narra Fangoria, pues pienso que O. y yo somos invulnerables, que "hemos retado al mismo diablo a atreverse algún día a separarnos" pues que estamos juntos y que así nos mantendremos, que somos "tan perfectos" que "jugamos a parecer como el resto", y es que la gente que nos conoce siempre tiene la idea que somos la pareja ideal, y probablemente lo somos, aunque no conozcan sutilezas de nuestra relación.

No hay motivo de alarma, no tenemos un problema mayor pero anoche discutimos _otra vez_ y en medio de la discusión salió el tema de J., que O. percibe que aún no puedo estar del todo bien con respecto a él, y claro que tiene razón. Soy patético, a nivel consciente simplemente no lo entiendo, ya tiene más de un mes que el chico se fue, y con la determinación que he tomado de no verlo más espero que pueda mejorar, pero por el momento no lo he hecho, aún lo extraño, aún pienso en él con frecuencia y aún me siento triste a menudo. Dice O. que también he estado irritable con él y eso es grave, porque si hay algo importante para mí en esta vida es precisamente O., y no me gustaría tener ningún problema con él. Le he pedido paciencia, le he asegurado que voy a estar mejor y espero realmente lograrlo.

No, definitivamente no nos irá mal, no nos engañaremos, no habrá mala voluntad, tal y como la canción lo dice. No, a nosotros no nos sucederá.

lunes, octubre 31, 2005

Carta a J.

J. dejó su mochila en la casa la semana pasada que estuvo trabajando en el proyecto con O.; ignoro cuándo la recogerá, pero hoy quise tomar su cuaderno y escribirle la carta que a continuación transcribo.

Te escribo esta carta porque es la única manera que se me ocurre en que puedo comunicarme contigo. En más de una ocasión he querido decirte las cosas de frente, viéndote a los ojos pero las lágrimas me han ganado y la voz se me ha quebrado. También he pensado en decírtelo por teléfono pero me quedo en la misma situación, y aunque por lo general puedo llegar a ser elocuente, al momento de hablar contigo simplemente me quedo sin palabras. Es por eso que he optado por escribirte, pues es algo que me gusta hacer y creo que es el mejor medio de hacerte saber qué sucede conmigo.

Sé que me has notado extraño durante las semanas pasadas, y que tal vez te ha extrañado eso pues el primer par de semanas después de tu partida me habías visto "bien", o al menos eso es lo que aparentaba. No estoy bien, realmente no lo he estado y aunque quisiera de todo corazón estarlo, simplemente no lo consigo. El día de hoy se cumple un mes de que te fuiste y a pesar de que el destino sólo quiso que nuestros caminos se unieran durante un lapso igualmente corto, aún me duele el estar sin ti y el que las cosas ya no sean lo mismo que fueron.

Tal vez, como tú piensas, las cosas nunca estuvieron bien, tal vez quisimos retar al destino en una fantasía que yo pensé que se podía realizar, pero que aprendí a punta de una bofetada de realidad que no se puede jugar con lo que se es y con lo que no se es. Tú tienes tus metas en la vida, has trazado un camino claro respecto a lo que deseas y hacia éste vas caminando. Tus objetivos te brindan lo que la mayoría de personas sueñan: seguridad, estabilidad, tranquilidad, entre otras cosas. Tus sueños son muy loables y admiro que pongas tanto empeño en lograrlos. Como te lo he dicho en repetidas ocasiones desde que nos conocimos: estoy seguro de que algún día se volverán realidad y de que serás una persona exitosa.

Pero mientras tanto, yo no estoy bien. Yo no puedo estar bien, por más que lo intento. A nivel consciente sé que hago mal con sentir todo este tropel de sentimientos que se acumulan dentro de mí. Sé que te debo "dejar ir" de una vez por todas y sólo atesorar los buenos momentos que tuvimos juntos, pero realmente me es imposible hacerlo. Me duele, y mucho. Es por esto que me debo alejar de ti, al menos por un tiempo. Me duele cuando no te veo, pero el verte me duele aún más. Me duele cuando no hablo contigo, pero al hablar contigo siento un dolor más agudo. Me duele cuando sólo imagino tu sonrisa, pero el verla provoca que mi corazón sienta que le entierran mil agujas al mismo tiempo, porque esa sonrisa tan tuya realmente me lastima.

Algunas personas le llamarán "amor" a esto que siento. Otras solamente le llamarán "capricho"; habrá algunas más quienes le llamen "deseo". Yo prefiero no ponerle ningún nombre, ninguna etiqueta y simplemente tratar de estar bien. Dicen que el tiempo lo cura todo, y aunque esa trillada frase me he cansado de escucharla y repetírmela infinidad de veces sólo me queda esperar que sea cierta, porque si no es el tiempo entonces no sé qué o quién será que pueda curarme, pero ya no puedo más. Estoy mal, me siento muy mal y no me gusta sentirme así.

Ignoro cuándo vayas a leer esta carta, o si lo vas a hacer algún día. Por ahora es todo lo que puedo hacer, apostarle al destino y lanzar esta carta dentro de tu cuaderno como una botella que avientas al mar con un mensaje del corazón, esperando que algún día alguien la encuentre y venga en tu rescate. Por mi parte no espero que vengas a mí, ya sé que eso no sucederá. Sólo espero que puedas comprender el por qué actúo de la manera en que actúo cuando estoy cerca de ti. El por qué aparentemente un momento estoy bien y al siguiente momento me veo totalmente desencajado. Sé que eres comprensivo y podrás entenderlo.

Un día, específicamente al día siguiente en que nos conocimos, te ofrecí mi amistad incondicional y realmente pienso cumplir esa oferta. Sólo te estoy pidiendo algo de tiempo, tiempo para que las heridas de mi corazón sanen y cicatricen y puedan aceptar la situación tal y como está ahora. ¿Podrás concederme este tiempo?. Esto no es un adiós, esto es un "hasta pronto".

