martes, octubre 04, 2005

Un breve reencuentro.

Hoy por la mañana me llamó J. al móvil y estuvimos hablando por espacio de unos 10 minutos. No me sentía muy bien, aunque tampoco se lo hice saber. Desde ayer por la tarde, en mi penoso episodio histérico quedé mal; hasta tuve una conversación/discusión con O. pues ya está francamente preocupado por mi estado de ánimo y hasta mi estado de salud. Creo que, como en todas las discusiones, salimos un poco más firmes ambos; es innegable que ÉL es el hombre de mi vida, aunque para mí en este momento no tenga nada qué ver con J.; con J. es algo totalmente diferente, es amor estúpido, pueril y totalmente irracional.

En la llamada telefónica J. me dijo que quería ver a O. por la tarde para "platicar con él", pues yo le había dicho a J. (no sin antes habérseme hecho un nudo en la garganta) que yo "estaba bien", que "iba a sobrevivir", pero que O. estaba un tanto enojado con él y que sería bueno que platicaran. Me dijo J. que le llamaría a O. para que se vieran por la tarde y con esa idea me quedé. A la hora de la comida vine a casa a comer con O., y cuando terminamos de comer llamó J., que vendría para acá. Fue inevitable el que yo estuviera (iba a llegar en unos 10 o 15 minutos, pues no vive lejos, y ni modo que yo saliera corriendo para evitar verlo) y me armé de valor para poder volverlo a ver; enfrentarme y que supiera al verme que las cosas irían mejor. No fue así; fue cuasi catastrófico, pero al menos al final salieron relativamente bien las cosas.

Hubo tensión en el ambiente cuando llegó, sí; los tres estábamos serios y después de las formalidades (-¿quieres un vaso de agua?, preguntó O. -Gracias, yo mismo me lo sirvo, dijo J.) empezaron a hablar O. y J., estando yo sólo de expectador. En ese momento O. le hizo saber a J. el por qué estaba molesto y hasta francamente enojado con él, que se hubiera ido sin más ni más y sin siquiera habernos avisado, que estaba preocupado porque no sabíamos si J. estaba bien (o si estaba vivo, para ese caso) y algunos reclamos más. Por su parte, J. aceptó que había hecho "muy mal" en haberse ido, que cada momento que pasaba se reprochaba él mismo por su actitud y que lo que menos había deseado era hacernos daño. Que quiso evitar la confrontación de avisarnos que se iba, que fue un cobarde y que lo aceptaba, pero que quería remediar las cosas. Que él quería rescatar, a toda costa, "nuestra amistad" y que daría lo que fuera por ser nuestro amigo. Que nos apreciaba, estimaba y francamente quería muchísimo y que éramos "personas muy importantes en su vida", que "había aprendido mucho de nosotros y que quería seguir aprendiendo" y algunas otras cosas que por el momento no recuerdo. Yo seguía callado, con un nudo en la garganta pero sin intervenir en la conversación. Debió habérseles hecho harto extraño pues, por lo general, yo soy quien habla casi siempre y ellos dos son más bien callados, pero... ¿qué iba a decir? ¿Que me estaba deshaciendo por dentro, que no quería escuchar nada más que un "los amo, perdónenme, quiero regresar con ustedes" que jamás iba a llegar? Por supuesto que no, por eso permanecí en silencio.

Después de un rato, O. le confesó a J. que también estaba enojado y preocupado por la manera en que yo he tomado las cosas, que me ha visto muy mal y que lo que menos quiere es que yo esté mal. Fue en ese momento cuando ya no aguanté y salí corriendo a la habitación (sí, esa habitación que era de los tres y que ahora sólo es de dos), cerré la puerta para que "no me escucharan" y rompí en llanto cual colegiala de 14 años, descargando el cúmulo de sentimientos que tenía dentro de mí. Traté de ahogar mi llanto en la almohada pero al cabo de un rato (¿10 minutos? ¿30 minutos? realmente no lo sé) J. entró a la habitación, él solo, y se sentó junto a mí en la cama. Sin decir nada, me abrazó en ese anhelado y soñado abrazo con el que yo fantaseaba desde que se fue, me acarició el pecho, me estrujó los brazos y me secó las lágrimas, lo cual fue inútil pues brotaron más; muchas más. Me dijo que realmente me quería y que le dolía verme sufrir; le reproché (por primera y única vez; no lo volveré a hacer, lo juro, pues me parece patético y me pondría en el mismo lugar que su ex) el que se hubiera ido, el que nos hubiera abandonado y dijo que así tenían que ser las cosas, pero me dijo algo ciertamente extraño: me dijo que si queríamos, que las cosas no iban a cambiar, que podíamos vernos todos los días, hacer lo mismo que hacíamos siempre con la única diferencia de no tener sexo. Ah, porque claro está, para J. "la fidelidad" se basa en el sexo, si él no tiene sexo con otra persona, no le es "infiel" a su pareja, aunque su corazón y sus sentimientos estén en otro lugar y realmente no lo ame. Para mí es lo contrario: prefiero tener sentimentalmente al hombre de mi vida a mi lado, que sea una relación honesta y que exista la lealtad, aunque haya sexo fuera de ella, pero ése punto de vista es tan sólo uno de los cientos que J. no comparte con nosotros. Como sea, retomando lo que escribía, me dijo que todo podía ser como antes, que le gustaría que así fuera pues su vida era diferente desde que nos conoció. Yo realmente me quedé callado, no puedo siquiera imaginar el ver a J. todos los días, comer con él, tal vez ir al gym con él como lo habíamos venido haciendo, pero sin tenerlo en mi cama, y no solamente por el sexo sino el dormirnos juntos, el despertarnos por las mañanas abrazados, el saber que lo amo y nos ama. Pero no, eso no es posible y aunque no le haya dicho nada creo que deberé declinar su "generosa" oferta.

