viernes, marzo 31, 2006

Tolerancia y Respeto (¡Perdón, O.!)

El fin de semana pasado ocurrió un incidente que, si bien no había ocurrido antes y dudo que se repita, me hizo sentir muy triste: O. y yo salimos a bailar y en algún momento de la noche (en que yo había tomado mucho, pero eso no es justificación de todas maneras) le hablé muy fuerte, le dije palabras que nunca había empleado (me referí a él como "este güey", que si bien puede no sonar "fuerte" no es la manera en que nos hablabamos ni ahora ni nunca) y él se sintió muy triste.

Al siguiente día aclaramos el hecho y ya estamos bien, claro está, pero no concibo cómo pude hablarle así al hombre de mi vida.

Tolerancia y respeto son ingredientes BÁSICOS en una relación. Claro que si posteriormente le agregas amistad, cariño, amor, sexo, excelente convivencia y muchos más ingredientes probablemente encuentres LA RELACIÓN de tu vida pero por algo se debe empezar y los dos primeros que mencioné son básicos.

Perdóname, O., no volverá a ocurrir.

jueves, marzo 23, 2006

Se fue A.

Ya lo presentía, lo veía venir aunque quería negarme al hecho y pensar que tan sólo se estaba adaptando. Por elección propia, y por segunda vez, A. decidió dar un paso fuera de nuestras vidas. Así, de manera drástica y repentina, sin avisarnos nada ni conversar con nosotros cara a cara sino por correo electrónico.

Él ha argumentado que, aunque lo intentó, no se puede integrar a nuestra relación y que O. y yo estamos tan unidos que él nunca se sentirá como parte de nosotros. Está bien, puedo entender y aceptar eso pero me duele que no haya hablado con nosotros mientras estuvo aquí en casa, por casi una semana, que la pasamos maravilloso y que haya decidido irse sin volvernos a ver.

Pensé que el chico había madurado pero hizo lo mismo que había hecho el año pasado: desaparecer nada más así, sin dar muchas explicaciones y sin intención de volver a vernos nunca más. Claro, no dudo que en un futuro suceda otra vez pero de algo estoy seguro: no volveremos a caer en un jueguito de intentar algo con él, es desgastante.

¿Qué le pasa a estos chicos? ¿Por qué se van? ¿Por qué no pueden hablar con nosotros? ¿Por qué no muestran madurez? Es evidente que el problema es nuestro y no de ellos (ya tres en poco menos de dos años es demasiado, ¿qué no?) pero aún así pienso que se deberían hablar las cosas antes de actuar tan drásticamente.

Afortunadamente en esta ocasión salí bien librado sentimentalmente: no le entregué mi corazón en bandeja de plata pues lo quiero, lo estimo y me encanta pero no me permití enamorarme completa y locamente de él. Es un lujo que no puedo darme ya: entregarle el corazón a cualquiera.

Adiós, A., que tengas una buena vida.

jueves, marzo 16, 2006

Resistiendo la tentación

Soy un héroe. Creo que merezco una medalla. Claro, creo que nunca se ha otorgado la medalla a "resistirse al chico más lindo que existe en el universo, semidesnudo (sólo en calzoncillos) y acostado en tu cama" pero nunca es tarde para que la otorguen, ¿o sí?. Las cosas sucedieron como lo relato a continuación:

El viernes pasado J. nos llamó a O. y a mí para preguntarnos qué haríamos, pues tenía ganas de "salir con nosotros". Claro está, sabíamos a qué se refería y en qué terminaría dicha salida por lo que declinamos a su invitación dándole "largas", diciéndole que estábamos ocupados. Llamó un par de veces más por la noche pero le dijimos que francamente estábamos cansados y que no saldríamos. Pensamos que el chico se olvidaría del asunto y nos dormimos. A las cuatro de la mañana en punto sonó el teléfono de la casa. Era él. Nos dijo que "no quería llegar a dormir a su casa" (con su pareja, "el enano rencoroso", ¿quién querría?) y que si podíamos recibirlo en la nuestra. No había mucha opción más que aceptar pero de todas maneras pensé que no sucedería nada.

Llegó unos minutos después. Venía del antro, con aliento alcohólico. Le dije que podía dormir en otra habitación pero no con nosotros. Le dije que se pusiera cómodo, que ya conocía la casa y posteriormente me fui a acostar con O. pero nos aseguramos de cerrar la puerta para que él entendiera que no queríamos que sucediera nada con él (bueno, sí queríamos, siempre queremos, pero no con SUS condiciones y cuando A ÉL se le antoje) y realmente no sucedió nada.