Sin pena ni gloria

Así es como podría describir la visita de S. durante este fin de semana. No estaba nervioso antes de que llegara, ni me latió el corazón apresuradamente cuando tocó a la puerta. Me dio gusto verlo. Sí, así: gusto a secas y nos abrazamos durante un momento. Estuvimos conversando sobre cómo le ha ido y cómo nos ha ido a nosotros, pero lo cierto es que definitivamente ya no siento nada por él. No sé si será a causa del dolor que aún siento por la partida de J. pero de lo que sí estoy seguro es de que ya estoy "curado" de cualquier sentimiento que pudiera tener rezagado respecto a S., y eso me gusta.

La noche del viernes hubo sexo con S., pues aunque no estaba planeado, en medio de la noche fue a meterse en medio de nuestra cama, como solía hacerlo cuando vivía aquí y aunque sólo planeábamos dormir, los ánimos se calentaron y terminamos cogiendo. Como ya lo había mencionado antes, el sexo estuvo "regular", y es que el mayor atractivo de S. no es precisamente en la cama sino fuera de ella: es muy guapo, tal vez muchas personas piensen que es más guapo que J., aunque ambos son niños realmente preciosos y atractivos. Lo que tiene S. también es que es muy alegre y aunque no lo quieras o no te sientas bien, te hace reír y en general la pasas muy bien con él.

Este fin de semana sí me dejó una idea rondando por la cabeza: espero algún día poder sentir por J. lo que ahora siento por S.: solamente un gran cariño por la historia que tuvimos juntos, pero ya no sentirme perdida y estúpidamente enamorado de él, ya no extrañarlo y no sentirme triste de vez en cuando por su ausencia. Ya me quiero sacudir a J. de encima, aunque todavía no lo logro.

Gracias, S., gracias por hacerme ver que sí es posible, que si te olvidé a ti podré olvidar algún día a J., tal vez... algún día.

miércoles, octubre 26, 2005

Sé que hago mal...

... pero no lo puedo evitar, es parte de mi naturaleza; me gusta acercarme al fuego, me gusta quemarme para después sufrir por mis heridas. Sí, supongo que una pequeña parte de mi naturaleza es ser masoquista.

En este momento J. está en casa, en otra habitación, realizando un proyecto con O. que habían quedado de hacer otrora, en aquellos tiempos en que éramos un feliz trío. Afortunada o desafortunadamente el proyecto termina el próximo viernes y entonces ya no habrá necesidad de verlo prácticamente todos los días.

En este momento me siento bien, me siento tranquilo y no siento la imperiosa necesidad de correr a la otra habitación a abrazarlo, a besarlo y a confesarle cuánto lo he extrañado, cuánto lloro en secreto cuando parte, sin que O. se dé cuenta para que no se moleste conmigo, aunque él no lo haría; es demasiado comprensivo, es demasiado bueno. Aún así, me duele mucho que me vea sufrir por otro, por J., por ese niño tan precioso que estoy seguro que no vale la pena. Y sin embargo lo hago, y sin embargo lloro cuando nadie lo sabe, sin embargo sufro en silencio aún.

Perdónenme castee, padre roji, Eduardo, por no poder seguir sus consejos, por no darme tiempo para "dejarlo ir", y es que en ocasiones (como ahorita) estoy tranquilo, pero sé que si en un rato más voy a donde están ellos y J. vuelve a sonreirme o si se da la vuelta y veo sus perfectamente bien formadas y atractivas nalgas volverá el desasosiego a mi cuerpo.

Sólo faltan dos días, dos días para que se vaya J. y regrese S. Qué cosas, a nivel consciente no quiero estar ni con J. ni con S., no en este momento, por ahora necesito tiempo para estar con O., reponerme y lamerme las heridas, tal vez alguna otra persona para sexo ocasional pero sentimentalmente no me quiero involucrar con nadie, no cuando estoy tan dolido.

Mi amado O., de verdad, eres un santo y al mismo tiempo el hombre de mi vida. No sé qué haría sin ti, no sé qué haría si tuviera que soportar toda esta carga solo. Te amo.

domingo, octubre 23, 2005

El viernes

El viernes, dentro de 5 días, llega S. e ignoro qué sucederá, pero sí me empiezo a poner un tanto nervioso.

Por otro lado, le decía a O. que creo que aún me afecta un poco ver a J. tan frecuentemente, como lo hemos estado viendo (casi) todos los días. Creo que me hará bien separarme un poquito, hasta que las heridas terminen de cicatrizar por completo. No, no he estado triste ni nada, es sólo que aún duele un poquito, a ratos.

viernes, octubre 21, 2005

Le traigo ganas (¿acoso sexual?)

Hay un chavito de 19 años aquí en la oficina que hace su servicio social desde hace algunos meses y que me gusta. No sé si los demás lo noten, pero yo sé que es gay, o al menos es curioso. Como me percaté de eso casi desde que lo conocí, siempre lo saludo y mantengo mi mano entre la suya medio segundo más de lo que dura el saludo estándar, mientras lo miro fijamente a los ojos. Sé que se pone nervioso porque se ruboriza, aunque me sonríe también y sé que le gusta que lo haga.

A veces, cuando paso por donde está, "accidentalmente" mi mano llega a rozar su espalda y se estremece cual gatito. He querido mantener la distancia para no meterme en líos, y hasta ahora lo he hecho, pero hoy ando caliente y tal vez me atreva a algo más, aunque temo que me acusen de acoso sexual cual película de Hollywood o drama gringo en la Casa Blanca.

Le traigo ganas, sí...

jueves, octubre 20, 2005

Volver a "ser feliz espontáneamente"

Hace algún tiempo, O. me dijo que extrañaba mi "forma de ser de hace algunos años" de cuando nos conocimos. Ciertamente nuestra situación era muy diferente: yo no tenía un trabajo fijo como ahora y no la pasaba muy bien económicamente, pero tenía mucho tiempo libre para hacer lo que se me pegara en gana. Dice O. que en ese entonces, yo "reía espontáneamente" por cualquier cosa y por lo general tenía una sonrisa en la cara, que he perdido con el paso de los años.