Al parecer tenía algo que hacer (imagino yo, ir a sus clases de manejo de su flamante automóvil que le llegará muy pronto, pues ayer me comentó algo al respecto de las clases por teléfono) pues me dijo que se tenía que ir, pero me dijo que quería vernos mañana, o cuando se pudiera. Que quería invitarnos a cenar el sábado por la noche, que quería que saliéramos tanto como se pudiera. Me pidió una sonrisa y no se la pude dar. Le quise robar un beso, apartó la cara. Le dije que no abriría la boca y accedió a darme el beso en los labios. Después me dio otro en la frente y finalmente uno en la mejilla. Qué diferente sensación, después de los besos apasionados, después de que me dijo que "soy el mejor besador del universo" y ahora ni siquiera poder hacer eso con él. Duele, y mucho.

Después de que se fue O. y yo hablamos un buen rato. Creo que su visita me sirvió para sacudirme algunas cosas, aunque otras heridas fueron reabiertas (¿cómo puedo ver a ese niño tan lindo, a quien adoro y que sé que ahora ya no tenemos nada?), pero confío en que sanarán pronto. Sí, me he apoyado mucho en O. y me alegra que al menos ahora éste haya hablado con J. y no le guarde tanto resentimiento. Sé que será difícil pero confío en que todo salga bien. Debo estar consciente y no perder nunca de vista (aunque hasta el momento no lo he hecho) que O. es el hombre de mi vida y la persona a quien más debo cuidar. Hemos caminado juntos tantos y tantos años que a veces doy por contadas muchas de las cosas, pero creo que debo ser más cuidadoso con él también. Que me perdone O. si alguna vez lo he descuidado, no ha sido mi intención realmente, y ambos estamos plenamente conscientes de que el hecho de que amemos o nos acostemos con alguien más no quiere decir que nuestro amor decrece; al contrario: ése no lo toca nadie y permanece intacto, si acaso creciendo de vez en vez.

Yo no sé lo que sucederá ahora; no sé si aguantaré ver a J. cotidianamente, aunque lo dudo mucho. Quizá en algún tiempo, cuando las heridas cierren. Supongo, también, que volveremos "a las andadas", al sexo ocasional con algún desconocido que "nos llene la pupila" aunque juro solemnemente no volver a enamorarme de nadie. Suficiente tuve ya, y tenía muchos, muchísimos años que no sufría por amores. No quiero este sufrimiento y no se lo deseo a nadie, mejor seguir amando a mi hombre y satisfacernos ambos con sexo con alguien más si es que así lo deseamos. Como ya lo he dicho anteriormente: mi mayor error fue enamorarme de J., si lo hubiera dejado en sexo tal vez otra cosa sería. Ahora estamos peor que al principio con él, aunque las cosas pasan por algo supongo yo y éste será un doloroso capítulo en mi vida. De todas maneras, O. y yo no tenemos necesidad de pasar por ésto. Sí, sé que es una idea bastante egoísta pero aún así no me importa; yo soy un profesionista exitoso, hecho y derecho que tal vez no merezca estar sufriendo por un niño lindo (lindísimo, pues... probablemente la criatura más hermosa que haya pisado la tierra) quien yo sabía desde un principio (y lo escribí muchas veces, oh, sí) que me haría sufrir y a quien yo no quería hacer sufrir. Las cosas pasan por algo y por medio de dolor es que he aprendido una dura lección.

Quiero, finalmente, agradecer los comentarios (bienintencionados o no) de quienes han seguido esta historia; de verdad que algunos de ellos fueron luz en mi camino; otros simplemente fueron opiniones y como tal los tomo. De todas maneras, gracias a todos.