Nos dormimos y algunas horas después, cuando amaneció, me levanté al baño (iba tan sólo en calzoncillos) y cuando pasé junto a donde J. dormía advertí que se encontraba despierto y observándome. Empezó a conversar conmigo. Me sentí un tanto incómodo, no porque él no me haya visto en calzoncillos antes (me ha visto muchísimas veces totalmente desnudo) sino por el hecho de que podía tener una reacción física que fuera evidente para él al verlo. De todas maneras me arriesgué y me senté junto a él en la cama para conversar.

Platicamos de cosas sin sentido, pero él me coqueteaba de una manera supuestamente accidental pero presiento que era bien planeada. Mientras hablábamos se acariciaba ese fabuloso cuerpo que tiene con su tersa y completamente antojable piel blanca. También me mostraba esa sonrisa angelical que desarma a cualquier ser vivo (y presiento que a uno que otro inanimado) que pise este planeta. Él sólo tenía calzoncillos también y yo trataba de hacer todo lo posible por despegar los ojos de su enorme (realmente es ENORME, no estoy exagerando) bulto entre las piernas. Dios, ese niño SABE lo que tiene y SABE cómo usarlo pero por fortuna ya conozco su juego y no volveré a caer.

No sucedió nada. Después de un rato de "conversar" de nada (¿de qué otra cosa se conversa con él?) regresé a mi habitación con O. para dormir por un rato más. Horas después J. se fue y yo me sentí orgulloso de haber resistido a la tentación por segunda vez. Supongo que será cada vez más fácil hacerlo.

jueves, marzo 09, 2006

El sueño de O.

Me queda claro que entre O. y yo no hay secretos, o los que puede llegar a haber son prácticamente insignificantes, pues siempre hemos acordado hablar clara y directamente de las cosas y así nos ha funcionado nuestra relación. Si deseo algo, por más extraño que esto pudiera ser se lo digo y viceversa. Hemos aprendido a tolerarnos, a querernos, a amarnos y aceptarnos tal y como somos a sabiendas de que nuestra relación no es exclusiva y los seres humanos podemos llegar a querer (y a veces a amar) a más de una persona incluso simultáneamente. Amén de tener una relación física con ellos.

Recientemente O. me hizo "una confesión" que me dejó pensando mucho pero al final de cuentas pensé que era algo romántico y la magia o lo sobrenatural aún existen, a pesar de que somos ambos tan racionales y escépticos de todo lo que no se pueda probar científicamente. Lo que me dijo O. fue que hace muchos años, cuando nos conocimos, él se quedó impactado al verme por primera vez porque de niño siempre soñaba conque jugaba con un amiguito y ese amiguito era físicamente idéntico a mí. Dice que ni siquiera nos parecíamos mucho ni nada, que era ni más ni menos yo y que no lo pudo creer la primera vez que me vio.

Se reservó todo eso por muchos años pues yo lo habría tildado de loco o que había inventado la historia pero cree que ahora hay suficiente confianza como para decírmelo y que yo sepa que es verdad. Dice, también, que cuando vio fotos mías de niño quedó totalmente sorprendido, no salía de su estupor.

No sé, a pesar de que puedo sonar algo frío y racional la mayor parte del tiempo, por supuesto que creo que O. me dice la verdad y por alguna razón aún no explicada él tuvo una imagen mía durante el tiempo en que fue niño. No nos pudimos haber conocido en ese entonces porque vivíamos en ciudades diferentes.

La "magia" o "lo inexplicable" existe. Sí, señores, aunque si me preguntan abiertamente (es la ventaja de escribir en un blog anónimo) lo negaré, pero muy dentro de mí sé que hay cosas en este mundo que la ciencia aún no logra explicar. El sueño de O. fue una de ellas.

viernes, marzo 03, 2006

¿Equilibrándonos?

CREO que poco a poco vamos llegando al punto del equilibrio. Todas las piezas siguen en el tablero, pero ya (casi) todas parecen estar ocupando su lugar.