¿Será que todos nos debemos amargar? ¿Será que ahora que tengo un estupendo trabajo con un excelente sueldo, y me tengo que preocupar por un millón de cosas que antes, sin trabajo y sin dinero, no debía preocuparme, me he vuelto "señor"? No quisiera pensar que eso ha sucedido, no me gustan "los señores".

Quiero volver a reír espontáneamente, quiero dejar de preocuparme por "hacer bien" las cosas, y que si llegara a perder el trabajo no sería el fin del mundo, de todas maneras podíamos sobrevivir antes, ¿por qué no lo haríamos ahora?

Sí, O., tal vez tengas razón y yo también me extrañe...

martes, octubre 18, 2005

O. y J.

Pues justo cuando me quejaba de que no había suficiente emoción en los días, hoy sucedió algo peculiar.

Resulta que O. está emocionado porque le gusta mucho disfrazarse en halloween (como cuando conocimos a S.) y desde hace tiempo J. le había dicho que le iba a ayudar con el disfraz. Pues bien, hoy me dijo O. que J. iría al a casa a ayudarle, y que comería con nosotros.

Cuando llegué a la casa todo estaba normal, ahí estaba J. y conversamos bien, como si nada. Se veía tan guapo hoy, ¿pero qué día no? En fin, no hubo mucho qué comentar, terminamos de comer y yo me tuve que regresar a la oficina, dejándolos solos y fantaseando conque ocurriera algo que hiciera que J. volviera. No ocurrió precisamente eso, pero ésta es la conversación que acabamos de tener O. y yo por un mensajero instantáneo:

N. V.: ¿Ya se fue J.?
O.: se acaba de ir
N. V.: Ah, ok. ¿Qué te dijo?
O.: mañana viene
O.: bueno, eso dice
O.: me siento triste :(
N. V.: ¿Por qué te sientes triste, amor? :(
O.: pues esque dijo qu emañana me venia a ayudar pero se llevo todas sus cosas
O.: y que tal que ya no regresa
N. V.: mmm ya :(
N. V.: Pues ya sabíamos que ya se había ido, amor :(
N. V.: Yo ya quería que se llevara sus cosas...
N. V.: Pero sí regresa a ayudarte.
O.: pero esque no me siento bien
N. V.: Ay, amor :(
N. V.: ¿Te pusiste triste porque se llevó sus cosas?
N. V.: ¿O por qué?
O.: nop
O.: creo que es algo complicado
O.: pero esque me sentia triste d everlo ahi solo sentado
O.: y me acordaba de cuando vivia con nosotros
N. V.: Ay, amor :(
N. V.: Pues sí, yo también aunque ya no me siento tan mal como antes...
N. V.: Poco a poco, cada día me siento un poco mejor.
O.: y luego no se, estabamso viendo videos y luego veia que la letra lo ponia triste, y lo veia algo triste
N. V.: :(
N. V.: ¿Cuál letra?
N. V.: Ay, ese J. tan tonto, deveras, eso me daba más coraje, a veces no sabía si estar triste o enojado con él, tan tonto... se va con aquel por el carro, por la casa, por las cosas que le paga y porque aunque nos quería a nosotros "el qué dirán" podía más... tan tonto él.
O.: y luego le dije que si m edejaba abrazarlo y nos quedamos toda la tarde abrazados
N. V.: :(
N. V.: Por eso estás más triste, entonces.. yo por eso preferí irme más temprano, necesito alejarme un poco porque si no me voy a poner triste también...
O.: si, yo creo que es eso, y luego aparte de todo se pone bien caliente, y entra en conflicto
N. V.: Pues sí. A decir verdad yo también tenía la fantasía secreta de que estando solos cogieran y ya mejor decidiera quedarse, jeje. Pero sé que eso nada más es a nivel fantasía, de todas maneras se va, de hecho, se fue...
O.: si, se fue, pero estabamos ahi
O.: y luego s epuso bien caliente ya sabes
N. V.: ¿Y sí cogieron, entonces?
O.: yo tambien, y nadamas me ponia su codo en mi cosa parada,
O.: pero nadamas
N. V.: Ay, ese J. :(
O.: y antes de eso me dijo que solo se acostaba con migo si le hacia cosas
O.: ya despue sdijo que era broma
N. V.: ¿Si le hacías cosas? ¿Cómo?
O.: el problema es conmigo, N.V., creo que estoy desarrollando mente criminal
N. V.: ¿Por qué, amor?
O.: pues no se, pero como que en parte queria ahi estar con el y en parte como que tenia ganas de ilusionarlo solamente
O.: ya sabes como soy d emalo aveces
N. V.: Ja, pues te entiendo a la perfección, amor. Yo también, no creas, he fantaseado con "ahora romperle el corazón", pero realmente no tiene caso, o sea, no...
N. V.: Pero sí lo he pensado, y supongo que debe ser "normal".
O.: jeje
O.: ya hasta estab aplaneandolo, peor ya despues pense que alomejor lo habia visto en una telenovela d etelevisa
N. V.: jajajajja ¡no, amor! jajajajajaja
O.: si, como de maria mercedes o algo asi
N. V.: Jeje. Ay, amor. Pues ojalá que se te quite lo triste, amor.
O.: si, espero que si
N. V.: Sí, precioso.
O.: estoy en combinacion entre triste y caliente, jeje
N. V.: jajaja yo anduve fantaseando toda la tarde...
O.: jeje, pue salomejor si me aventaba yo creo que si, porque el ya sabes como es
N. V.: Pues sí, pero el final iba a ser el mismo... se iba.
O.: claro que si, pero almenos iba a sentirme mejor respecto a la situación
O.: teniendo una mentalidad machista, yo iba a terminar ganando
N. V.: Mmm pues si crees que te ibas a sentir mejor, lo hubieras hecho.
N. V.: Ay, amor :(
O.: no, peor esta mal
N. V.: Tal vez por eso yo mejor opté por sufrir todos los días que sufrí, para irlo dejando ir poco a poco. Ahora, claro, todavía lo quiero algo y todavía lo extraño algo, pero no es lo mismo y ya no me siento tan mal.
O.: pues si, yo d ehecho no me siento tan mal, solo triste, melancolico
O.: pero no me siento mal realmente
N. V.: Qué bueno, amor.
N. V.: ¿Y ya se llevó todo lo que había dejado ahí? ¿Su ropa, sus lociones, su material, todo?
O.: si, almenos la mayoría visible
N. V.: Órale... :(
O.: pero me dijo algo
O.: que se aburria y estaba solo en las tardes en su casa, ja!
O.: pues obvio lo qu ehabiamso pensado
O.: de hecho mañana va a venir a comer
N. V.: Pues me imagino, ¿qué hace ahí solo y aburrido?
N. V.: Ese niño necesita tener todo para estar "bien" :(
O.: y luego me dijo que su amigo s eiba a ir a los anfeles no se cuanto tiempo peor creo que ayer se fue o algo asi
N. V.: Tenernos a nosotros y tener al otro tipo...
N. V.: Órale...
N. V.: A lo mejor estábamos bien cuando sólo éramos "novios", pero dices que la situación te incomodaba.
O.: si, lo quiere todo
O.: pues un poco, eso d elas mentiras y la sllamadas y la sllegadas temprano
O.: pero pues eso si es su problema, no el nuestro
N. V.: Claro, al menos yo siempre lo vi así.
N. V.: Total, no podemos meternos con la moralidad de todo el mundo.
O.: pue sno, y alomejor y al tipo hast ale gusta
O.: y como ves... que sigue celoso de E., no lo puedo creer
N. V.: Pues sí, a lo mejor así dice "está contento y no me molesta"
N. V.: Jajaja ¿en serio? ¿Qué te dijo?
O.: me dijo que cada cuanto me venia a visitar a E., y le dije que nos viene a visitar, y me dijo que solo me visitaba a mi y que cada cuanto me venia a ver
N. V.: Jajajaja
N. V.: ¿Y qué le dijiste?
O.: que cada vez que podia
O.: jeje
N. V.: jajaja ¿y qué dijo?
N. V.: A veces eres malo, amor :-P
O.: nada, pero si se molesto, ya lo conozco
N. V.: jeje


