jueves, agosto 04, 2005

Recordando mi primera vez

Es difícil definir "la primera vez" porque todos tenemos muchas "primeras veces": La primera vez que se te paró y sentiste placer a nivel consciente, la primera vez que te la jalaste, la primera vez que te viniste, la primera vez que se la tocaste a alguien (conscientemente o "manoseándotelo" dormido), la primera mamada que te dieron, la primera mamada que diste o lo que casi todo mundo define como "primera vez": La primera vez que te metieron (o metiste) la verga. Sobre ESA primera vez es de la que escribiré ahora. De las demás, tal vez en alguna otra ocasión.

Fue con mi primer novio. Yo tenía 18 años y él 19 y aunque parezca increíble para estos tiempos en donde los niñatos ya están buscando sexo a los 15 años, aún no habíamos cogido; los dos éramos "vírgenes". No me avergüenza aceptar que a los 18 años no había tenido ninguna experiencia sexual "completa" ni mucho menos. La experiencia que me faltó anteriormente a esa edad la repuse, con creces, desde entonces. De todas maneras no estoy concursando para nada, pero no me desviaré del tema. A L. lo conocí por Internet, por supuesto (¿de qué otra manera se podía conocer a alguien, si ni siquiera tenía idea de que existía todo un "ambiente gay"?) y aunque vivíamos en ciudades distintas nos las arreglamos para conocernos y en el inter tuvimos un tórrido "cyberromance", de eso que ahora me dan hueva infinita. Yo me la jalé infinidad de ocasiones pensando en cómo sería cuando finalmente nos conociéramos, qué se sentiría coger con otro hombre (no que ya hubiera cogido con una mujer), saborear su cuerpo y lo que más me obsesionaba: que me metiera la verga, que me hiciera sentir hombre al estar poseído por su miembro viril, que me llenara y supiera de manera inequívoca que le pertenecía y que estaba a su merced.

Llegó el día en que por fin nos conocimos en persona. Claro está, ya habíamos visto fotografías mutuas y hablado por teléfono un sinnúmero de ocasiones pero el vernos en vivo fue impactante, el que el hombre con quien soñaba todos los días finalmente se materializara frente a mí era una cosa increíble. Sin entrar en mucho detalle y en la hueva de lo romántico y aburrido, después de la timidez inicial y la conversación vespertina llegó el momento de ir a la cama. En el transcurso del día ya nos habíamos besado, me parece, aunque no lo recuerdo con claridad. No cachondeamos ni nos lanzamos directamente al sexo y no sé si eso fue bueno o fue malo. Éramos muy inocentes los dos (qué daría por volver a ser aquel niño inocente) y ninguno se atrevía a dar el primer paso. Pero cuando llegó el momento de dormir, ingenuamente me cedió su cama individual y él se quedó en un sleeping bag junto a mí. Sus papás habían salido durante ese fin de semana (¡demonios! esto suena como a una historia cachonda de esas que lees en Internet, con la diferencia de que lo viví y fue real para mí) así que teníamos la casa para nosotros. No estoy seguro si fui yo o fue él quien dio el primer movimiento, el nervioso acercamiento inicial con marcados tintes sexuales. Yo temblaba y estaba helado, sabía que era inevitable que íbamos a coger, que ésta iba a ser mi primera vez.