Empezaré por lo más sórdido pero que a la vez me llena de orgullo: "resistí a la tentación" de J. y por primera vez, por decisión propia, dije "no" cuando él quería y estaba completamente dispuesto a hacer algo. Fue durante el fin de semana pasado, precisamente el viernes. Como ya tenía algunas semanas que no nos veíamos por las cuestiones que había relatado anteriormente, seguramente el chico andaba caliente y llamó por teléfono a O. para decirle que iría a nuestra casa. Cuando regresé de trabajar ya estaba ahí, en la sala tomando con O. unas cervezas. "Bueno" -pensé- "será cosa de un par de horas y listo". Lo que no sabía, es que además de las cervezas había una botella de tequila (muy fino, por cierto, el chico se lució) y la conversación estaba muy animada. Yo me hice el desinteresado, aunque les estaba acompañando. Participaba en las conversaciones triviales pero por dentro estaba pensando: "¡por favor! que no pase nada, no quiero volver a caer en el jueguito". Después de algún tiempo se me antojó tomar a mí también, pero como no me llevo muy bien con el tequila, me dispuse a acompañarlos con mi siempre bienvenido vodka. Para no hacer el cuento largo, las horas pasaron y tuvimos una convivencia muy agradable, pero ya muy cerca de la madrugada (¡ya habían pasado unas seis horas!) me di cuenta que J. tenía "esa mirada" de cuando está cachondo y preferí amablemente despedirme e irme a la habitación a dormir mi borrachera. Seguramente tanto O. (quien sabe perfectamente cuánto me gusta J.) como J. quedaron sorprendidos con mi reacción pero era lo que quería en ese momento y me alegra haber actuado así. Por supuesto, al otro día me enteré por O. que sí tuvieron sexo ellos dos, pero mientras ambos se sientan cómodos por eso por mí no hay ningún problema, en verdad. Era YO quien tenía conflicto por tener sexo con J. y mejor lo evité. Asunto arreglado, no hubo sentimientos raros ni mucho menos.

Desde ese día J. me ha llamado de vez en cuando, en tono muy amigable y todo pero he mantenido mi distancia. Sí, no dudo que en un futuro cercano podamos ser amigos, incluso "amigos cariñosos" y todo eso pero ahora no. Me causa conflicto el hecho de que de repente J. actúe con ganas de estar con nosotros y después de que termina el sexo se sienta culpable y nos deje de hablar por algunas semanas. Eso no va conmigo: prefiero que disfrutemos todos de lo que hacemos sin ningún sentimiento de culpa. Si va a ir por la vida "poniéndole el cuerno" a su pareja, que lo haga pero que no nos involucre en sus culpas posteriores. Si no lo quiere que lo deje, pero no voy a regresar a lo mismo. Creo que, al respecto, todo está dicho.

Por otro lado, esta semana llegó de manera inesperada S. y dijo que se iba a quedar en casa por algunos días. Ya lo había dicho antes y lo confirmo: me siento cómodo de estar junto a él, sin tener sentimientos negativos en su contra por lo que alguna vez nos hizo. Lo quiero, sí, pero tan sólo como un amigo y ya. Evidentemente no durmió con nosotros ni sucedió nada. Él ha quedado en el pasado y perfectamente acomodado en el tablero, aunque hace un año hayamos tenido sentimientos y experiencias tan fuertes respecto a él.

Quien aún no se logra acomodar del todo es A., pues aunque la semana pasada ya estaba decidido a escribir algo así como: "Hablaremos con A. y le diremos que sólo lo queremos como amigo, que no se ilusione que puede suceder algo más con nosotros" ahora ya no estoy tan seguro. Lo queremos, sí. Nos quiere, sí. Sólo que hay "algo" que todavía no termina de hacer "clic" para que una relación plena entre los tres se dé. No estoy arrebatadoramente enamorado de él. Creo que O. tampoco lo está. Nos gusta, sí, mucho. Es muy guapo, también. Tenemos sexo increíble los tres juntos, eso es indudable. Pero hay algo, algo que todavía no logro descifrar qué sea. No sé si se trate del hecho que el año pasado tuvimos fuertes sentimientos hacia él y luego nos dejó sin más ni más. Pero creo que eso ya lo habíamos superado. Tal vez no del todo. No sé, presiento que terminaremos siendo muy buenos amigos, teniendo sexo si así lo deseamos pero sin un involucramiento más profundo.

Ésa es la única pieza que no parece todavía totalmente acomodada. El tiempo dirá, seguiremos viviendo.