Para aclarar, "E." es un amigo de O. de quien J. siempre estuvo celoso, pero no he contado esa historia; tal vez lo haga posteriormente.

Qué cosas, también O. pasa por su propio proceso de aceptar/olvidar/dejar de querer a J., aunque reacciona diferente a como lo hago yo.

Soy un robot

A veces pienso que soy un robot. Cuando no hago más que "lo que tengo que hacer", las cosas no me salen mal y la vida no se me complica. Levantarme, ir al trabajo, ir a comer, recibir la llamada diaria de J., regresar a trabajar, ir al gym, llegar a la casa, convivir con O. y luego dormir. Así puede pasar un día tras otro sin que me meta en ningún lío y sin que mi corazón sufra, tal y como si fuera un maldito autómata.

¿Será que el Navegante Vagabundo está perdiendo ya "la chispa"? ¿Será que me tenga que volver a meter en líos para sentirme mejor? No quiero pensarlo de esa manera, pero puede ser, puede ser...

viernes, octubre 14, 2005

Donde hubo fuego, aún arden brasas (Gracias, Fangoria)

Finalmente sí fuimos al concierto de Fangoria y ya estamos de regreso en nuestra ciudad. Tal y como algunas críticas que ya he leído aquí y allá, el concierto me pareció magnífico y realmente lo disfruté. La música de Fangoria me ha gustado mucho y me seguirá gustando.

Me sentí "bien" de volver a ver a J., aunque ya no siento mariposas en el estómago cuando lo veo o una ansiedad incontrolable cuando no lo hago. Simplemente disfruto de su compañía y claro que aún me agrada verlo, pues es tan bello él... Aún así, me controlé muy bien y no dejé asomar ningún sentimiento positivo o negativo con él, al menos la mayor parte del tiempo. Estuvimos relajados, platicando bien, bromeando y pasándola bien, sin ningún reclamo y sin ningún acoso por parte de nadie.

Durante el concierto, obviamente tuvimos que estar muy pegados pues había mucha gente amontonada pero ahí tampoco sucedió nada extrordinario, si acaso el roce de nuestras manos de vez en cuando o algún abrazo ocasional cuando nos emocionábamos mucho, o brincos aquí y brincos allá pero nada más. Mi propio momento clímax del concierto fue cuando cantaron la canción "Hoy aquí, mañana vete", que escribí al inicio de este relato, pues evidentemente está dedicada a J. y no sé si lo notó o no, pero la canté desgarrándome la garganta y un par de lágrimas brotaron de mis ojos, aunque creo que ni O. ni J. se dieron cuenta de ello, afortunadamente. Sí, lo quiero y sí, lo odio aunque sea un poco por lo que hizo, pero quisiera no hacerlo.

Aparte de ese momento, no hay mucho más que contar sobre el concierto pero sí ciertamente sobre el camino de regreso, pues ahí sucedió algo inesperado aunque no pretendo darle ninguna importancia pues comprendo cada día con más claridad la situación y sé por qué las cosas no pueden ser como antes. En algún momento del camino, la mano de J. y la mía se tocaron "accidentalmente", pero él no retiró la suya y yo tampoco retiré la mía. Como tenía algunos dedos sobre mi mano, la deslicé más hacia donde él estaba y puse sus dedos entre los míos; tampoco hizo nada por quitarse sino que al contrario, me apretó un poco la mano y así nos fuimos un buen rato, cual adolescentes tomados tímidamente de la mano, aprovechando la obscuridad de la noche como si ésta fuera a salvarnos de que nuestras propias almas nos dijeran que estábamos haciendo mal, que sólo nos lastimaríamos si dejábamos que la pasión se impusiera ante la razón, pero no nos importó. Recordé el inicio de nuestra relación, cuando aún no sucedía nada y nos tomábamos de la mano nerviosamente, fue un flashback hacia esa feliz e incierta época, como si estuviéramos involucionando. Poco después se hizo "el dormido" y yo aproveché para observarlo en la obscuridad, es tan guapo, tan atractivo, proyecta tanta inocencia y a la vez sé que es tan dañino para mí. Lo volví a observar al ritmo de Fangoria y ciertamente la situación me deja todo pensativo.

