lunes, agosto 01, 2005

A. me mueve el tapete (no tengo remedio)

Así es; no tengo remedio y me acabo de dar cuenta de ello. Extraño a S., sí, pero por más que mi estúpido orgullo me impedía aceptar que aún tengo fuertes sentimientos por A. también, simplemente no pude negarlo ante él, aunque su presencia fuera meramente virtual y si me lo hubiera propuesto, habría podido manipular la conversación para que no terminara confesando, pendejamente, que aún lo extraño y aún me duele su partida.

Él, por otro lado, me confesó que también me quiere y me extraña, e igualmente quiere y extraña a O. Entonces todo debería ser sencillo, ¿o no? Ya está resuelta la ecuación, aparentemente, aunque no es así.

No me puedo quitar de la cabeza la última vez que estuve con A. El sexo fue tan intenso, tan bueno, tan pleno que probablemente, de manera inconsciente, sabíamos que era la despedida. Después vinieron los celos, los reclamos y el inevitable "adiós" y los tres fuimos lo suficientementee estúpidos como para no ceder y continuar. O. y A. se enfrascaron en una "lucha de poder" que provocó que ahora estemos en donde estamos: los tres queriéndonos pero con A. alejado de nosotros.

El sexo... escribo sobre los sentimientos pero no puedo dejar de pensar en el sexo. Y es que soy muy cachondo, sí, pero a la vez creo que podría pasar meses sin coger si es que no hubiera alguien quien me gustara tanto. A. me gustó desde el primer día en que lo vi. Curiosamente me lo presentó S. Lo que son las cosas... S. se fue y A. llegó a la cama poco tiempo después. Las cogidas que le he dado, si no han sido las mejores de mi vida, al menos sí entran dentro del Top 10. O quizá dentro del Top 5 pero tendría que pensarlo bien para saber. Aún así, no es un concurso de quién coge más rico ni mucho menos. Lo único que sé es que lo extraño; extraño su cuerpo, sus abrazos y el coger con él.

¿Será que me estoy deprimiendo? Ayer S. y hoy A. ¿Mañana quién será? No quedan muchos en la lista por extrañar. No me enamoro fácilmente y aunque por mi cama hayan desfilado ya muchos más de los que puedo recordar, son pocos los que me han dejado grabado algo en mi corazón. A. lo ha hecho.

Ya cede, por favor, A.: yo ya cedí y ya acepté que te extraño. Tú aceptaste lo mismo, sin embargo me diste a entender que debíamos continuar por caminos separados. ¿Por qué? ¿Ya no me quieres querer? ¿Ya no quieres que te quiera? ¿Ya no quieres coger conmigo? Coger otra vez... ¡diablos! Me puse todo caliente de tan sólo recordarlo tendido sobre la cama, con esas deliciosas nalgas, paraditas y exigiéndome de manera silenciosa que las hiciera mías. Venirme adentro de él, ¡qué cosa tan rica! Y venirme en su cara, en su pecho; tantas veces que me vine sobre innumerables partes tuyas, A. ¿Acaso no recuerdas? ¿Acaso no quisieras que lo volviéramos a hacer?

Ven ya otra vez., A.; no olvidemos el pasado pues no podemos hacerlo pero aún así podemos construir otro futuro juntos. Te extraño, cabrón. Mucho.

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