viernes, febrero 24, 2006

Recuerdos

El buen Leo me pidió que contestara ésto y he aquí mis respuestas (siempre siguiendo el estilo de este blog):

10 años atrás yo...

... recién había aceptado mis preferencias homosexuales un par de años antes, y prácticamente no tenía ninguna experiencia sexual más que con un tipo con quien tuve algo leve y con mi pareja (describí mi primera vez con él). Pensaba que tenía comprada la vida y que duraría por siempre con él aunque sólo duramos algunos años. No se me había ocurrido siquiera hacer algo sexual con alguien más, a esa edad aún no se me antojaba.

5 años atrás yo...

... ya llevaba algún tiempo con O. y habíamos participado de varios tríos sexuales. Desde entonces estábamos bien como pareja y nos gustaba estar juntos como hasta entonces. Algunos meses después conoceríamos al primer chico de quien nos enamoraríamos ambos, pero esa historia aún no la he relatado. Tal vez lo haga posteriormente.

1 año atrás yo...

... estaba deshecho aún porque S. nos había dejado y no nos podíamos recuperar del todo. Fue la primera vez que un chico nos rompió el corazón a O. y a mí como pareja, aunque por ese entonces A. ya había aparecido y el coqueteo era evidente, aunque aún no sucedía nada con él.

Ayer yo...

... tuve un día tranquilo y normal junto a O. y en todo el día no pensé en J.; tal vez en parte porque A. estuvo con nosotros en casa y O. tuvo una conversación harto interesante con él, que será tema de un nuevo post en este blog en cuanto tenga oportunidad de hacerlo. Por la noche O. y yo no tuvimos sexo, pero en la mañana estuvimos abrazados una hora y media en la cama, antes de levantarnos.


Espero que no haya inconveniente en que pase el resto de las preguntas pues no vienen mucho al caso con este blog.

Tampoco quisiera pedirle a nadie que lo conteste, mejor que lo haga quien así desee hacerlo, aunque sería interesante conocer esto de Castee, Kine y los pocos lectores asiduos de este sitio quienes aún no lo han escrito (a los que ya lo han hecho, los he leído).

¡Gracias, Leo, por hacerme recordar!

martes, febrero 21, 2006

No se rinde, pero no caeremos otra vez. (Adiós, J.)

Era tan predecible que sucedería, que por esa razón O. y yo lo hemos sabido llevar muy bien. Como conté en días anteriores, las llamadas de J. comenzaron a menguar hasta tender a cero. Hemos estado bien con esa situación: poner tierra de por medio ha sido bueno para nosotros y espero que también haya sido bueno para él. Pero todo cambió la semana pasada.

Como ya he contado anteriormente, en esta maldita "ciudad" (más pueblo chico que otra cosa) todos nos encontramos si acudimos a sitios públicos "de moda" y así, sin siquiera imaginarnos, sucedió lo que pensamos O. y yo que pasaría, aunque no teníamos idea de cuándo: conocimos a la pareja de J., que iba acompañándolo. La primera reacción que tuvimos fue de una insana y exacerbada maldad: reírnos a carcajadas por ver "la poca cosa" que es el tipo ése. Claro está, debimos contenernos y poco después hasta nos sentimos culpables por habernos burlado interiormente, pero aunque es difícil describir el sentimiento, trataré de hacerlo. Es como si en ese momento, al ver que físicamente no es nada agraciado, nos diéramos cuenta que no estábamos "compitiendo" con él porque realmente él no es competencia para nosotros, y que si a final de cuentas J. regresó con él fue por lo que ya sabíamos de sobra: por lo que le puede dar materialmente, aunque ni le guste y mucho menos lo ame. No sé si eso sea bueno o sea malo, finalmente J. está con él y eso es innegable, pero a partir de ese día he tenido un peso menos en mi alma, como si el hecho de imaginarme a la pareja de J. me hiciera sentir menos, porque pensé que era alguien arrebatadoramente guapo (aunque J. me había dicho que no lo era) o extremadamente atractivo (igual, me había dicho que no le gustaba). No es así, es un pobre diablo chaparro y sin ningún chiste; alguien totalmente olvidable dos segundos después de que lo has visto. Y no, por favor no me malinterpreten: no tengo nada en contra de la gente baja de estatura, a algunos les sienta bien ser así sólo que él para nada que es atractivo, "falso enano caprichoso que no tiene corazón".

Después de ese día y estando mucho más tranquilos, O. y yo pensamos que J. nos olvidaría y nos dejaría por la paz, pues evidentemente se dio cuenta del desprecio conque vimos a su pareja y de paso, el "desaire" que le hicimos a él cuando fue a saludarnos y nos portamos lo más fríos e indiferentes que pudimos. Internamente tenía ganas de saltarle encima en un apretado abrazo, de decirle que ya se dejara de tonterías y reflexionara -por última vez- sobre su vida y regresara con nosotros, pero por supuesto que no lo haría y no lo haré, jamás de los jamases. En esas estábamos cuando el viernes se nos ocurrió salir a bailar "al lugar de moda" y puesto que ya estábamos un tanto borrachos (¿he mencionado cuánto me gusta el vodka?) andábamos con ánimo "festivo".