No sucedió mucho más esa noche... en algún momento recargó su cabeza en mi hombro y así "se durmió" durante un rato, aunque dudo que haya podido dormir. En otro momento acercó tanto su cara a la mía que pude percibir el calor de su piel, así como él de la mía y sí que estaba caliente.

Como dije anteriormente, ésto no me ha dejado mal. No he estado pensando todo el día en él ni voy a tener crisis ni mucho menos. He pensado mucho y sé que al chico no le conviene estar con nosotros, por lo que no debe hacerlo. Con quien está le ofrece la "seguridad" de mantenerlo, pagarle la escuela, comparle coche nuevo y hasta la nueva casa a la que se mudarán la próxima semana. Sí, probablemente no sea alguien quien le guste mucho o a quien ame, pero supongo que eso lo debe sacrificar para tener una "pareja" y que la sociedad "no lo vea como bicho raro". Con nosotros podría tener casi todo eso también, pero nunca "se sentiría cómodo con el tipo de relación que llevamos" y entonces no hay vuelta de hoja. Por otro lado, O. tampoco se sentiría cómodo con J., así que las piezas del rompecabezas ya se van acomodando; las cosas deben ser de esa manera y así las aceptaré.

Puede ser que la vida no sea como yo quisiera que fuera, pero debo aprender a aceptarla tal y como es, y hacer lo poco o mucho que pueda para cambiar lo que no me guste.

Sí, J., dicen que donde hubo fuego cenizas quedan, pero creo que en donde hubo fuego tan intenso y hace tan poco tiempo aún no se han terminado de apagar las brasas. Habrá que echarles una cubetada de agua.

jueves, octubre 13, 2005

Nosotros también vamos

Hace algunos días mencioné que hoy jueves tendríamos que estar "muchas horas con J. por un evento al que asistiremos juntos", pues hoy es el día del evento, y lo digo (después de darle una pensada si hacerlo público o no) tal cual: iremos juntos al concierto de Fangoria en la Ciudad de México.

Es algo que ya habíamos planeado desde hace poco más de un mes, cuando aún éramos un feliz trío y hacíamos planes para el futuro. Los boletos fueron comprados desde entonces y acordamos todos que los usaremos. Nos vamos dentro de muy poco, pues tenemos que viajar desde la ciudad en la que vivimos a la Ciudad de México, y estaremos allá para el concierto hoy por la noche.

Creo que me sentiré bien, siempre y cuando no mezcle alcohol con la convivencia con J. (no aún, al menos) pero a ver qué sucede. Mientras esté allá, me imaginaré que alguien quien ha leído esto y que también irá al concierto nos verá y sabrá: ¡Ésos son Navegante Vagabundo, O. y J.!

Yo y mis fantasías...

martes, octubre 11, 2005

Estos niños de 21 a 23 que nos vuelven locos (la historia de S.)

No es un secreto el que O. y yo tenemos atracción especial con los "niños" (bien, bien, no son "niños", pero al ser menores que nosotros, así les decimos) de 21 a 23 años, aunque si me preguntaran a mí, diría que prefiero a la gente alrededor de 30 años pero siempre termino cediendo ante esos muchachitos hermosos.

Nunca he relatado a fondo, sólo he mencionado de paso, nuestra historia con A. ni con S., pero este último ha vuelto a aparecer en escena por lo que escribiré una pequeña reseña de lo que sucedió, a casi un año de que se dieran los hechos.

A S. lo conocimos en el antro en el día de halloween del año pasado, durante la fiesta de disfraces. Resulta que O. se disfrazó de un personaje muy llamativo (fue la sensación del antro, ganó el segundo lugar en el concurso de disfraces) y S. lo anduvo persiguiendo durante toda la noche, aunque nosotros estábamos tan ocupados con nuestra botella de vodka que nos habíamos ganado en el concurso, que no le hicimos mucho caso. Claro está, en condiciones "normales" (si no hubiera sido una fiesta de disfraces, si no hubiéramos estado con algunos amigos) le habríamos hecho caso inmediatamente pues S. está de muy buen ver y realmente es de los más guapitos del antro. Tenía 22 años (ahora ya debe tener 23), es blanco (aunque insista en que me gustan más los morenos), con cara de angelito, de "niño bueno que no rompe un plato" pero que a la vez sabes que es capaz de todo, con su nariz bien formadita y unos ojazos. Pones todo junto y termina siendo un galancito, aunque el diminutivo es por la edad mas no por la estatura (es más alto que yo). Pues ese niño, ese angelito persiguió a O. durante la noche hasta que éste cedió y le hizo caso. Cuando ya era muy tarde estaban bailando en la pista, borrachos ambos pues S. había tomado de nuestro vodka y besándose en un rincón para que nadie los viera, excepto yo. En algún momento, borracho y casi perdido como estaba S., me dijo que O. era suyo y yo sólo reí y pensé dentro de mí "sí, claro, sólo por esta noche güey". Lo cierto es que fue suyo por mucho tiempo más.

