martes, febrero 21, 2006

No se rinde, pero no caeremos otra vez. (Adiós, J.)

Era tan predecible que sucedería, que por esa razón O. y yo lo hemos sabido llevar muy bien. Como conté en días anteriores, las llamadas de J. comenzaron a menguar hasta tender a cero. Hemos estado bien con esa situación: poner tierra de por medio ha sido bueno para nosotros y espero que también haya sido bueno para él. Pero todo cambió la semana pasada.

Como ya he contado anteriormente, en esta maldita "ciudad" (más pueblo chico que otra cosa) todos nos encontramos si acudimos a sitios públicos "de moda" y así, sin siquiera imaginarnos, sucedió lo que pensamos O. y yo que pasaría, aunque no teníamos idea de cuándo: conocimos a la pareja de J., que iba acompañándolo. La primera reacción que tuvimos fue de una insana y exacerbada maldad: reírnos a carcajadas por ver "la poca cosa" que es el tipo ése. Claro está, debimos contenernos y poco después hasta nos sentimos culpables por habernos burlado interiormente, pero aunque es difícil describir el sentimiento, trataré de hacerlo. Es como si en ese momento, al ver que físicamente no es nada agraciado, nos diéramos cuenta que no estábamos "compitiendo" con él porque realmente él no es competencia para nosotros, y que si a final de cuentas J. regresó con él fue por lo que ya sabíamos de sobra: por lo que le puede dar materialmente, aunque ni le guste y mucho menos lo ame. No sé si eso sea bueno o sea malo, finalmente J. está con él y eso es innegable, pero a partir de ese día he tenido un peso menos en mi alma, como si el hecho de imaginarme a la pareja de J. me hiciera sentir menos, porque pensé que era alguien arrebatadoramente guapo (aunque J. me había dicho que no lo era) o extremadamente atractivo (igual, me había dicho que no le gustaba). No es así, es un pobre diablo chaparro y sin ningún chiste; alguien totalmente olvidable dos segundos después de que lo has visto. Y no, por favor no me malinterpreten: no tengo nada en contra de la gente baja de estatura, a algunos les sienta bien ser así sólo que él para nada que es atractivo, "falso enano caprichoso que no tiene corazón".

Después de ese día y estando mucho más tranquilos, O. y yo pensamos que J. nos olvidaría y nos dejaría por la paz, pues evidentemente se dio cuenta del desprecio conque vimos a su pareja y de paso, el "desaire" que le hicimos a él cuando fue a saludarnos y nos portamos lo más fríos e indiferentes que pudimos. Internamente tenía ganas de saltarle encima en un apretado abrazo, de decirle que ya se dejara de tonterías y reflexionara -por última vez- sobre su vida y regresara con nosotros, pero por supuesto que no lo haría y no lo haré, jamás de los jamases. En esas estábamos cuando el viernes se nos ocurrió salir a bailar "al lugar de moda" y puesto que ya estábamos un tanto borrachos (¿he mencionado cuánto me gusta el vodka?) andábamos con ánimo "festivo".

Ahí estaba él: ahí estaba J., justo afuera del baño y cuando me dirigí hacia ahí me jaló suavemente a un lado, me abrazó y me preguntó qué sucedía con nosotros: que si "ya no queríamos ser sus amigos", que "por qué lo tratábamos mal", que "nos extrañaba" y toda esa sarta de cosas que salen de la boca de J. cuando está borracho y que las olvida al momento en que el tipejo le compra algún juguetito nuevo. Le dije que nada de eso, que era su imaginación (no lo era) y que lo queríamos "igual que siempre". El resto de la noche, después de que J. saludó a O. se la pasó a cierta distancia, con su amigo (sí, ese infame amigo del que comenté cuando conocí a J.) viéndonos en todo momento, y sucedió lo que queríamos que sucediera desde hace mucho, otra vez en plan todo malsano: que J. nos viera "en acción" con alguien más y éste fulano llegó como caído del cielo. Era gringo, de unos 32 años, bastante bien de cuerpo y muy atractivo de cara. Me atrevo a decir que era "lo mejorcito" del antro y en cuanto nos vio inmediatamente hubo clic. Después del intercambio de sonrisas de rigor se nos acercó a hacernos conversación. A los 15 minutos ya departíamos amenamente. A los 30 minutos ya nos había invitado un par de tragos y en menos de una hora ya bailábamos y cachondeábamos en la pista de baile. En algún momento de la noche J. desapareció, asumimos que simplemente se fue enojado y lo que sucedió esa noche lo relataré en algún momento posterior, pues está para un "relato cachondo con el gringo del antro", pero por ahora continuaré el asunto que me ocupa.

