martes, noviembre 08, 2005

Todo cae por su propio peso

Que conste que no romperé la promesa de ya no estar triste pues en estos días me he sentido de maravillas, creo que realmente algo cambió.

De todas maneras, al parecer hoy las cosas sufrieron un giro inesperado: me contó O. que habló con J. por teléfono y este último insiste en que nos veamos "para ver una película en casa". No quiere salir ni nada, quiere vernos ahí. Estuvieron conversando un poco más y al parecer O. ya conoce la respuesta al misterio de la insistencia de J., pues éste le terminó confesando lo que ya sabíamos: en efecto, J. se ha sentido mal también, nos ha extrañado mucho y ha llorado por no estar con nosotros, pero él mismo dice que "es el precio que tiene que pagar por obtener las cosas que tiene" (una casa, un carro nuevo, "tener pareja" aunque no lo ame) pero que quisiera que la situación fuera otra. Claro que me duele que el chico sea tan materialista pero al menos lo acepta, ja, le daré el beneficio de ser honesto.

Le confesó también que su pareja no le gusta (gran noticia, como si no lo hubiéramos sabido antes) y que "tiene necesidades" (quiere sexo, pues) que pretende satisfacer con alguien más, pues no está a gusto con su relación. ¿Y en quién pensó? En nosotros, claro está. La situación no me molestaría si no fuera por el hecho de que estuve realmente clavado con él y que temo que se me remuevan los sentimientos si nos volvemos a acostar. Una relación de "solo sexo" no me molesta, para nada (hemos tenido muchas) pero puesto que hubo una historia romántica y tuve una gran dosis de dolor, me da miedo aceptarlo así como así.

Ya veré qué sucede, de lo que sí estoy seguro es de que no volveré a sufrir, no por él, al menos.

1 comentario:

Navegante Vagabundo dijo...

castee, cariño, sé que lo escribes con la mejor intención del mundo, pero tengo algo dentro que no puedo evitar y que me dice que debo continuar con ésto. No, no seré parte del juego de J. y no permitiré que me dañe más. No sé si al final de cuentas sea el miso J. quien resulte dañado. ¡Por dios! Él es un niño de 21 años y nosotros dos ya tenemos casi 30, deberíamos poder controlar la situación, ¿no?.

Creo que lo que haré por ahora es mantenerme con la cabeza fría y el cuerpo caliente. Si todos sacamos provecho de la situación, que así sea. No le daremos más amor, no señor...

Yo sé que todos los comentarios los haces con la mejor intención y realmente los aprecio, me dejan pensando un buen rato. Al menos sé que a una persona al otro lado del vasto océano le importa qué está sucediendo. Gracias por estar ahí.