Esa noche, naturalmente, terminamos en la cama con S. y a esa experiencia siguieron otros días de vernos, de salir juntos y de terminar cogiendo los tres. A todo esto, y según mi opinión personal, S. no cogía tan rico (no como J. o como A., por ejemplo), pero tenía otras cosas que lo compensaban: su galanura, su ternura, su aparentemente inagotable energía y lo bien que nos sentíamos estando con él. A las pocas semanas de conocernos O. y yo tuvimos que hacer un viaje y S. aceptó acompañarnos. Como la pasamos tan bien, cuando regresamos del viaje S. se mudó a vivir con nosotros (sí, siempre cometemos ese error) y fuimos un feliz trío durante algún tiempo, aunque a decir verdad S. estuvo mucho más apegado a O. que a mí (a diferencia de J. que fue justamente lo contrario) aunque yo también quería, estimaba y apreciaba a S. Huelga decir que me gustaba mucho también. La situación con S. era mucho más relajada que con J., pues S. no era (tan) celoso. De vez en cuando que salímos S. llegaba a ligar con alguien más para una sola noche y eso no nos molestaba; nosotros hacíamos lo mismo y no había ningún problema. Incluso alguna vez llegamos a hacer un cuarteto en la cama con uno de sus ligues. Claro está, había un pequeño detalle en la relación (siempre lo hay, ¿no?) y éste era que cuando nos fuimos al viaje con S., éste perdió su empleo y cuando regresamos no hizo nada por buscar uno nuevo. Como O. y yo no tenemos muchos problemas económicos no hubo problema porque viviera con nosotros y ahí comiera, salíamos juntos y demás, nosotros pagando las cuentas, pero tampoco había ningún problema al respecto.

Llegaron las fiestas decembrinas y como la familia de S. es de otra ciudad, éste decidió ir a visitarlos y regresaría en un par de semanas. Nos dio tristeza ver que se fuera, pero no hubo mayor problema. Al cabo de un par de semanas regresó, pero algo había cambiado ya. Al momento no lo supimos pero con el paso de los días lo fuimos imaginando: en la otra ciudad S. conoció a alguien más de quien seguramente "se enamoró" y ahora pasaba muchas horas (y muchas madrugadas enteras) en Internet conversando con él. Después de eso todo fue cuesta abajo: S. nos dijo que tenía que regresar a su ciudad "a arreglar unos papeles de la escuela", nos pidió dinero y se fue. Dijo que regresaría al cabo de una semana y no sucedió. Al cabo de dos semanas dijo que necesitaba más dinero pues "ciertas cosas se habían complicado" y para entonces nosotros ya sabíamos lo que sucedía; aún así, le enviamos dinero y esperamos. Nada, pasaron más semanas y nada más. Después intentó pedir más dinero con otros pretextos, ante lo cual ya no accedimos y le dijimos que si quería realmente regresar que iríamos por él manejando y dijo que lo haría, pero nos volvió a mentir. La mayoría de sus cosas estaba en nuestra casa (como ahora lo están las de J., qué ironía), por lo que supusimos que algún día regresaría por ellas, y así fue. Al cabo de unos tres meses regresó con otras maletas, dispuesto a "quedarse con nosotros" (seguramente le habían salido las cosas mal con el otro chico) pero nosotros no accedimos a que las cosas fueran iguales. Le dijimos que si se podía quedar, si quería (no lo echaríamos a la calle, ¿verdad?) pero que ya no dormiría con nosotros y que sería sólo nuestro amigo. Estuvo sólo unos tres días, pero la convivencia ya no fue buena y terminó regresándose a su ciudad, con todo y sus cosas.

Ese episodio nos dolió mucho, sobre todo a O. quien se había encariñado realmente con el chico y que sufrió mucho (me imaginio que un sufrimiento comparable al que yo he sentido con J.) pero al cabo del tiempo se repuso y la vida continuó. Recientemente encontramos a S. conectado a Internet y al principio no congeniamos mucho pero poco a poco fuimos olvidando el trago amargo y ahora conversamos más o menos bien por medio del mensajero. Habíamos quedado en que nos veríamos un día de estos que viniera a nuestra ciudad a visitarnos, pero nunca habíamos concretado nada, hasta la semana pasada que nos dijo que quería venir para halloween, en el aniversario de habernos conocido. Tanto O. como yo coincidimos en que ya estamos preparados, pues ya no hay sentimientos para con él (positivos o negativos, para ese caso) y a ver cómo nos va. No lo sé, tal vez sólo haya una buena borrachera, tal vez incluso llegue a haber sexo pero eso no me preocupa, pues estoy bien. Espero que O. también lo esté, realmente.

Así, pues, esos muchachitos de 21 a 23 (S. tenía 22 y ahora 23, A. tiene 22 y J. tiene 21) serán realmente nuestra perdición, estoy seguro de ello.

Por cierto, y para quien siga la historia de J., ayer lo vimos otra vez por la tarde porque teníamos planeado algo ya y no hubo mayores problemas, mi corazoncito estuvo bien y no sufrió. El jueves lo volveremos a ver porque tenemos un evento que nos mantendrá juntos varias horas, espero estar bien durante ese día también. Poco a poco, poco a poco...

domingo, octubre 09, 2005

Alcohólico patético

Sí, por supuesto, ya iba a "cerrar" el capítulo de J., hasta el mentado "homenaje" hice, ¿y qué sucedió el día después? Un desastre; ni más ni menos eso.

Como ya nos había dicho J. en la semana, ayer sábado nos llamó para "invitarnos a comer", pues quería que pudiéramos platicar "más a gusto" y en un "ambiente neutral" (fuera de casa) para que los tres nos pudiéramos sentir bien. La verdad es que O. y yo nos sentíamos bien, así que no tuvimos inconveniente en aceptar la invitación; de todas maneras teníamos que comer algo, ¿no?.