El sábado recibió O. una amarga llamada de J., otra vez con los reclamos de que "ya no queríamos ser sus amigos" y bla bla bla. No estuve presente por lo que no sé todos los detalles, pero al parecer O. fue muy claro con J. en el sentido de que le dijo que sí podíamos ser sus amigos, pero que las cosas no podían ser como J. estaba acostumbrado que fueran: que siempre estuviéramos en sus manos, subyugados a sus perennes caprichos. Al siguiente día, domingo, J. fue a visitarnos a la casa "para que le ayudara con una investigación de la escuela" (más pretexto que otra cosa) y por primera vez desde que lo conocí me sentí completamente cómodo a su lado, sin desear que fuera algo que no es. Si acaso, durante un rato cerré los ojos y recordé los excelentes días que pasamos con él el mes antepasado pero creo que todo eso no será más que un recuerdo agradable en mi memoria.

Adiós, J., creo que ya estoy listo para dejarte ir.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Algo trizte es que aun exista gente mas interesada en el dinero...

y pues la verdad que como lo explicas pues que trizte por el tipo que la verdad solo trade estar con gente atractiva unicamente por que el tiene dinero...(aunque si el los busca es su problema xD)

y pues que bueno que ya pintaron su raya... :P

saluditos

Leo

P.d. Checate el bloguito por que te nomine... :P

Doffo dijo...

Pobre chico. Debio de haber sido un madrazo duro a su ego. No le deseo eso a nadie, pero, ya voy a empezar como las abuelitas: "El solito se lo busco". Creo que se debe de ubicar, y pensar sobre su vida (tu consejo es harto cierto)
Como bien dice Leo, es triste que haya gente que ande con otro solo por la billetara, pero, es respetable; eso es decision de cada uno de nosotros.
Y que bueno que ambos estan firmes en su decision, espero que las cosas con A esten excelentes.
Abrazos a los 3.
Doffo

Navegante Vagabundo dijo...

castee, mi niña preciosa: yo sé que hicimos mal en habernos burlado y créeme que posteriormente nos sentimos culpables por eso (no lo volvemos a hacer) pero es que en parte fue una catarsis el saber que no te habían dejado por alguien "mejor" que tú. Es muy extraño pero no me gusta albergar sentimientos negativos dentro de mí.

De J., ni modo, ¡adiós de una vez por todas!


Estimado Leo, la realidad es que sí existen personas así, ¿pero qué le vamos a hacer? Es el mundo en el que vivimos.


Apreciable Doffo: Yo también creo que le dimos muchas oportunidades de recapacitar a J., pero ya no más: cada quién se labra su propio destino.

Con A., bueno, no estoy tan seguro pero ya lo explicaré en estos días pues tengo algunas ideas rondando por la cabeza.

Abrazos a todos.

Xavsje Herz Von Vanille dijo...

Un recuerdo en tu memoria... y que no pase de eso, no se puede tener ese nivel de indecisión a estas alturas. Eres genial, es el tiempo perfecto de dejarlo ir. O no? Solo actua ahora: que lo olvides por siempre o de plano le saltas y le dices lo que te quedaste con ganas de decirle. :D Saludos.

Navegante Vagabundo dijo...

Mi estimadísimo Xavsje Herz Von Vanille, creo que tienes razón: hay tiempo para hacer las cosas y tomar las decisiones. El de él ya llegó y hasta está pasando. Creo que no me quedaré con ganas de decir nada. Muchos abrazos para ti.