No la fue, no esa noche ni en varias noches más. No podíamos, no sabíamos cómo por más estúpido que parezca. No tuvimos suficiente educación sexual, me parece, y no conocíamos las maravillas del lubricante. Sobre los condones sí sabíamos, claro (eran mediados de los 90's) pero puesto que ninguno de los dos había cogido antes los pudimos obviar. En esta época ya no se puede obviar los condones, ¿verdad? ¡Maldita suerte la nuestra!. Como sea, después del acercamiento que mencionaba y del primer beso cachondo, con lengua y hasta garganta incluídas, el manoseo y la sensación de tener entre mis manos una verga durísima y súper caliente, toda para mí y dispuesta a complacerme fueron sensaciones celestiales. Claro está, yo ya había agarrado vergas antes pero no como esa: no con ese tamaño ni de un hombre que estaba dispuesto a coger conmigo. Sólo manoseos a amigos, compañeros de la escuela o primos con quienes llegué a dormir, aunque eso será tema para otra ocasión. Esa verga era toda para mí y la tenía en mis manos. Al no tener mucha referencia de tamaño, más que las fotos de Internet que había visto, yo siempre pensé que tenía la verga "chica" o "menor que la media" al menos. Ahora ya sé que los modelos porno que veo la tienen gigante y que mi verga es de mayor tamaño que la media y muchos le han puesto el adjetivo de "grande" incusive. Como sea, la de él es gigantesca pero en ese momento la consideré como "normal" porque sólo tenía referencias claras de las fotos que veía en Internet. Como pude, me metí ese trozote de carne a la boca y lo saboreé probablemente por horas, ya no sé cuánto tiempo pasó. Él hizo lo propio y también disfrutó de mis delicias en su boca. Estábamos jóvenes, cachondos y llenos de energía, por lo que nos vinimos unas dos o tres veces (otra vez, suena a cliché de historias en Internet... ¡qué barbaridad!) pero no nos llenábamos. Fue entonces cuando quise hacerlo, cuando sin palabras y con movimientos torpes fui guiando su inmenso y venoso falo hacia la entrada de placer de mi cuerpo: mi culito virgen. Él sí me preguntó si estaba seguro que quería hacer eso (¿quién diablos no lo estaría?) yo le dije que sí e intentamos hacerlo pero no lo logramos. Como dije al principio de este párrafo: no sucedió esa noche ni muchas más.

Después de ese fin de semana cachondo, la primera vez que estuve con "el hombre de mi vida" (el primero de ellos, anyway) feliz y enamorado nos volvimos a ver muchísimas veces más. Vamos, fue una relación que duró años y en aquellos tiempos era tan fácil ser monógamo... nunca usamos condón y no lo estoy escribiendo como un consejo para nadie. En una relación verdaderamente monógama puede ser así, claro está. Ahora hay que usarlo y además hacerse la prueba de detección de VIH cada 6 meses o cada año, a más tardar. Qúe pinche lata. Como sea, regreso a la historia porque siempre divago. En las ocasiones posteriores en las que nos vimos seguíamos intentándolo y simplemente no podíamos: ni él a mí ni yo a él, y no porque yo tenga un miembro gigantesco como el suyo, sino porque él al ser virgen también y nosotros al ni siquiera imaginar (pendejos, de verdad) las bondades del lubricante jamás lo intentamos así. Fue hasta que, por Internet, platiqué con un amigo (no sin tanta pena... ¡no puede ser que fuera tan tímido!) y él me aconsejó el uso del lubricante, o si no teníamos a la mano "aunque sea crema, que de todas maneras no usan condón". Y sí, fue a la siguiente vez que nos vimos, en casa de mis papás y en mi cama precisamente, cuando utilizamos tan mágica y mística artimaña y ahí sí fue mi "verdadera primera vez": me la metió hasta adentro, me la dejó ir así nada más y eso de que "primero poquito, despacito para que me relajara" no funciona cuando estás calientísimo y por lo mismo súper dilatado. Entró como mantequilla y me sentí como el rey del mundo con un macho montado encima, haciéndome sudar, gritar y sentir su vergota adentro de mi cuerpo. Cuando se vino adentro de mí me llevó al cielo: me había quitado mi "virginidad" y ahora era un hombre hecho y derecho.

6 comentarios:

the random glance dijo...

aqui me tienes otra vez...jeje...soy tu fan! me latió un buen conocer de tu primera vez...después te cuento la mía
saluuudos!

Navegante Vagabundo dijo...

Chaud, yo también soy tu fan y sigo de cerca tu blog. Puse un enlace en mi parte izquierda, creo que eres el único que me lee pero como dije antes: escribo para desahogarme.

Espero ansiosamente conocer sobre tu primera vez. Te envío un saludo virtual.

N.V.

Mirko dijo...

oie chico... muy cool tu historia... muy caliente!

Navegante Vagabundo dijo...

Mirko:

Gracias, me gusta escribir sobre las cosas que vivo pero también sobre las cosas que recuerdo. Me he dado una vuelta por tu blog, está muy interesante también, lo añadiré a mi lista si no tienes inconveniente.

Al parecer, ahora son dos personas quienes me leen, ¡qué emoción!

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog :) y me gustaría conocerte mas a fondo, hay algunas cosas que me gustaria comentarte y te agradecería mucho si pudieras darme algun consejo

Anónimo dijo...

oye escribes super bien, sabes como redactar una historia...la verdad me impresiono tu narrativa jaja

atte
diego r.