Decidimos ir al restaurante de bufet de un amigo, ya que la comida es sabrosa y el precio del menú incluye todas las bebidas (alcohólicas o no) que se quieran tomar entre las dos y las seis de la tarde. Llegó J. a la casa, lo saludamos bien, todo tranquilo y emprendimos el camino hacia el restaurante. Por el camino nos contó J. todo emocionado que ya le habían entregado su auto nuevo, a mí no me hizo mucha gracia pero tampoco hice ningún comentario, sólo un "¡qué padre!" típico de nosotros los mexicanos. Yo iba manejando e íbamos conversando de cosas intrascendentales. Llegamos al restaurante y en conversamos un rato más, hasta que O. fue al baño (al "servicio", dicen en La Madre Patria) a lavarse las manos y entonces fue que J. me preguntó que qué me pasaba, porque me veía diferente, que "no era el mismo" y que me notaba "muy mamón" por la actitud que tenía y las respuestas que daba. Le dije que ésa era mi actitud para con la gente en general (¿será por eso que me odia la gente? bueno, no lo hago a propósito) y que si me notaba diferente era porque la situación ya era diferente, y no teníamos el mismo tipo de relación, aunque fuéramos amigos y hubiera cariño. Un segundo después de haberle dicho eso mi expresión se suavizó (pude sentir los pliegues de mi piel cambiando) y le dije que la verdad es que llevaba 48 horas sintiéndome bien y que necesitaba un poco de actitud desenfadada para sentirme mejor, lo que pareció comprender más o menos bien.

La comida transcurrió sin mucha novedad, y como nuestro amigo decidió unirse a la conversación en la mesa, no pudimos hablar de nada privado y sólo conversamos de nimiedades. Junto con el postre decidí pedir un "desarmador" (vodka naranja) porque se me antojó y O. pidió ron, aunque J. no quiso nada alcohólico. La conversación siguió por mucho rato, las horas empezaron a pasar y en algún momento nuestro amigo se fue de la mesa. Para ese entonces yo ya me había tomado unos 4 o 5 vodkas, pero aún me sentía bien, y J. ya había tomado unas dos cervezas (después de todo no le fue difícil resistirse a éstas) aunque tampoco estaba mal; la conversación seguía manteniéndose en un tono "casual", aunque de repente y con el calor de las copas dije una o dos cosas que hicieron sentir mal a J., pero tampoco me disculpé. El mesero quiso hacerse el gracioso y me preguntó qué tal estaban mis bebidas, yo me quise hacer más gracioso aún y le dije que le faltaba alcohol y entonces empezó a traérmelas dobles. Ignoro la cantidad de alcohol que tomé, pero sí fue considerable y cuando nos dimos cuenta ya daban las siete de la tarde; habíamos estado más de 4 horas ahí y sin parar de tomar.

Ahí fue que cometí la primera estupidez: al salir del restaurante insistí en conducir y aunque sé que lo iba a hacer con cuidado, ni O. ni J. se mostraron muy cómodos al respecto pero no les quedó otra que respetar mi decisión. El camino a casa (J. tenía que venir para acá a recoger sus cosas también) estuvo tranquilo, no cometí ninguna locura y no sucedió nada grave. En algún semáforo de un crucero, un niño se acercó al carro para vender rosas y entonces el maldito recuerdo de las flores inundó mi alcoholizado cerebro y le pedí (en una mezcla de inglés y francés para que J. no entendiera, qué estupidez la mía) a O. que comprara un ramo de rosas, lo cual hizo no de muy buena gana. Me dio el ramo y se lo pasé a J., e inmediatamente estallé en llanto. No dije nada, no hubo reclamos pero mi llanto fue muy sentido. Continué manejando, a menor velocidad pero seguía llorando amargamente. Para ese entonces O. ya estaba molesto y me pidió que detuviera el carro, mas no accedí a hacerlo y llegamos a casa.

Nos sentamos en la sala, O. en un sofá, J. en otro y yo en otro más. Le dije a J. que fuera a sentarse junto a mí, que "no lo iba a violar" y J. me dijo, evidentemente en tono de broma, que eso no le preocupaba, que hasta le iba a gustar, y fue a sentarse a mi lado, puso mi cabeza entre sus piernas y su abdomen y me acarició el cabello. Así estuve, perdido de borracho y con el olor de su cuerpo tan cerca de mí; en una de esas le levanté la playera y empecé a lamer su abdomen, lo cual pareció molestarle un poco y dijo que iba a buscar sus cosas. Cuando se fue, miré fijamente a O. y éste me dijo que no le dijera nada pues estaba muy molesto conmigo por haber insistido en manejar. Entonces volví a soltar el llanto (ese estúpido e incontrolable llanto que me da cuando he tomado demasiado) y cuando J. bajó con algunas de sus cosas, le pregunté en tono amargo que si se había llevado las cadenas de plata que estaban en el buró de mi lado; dijo que no, que después se las llevaría y entonces enojado lo tomé de una mano y le pedí que me acompañara, que se las iba a entregar. Llegamos a la habitación y le puse las cadenas en la mano, le dije que por favor se las llevara y que me dejara ahí, llorando. Él no quiso irse y otra vez me acarició, me pidió que me durmiera pero no lo hice; continué con mi patético y amargo llanto. No creo haberle dicho nada, no creo haberle reclamado nada pero en ese estado no puedo estar seguro. En algún momento decidí salir de la habitación, acostarme en el suelo y J. me pedía que me fuera a la cama, que no me iba a hacer bien estar ahí. Se acostó junto a mí ante mi reticencia de levantarme y entonces sí hubo reclamos, otra vez. Le dije, entre otras cosas que sinceramente no recuerdo, que era un tonto por haber hecho lo que hizo, que alguna vez me había confesado que era el mejor besador del mundo y que ahora ni siquiera me quería besar, ante lo cual respondió dándome un profundo beso en la boca e inmediatamente me dijo que era verdad, que nadie jamás lo había besado como yo y que no creía que en su vida fuera a besar a alguien de la manera en que nos besamos. Aún así, se tenía que ir y O. estaba cada vez más molesto, llamándome, diciéndome que me metiera a bañar. Entre imágenes nubladas recuerdo que O. le dijo a J. que sería mejor si nos dejara solos, y J. le dijo a O. que quería estar un rato más conmigo, pero O. ya estaba algo molesto y finalmente J. me dijo que se iría. Yo dije que me iría también, pero O. me detuvo, y el pobre de J. salió prácticamente huyendo de la casa, con algunas de sus cosas, principalmente ropa, que había tomado. Tan rápido que salió que olvidó su teléfono móvil en la casa, tal y como la cenicienta olvidó su zapatilla en una historia que no tiene nada que ver con ésta.