Ahí estaba él: ahí estaba J., justo afuera del baño y cuando me dirigí hacia ahí me jaló suavemente a un lado, me abrazó y me preguntó qué sucedía con nosotros: que si "ya no queríamos ser sus amigos", que "por qué lo tratábamos mal", que "nos extrañaba" y toda esa sarta de cosas que salen de la boca de J. cuando está borracho y que las olvida al momento en que el tipejo le compra algún juguetito nuevo. Le dije que nada de eso, que era su imaginación (no lo era) y que lo queríamos "igual que siempre". El resto de la noche, después de que J. saludó a O. se la pasó a cierta distancia, con su amigo (sí, ese infame amigo del que comenté cuando conocí a J.) viéndonos en todo momento, y sucedió lo que queríamos que sucediera desde hace mucho, otra vez en plan todo malsano: que J. nos viera "en acción" con alguien más y éste fulano llegó como caído del cielo. Era gringo, de unos 32 años, bastante bien de cuerpo y muy atractivo de cara. Me atrevo a decir que era "lo mejorcito" del antro y en cuanto nos vio inmediatamente hubo clic. Después del intercambio de sonrisas de rigor se nos acercó a hacernos conversación. A los 15 minutos ya departíamos amenamente. A los 30 minutos ya nos había invitado un par de tragos y en menos de una hora ya bailábamos y cachondeábamos en la pista de baile. En algún momento de la noche J. desapareció, asumimos que simplemente se fue enojado y lo que sucedió esa noche lo relataré en algún momento posterior, pues está para un "relato cachondo con el gringo del antro", pero por ahora continuaré el asunto que me ocupa.

El sábado recibió O. una amarga llamada de J., otra vez con los reclamos de que "ya no queríamos ser sus amigos" y bla bla bla. No estuve presente por lo que no sé todos los detalles, pero al parecer O. fue muy claro con J. en el sentido de que le dijo que sí podíamos ser sus amigos, pero que las cosas no podían ser como J. estaba acostumbrado que fueran: que siempre estuviéramos en sus manos, subyugados a sus perennes caprichos. Al siguiente día, domingo, J. fue a visitarnos a la casa "para que le ayudara con una investigación de la escuela" (más pretexto que otra cosa) y por primera vez desde que lo conocí me sentí completamente cómodo a su lado, sin desear que fuera algo que no es. Si acaso, durante un rato cerré los ojos y recordé los excelentes días que pasamos con él el mes antepasado pero creo que todo eso no será más que un recuerdo agradable en mi memoria.

Adiós, J., creo que ya estoy listo para dejarte ir.

miércoles, febrero 15, 2006

Mi regalo del 14 de febrero...

... lo recibí hoy 15, por la mañana.

Ver dormidos juntos y abrazados a O. y a A. fue tan bello que por poco lloro. Ganas no me faltaron de coger el móvil y tomarles una fotografía para subirla aquí (habría sido la primer foto de este blog cachondo); sin embargo, creo que aún no es conveniente que los comparta con el resto del mundo.

Ni siquiera el sexo de anoche superó a la escena de hoy por la mañana (y eso que terminar en la cara de A. es algo sabrosísimo).

Gracias, O. y A. por haberme dado este grandioso regalo.

miércoles, febrero 08, 2006

Ahora se nos juntaron los tres

Otra vez, como si fuera la segunda parte de la telenovela mexicana mala ahora fueron los tres quienes se juntaron sin querer: A., S. y J. pues el fin de semana que salimos a bailar O. y yo junto con unos amigos ahí estaban en el antro los tres, aunque no estaban juntos obviamente.

A. llegó con nosotros y con nuestros amigos, y la verdad es que el chico se comportó a la altura de la situación, ¿será que está madurando?. Nos permitió estar con nuestros amigos, sin alejarse mucho y estuvo bailando y platicando con conocidos suyos. En algún momento de la noche, S. se acercó a saludarnos efusivamente (estaba algo borracho) y A. simplemente se apartó un poco otra vez pero no noté ninguna expresión de disgusto en su cara.

Un poco más tarde, vimos que J. andaba por ahí también y sí sentí "que se me movía el piso" porque no lo habíamos visto en algunas semanas, pero esa sensación pasó rápidamente y durante la noche todos nos estuvimos echando furtivas miradas soslayadas pero no hubo ningún incidente qué contar.

En algún momento J. estaba muy contento porque "alguien le había enviado una bebida con un mesero" y pensó que habíamos sido nosotros. Menuda sorpresa se llevó cuando se dio cuenta que no fue así. De alguna manera quería nuestra atención pero no se la prestamos y nos dedicamos a bailar y a divertirnos con nuestros amigos.

Por su parte, S. nos dijo que nos quería visitar el próximo fin de semana e ignoro si A. lo escuchó o no, pero éste no hizo ningún comentario al respecto. Le dijimos a S. que era bienvenido a visitarnos cuando quisiera, así que supongo que lo hará.

Al final de la noche, obviamente, nos fuimos con A. a casa y no hubo ningún amargo reclamo, sólo "buena vibra" y una agradable convivencia. Me alegra mucho que al parecer A. está madurando, ya no es un niño caprichoso y berrinchudo y se está portando a la altura de las circunstancias. Creo que esá entendiendo que aunque podamos relacionarnos con más personas, si en ese momento estamos con él y estamos viviendo algo como lo que tenemos no se debe desaprovechar en reclamos y pleitos sin sentido.

Ojalá que las cosas sigan así, por lo pronto, A. está con nosotros a pesar de que es mitad de semana. Ya veremos qué sucede.