El resto de la noche fue planamente mala; O. y yo discutimos mucho, la borrachera ya se me estaba pasando pero no me sentía bien. En algún momento le dije a O. que si la pasaba mal conmigo era mejor que me fuera (todavía estaba bajo los efectos del alcohol) y O. me dijo que no, que no quería que me fuera y menos en ese estado. Hablamos mucho de la relación pero creo que nos dijimos cosas que nos lastimaron mutuamente, O. se quejó de que cuando llego a tomar en exceso (porque no, no es la primera vez que lo hago) me pongo todo mal y tiene razón. Después de mucha discusión le dije que tenía hambre y salimos a comer unos tacos. Esa noche hablamos un poco más y hoy por la mañana aún discutimos pero las ideas ya las íbamos dejando un poco más claras. En un momento del día O. tuvo que salir y esas horas que estuvo fuera me sirvieron para reflexionar lo que realmente representa en mi vida, y el hecho de que es indiscutiblemente lo más importante para mí y que lo he querido alejar con mis estupideces. No, no lo haré. Cuando regresó O. ya ambos nos sentíamos otra vez bien, hablamos poco pero salimos a comer y a distraernos, y nuestra convivencia ya fue la cotidiana; nos abrazamos mucho también y ya somos "nosotros" otra vez. Le prometí que no volvería a tomar como lo hice ayer y pienso cumplirlo firmemente.

Hace rato llamó J. para preguntar si había olvidado su móvil aquí. Le dije que sí. Me preguntó que cómo me iba con la "cruda" (resaca), le dije que ya sabía que a mí "no me daba cruda", pero que "la cruda moral" era peor. Me dijo que no me preocupara, quedamos de hablar mañana y creo que ambos estaremos bien.

Espero que éste haya sido sólo un pequeño episodio aislado y que no se repita. Sí, me siento avergonzado por lo que sucedió. Perdóname J., perdóname O., no lo vuelvo a hacer.

viernes, octubre 07, 2005

Nuestra historia con J.

A manera de "homenaje" y como despedida de los escritos que he hecho diariamente desde la semana pasada, justo en un día como hoy, cuando se fue J., he decidido recopilar nuestra fugaz pero intensa historia a su lado, para que me sirva de recuerdo y al mismo tiempo para poder dejarlo ir finalmente. Creo que ya estoy preparado para ello.

O. y yo vivíamos nuestra cachonda vida juntos, con aventuras ocasionales (y algunas no ocasionales que también he narrado parcialmente, pero detallaré esto en algún momento del futuro) cuando una noche en la disco tuve contacto por primera vez con J., aunque ya lo habíamos visto desde meses antes y nos había gustado (mucho), pero nunca nos habíamos atrevido a hablarle. Como sea, esa noche lo conocí y tal y como lo relato, al día siguiente sufrimos todos una gran desilusión. Pensé que sería "debut y despedida" mas no fue así. Lo cierto es que fue, definitivamente, "amor a primera vista".

Un par de días después de lo que sucedió, le llamé y un par de días después él me llamó y para ese entonces ya sabía que nos enamoraríamos y que terminaríamos con el corazón roto. Después de las llamadas finalmente nos vimos otra vez y me clavaba cada vez más con él. Nos volvimos a ver y yo no podía quitarle la mirada de encima, y me enviaba señales cruzadas o confusas, cuando inevitablemente sucedió lo que tenía que suceder: terminamos en la cama.

Pasaban los días, nos seguíamos viendo, acepté estar enamorado de él y por esa confesión tuve que hacer una aclaración respecto a mi manera de ver las relaciones. Nuestra historia de amor y sexo continuaba, siendo cada vez más intensa, tanto que a veces pasaba varios días sin escribir nada, aunque sucedían cosas extraordinarias de vez en cuando.

Así iban las cosas hasta que decidimos vivir juntos los tres. No sé si fue o no una decisión apresurada, pero lo cierto es que la tomamos y no podíamos dar marcha atrás. Casi no escribía porque estaba viviendo mi historia de amor y el Internet era de lo último que me acordaba, hasta que tuvimos un "pequeño problema" por celos que resolvimos (o al menos eso pensé). Después empezó el martirio, la sombra del "ex": le envió flores y empezó a tratar de reconquistarlo. No sucedió nada, aparentemente otra vez, y conté un pequeño episodio sobre un jueguito erótico que teníamos. A todo esto, y como lo había contado ya antes, J. nunca me había podido penetrar aunque siempre había querido hacerlo hasta que llegó el día y me sentí en el paraíso. J. también me confesó en esa ocasión que nunca había sentido tan rico hacerlo con alguien.

Qué lástima que a partir de ahí fue todo cuesta abajo, pues días después presentí algo y tenía razón: el ex había regresado a escena y predije que sería el principio del fin, tal y como sucedió. Unos días después se fue y desde entonces he escrito todos los días, primero aparentemente calmado, después una crisis, un día después se dio el reencuentro, aunque sólo me sirvió para reafirmar el hecho de que se había ido. Empecé a analizar, a razonar el por qué me sentía mal y eso me ayudó a sentirme mejor. Finalmente, poco a poco me voy sacudiendo su recuerdo.

Que me sirva, pues, este escrito como un homenaje póstumo a nuestra historia con J.; gracias a que lo hice pude revivir algunos capítulos de nuestra historia y ganar aún más tranquilidad.

Al día de hoy, ya llevo casi 48 horas sin sentirme triste por él, sin llorar y sin extrañarlo tanto. Hoy no hablamos por teléfono y sin embargo no me sentí mal. Creo que esta batalla ya la gané.