Hoy procuraré dormir, por primera vez, sin soñar conque J. está con nosotros, que toda esta semana ha sido una pesadilla y que cuando despierte nada pasó y J. está ahí. Hoy, por primera vez desde que se fue, trataré de ubicarme en mi realidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola de nuevo! (este saludo es para el navegante y para todos los que coincidimos en el seguimiento de su historia)

Señor, es hora de pedir una disculpa. Dijiste algo muy interesante respondiendo a mi post y quiero ampliarlo un poco más. Bien dices que no estoy en tu situación y por eso no la entiendo. Vaya, no es que no la entienda, la entiendo y al hacerlo me temo que me dejo llevar un poco por la envidia. Verás, soy una persona muy sociable y muy relacionada con todo tipo de gente, pero es cuando llego a terrenos sentimentales donde invariablemente me encuentro solo. Para un hombre como yo al que el corazón se le ha hecho cuadrado, es difícil no reaccionar ante una situación así. Yo, que no tengo a nadie, no puedo acpetar que haya alguien que tenga a dos. Malamente me fui por el prejuicio y me "atreví" (entre comillas porque es hora que no doy mi nombre) a poner una serie de comentarios rudos y amargados para descargar esa suerte de envidia que llegué a sentir por alguien que ha podido hacer su vida al lado de un hombre y la mantiene a pesar de que llegan factores externos que pueden afectar.

Hoy leí algo que me hizo pensar dos veces en mi actitud, dices que O es el hombre de tu vida y no piensas descuidarlo... te aplaudo! Tú y él se van haciendo más fuertes como equipo y nuestra amiga del otro lado del charco agrega que J no sabe lo que quiere. Estoy 100% de acuerdo. He visto casos así, es cortar y no cortar, terminar y no, es una falta de valor para decir adiós... si me aceptas un consejo, no caigas en el juego de J, no es sano, no se va a ir y va a seguir doliendo. Un tumor se opera de raíz o mejor no se opera. Es una inesperada vuelta de tuerca para él y no sería mala idea que ahora tú y O lo eviten. Él tiene que aprender que no se pueden cumplir todos los caprichos de su vida, es muy probable que si se sigan viendo tarde o temprano tengan sexo otra vez y entonces la situación se pondría más peligrosa. Es como vivir junto a un volcán, señor, hoy no explota pero mañana quién sabe.

Es duro, pero cierto, podría apostar a que J va a encontrar a un tercero y probablemente a un cuarto y quinto... es más, no sabemos si ustedes son los primeros con los que se involucra. Es muy difícil, navegante, pero esta es la parte en la que para él te vuelves de hielo y no cedas ante sus peticiones porque eso es justamente lo que está buscando.

Ahora sí me aventé un rollo kilométrico pero es mejor que andar soltando malas vibras por ahí.

Un abrazo!

Navegante Vagabundo dijo...

castee, como siempre, leí atentamente tus palabras y me reconfortaron hoy por la mañana. Sentí cómo una ola de agradable calor iba recorriendo mi cuerpo a medida que leía tus sabias palabras; en verdad, muchas gracias por estar conmigo en estos momentos.

Todavía no sé en dónde parará el rollo de la amistad, ciertamente es doloroso por ahora y como no me he cansado de decirlo: el tiempo y sólo el tiempo lo dirá.

Comparto contigo la opinión de que el concepto de fidelidad es el que establezcan los miembros de la relación, y lo importante en esto es no mentirse y realizar lo que se promete que se hará.

Gracias por no prejuzgarme, gracias por intentar comprenderme. Te mando muchos abrazos y un gran beso, desde algún lugar de México.


Anónimo:

Amigo, no te preocupes que te entiendo a la perfección. No tomo a mal los comentarios cuando éstos no son lo que espero, pues necesito tener todos los puntos de vista; de otra manera, ¿de qué me serviría que la gente sólo me dijera lo que quiero escuchar?

Tu aclaración es muy loable y realmente es difícil aceptar algo así. No te puedo decir nada más que deseo de todo corazón que algún día tú encuentres a alguien con quien compartir en el terreno sentimental, si eso es lo que quieres. Yo también te entiendo; en ocasiones envidio algunas otras cosas de otras personas y a veces no puedo evitar hacer comentarios amargos al respecto, pero creo que no vale la pena y eres todo un hombre por haberlo aceptado, es realmente admirable.

No creas que no me ha dado muchas vueltas a la cabeza lo que comentas acerca de J. y también sé que si nos seguimos viendo en alguna de esas (una borrachera, o como sea), vamos a acabar en la cama; él siempre nos dijo que el sexo con el señor que vive ahora era muy malo y casi nulo y con nosotros estuvo alucinado, ¿cuánto tiempo puede un niño de 21 años aguantar una situación así? Sí, sé que si estamos mucho tiempo junto a él estaremos coqueteando con el peligro y tal vez no sea conveniente, pero es muy difícil también cortar de tajo y decir simplemente "adiós".

Conozco la historia de J. (al menos la que él nos ha contado) y creo que es un buen chico, a pesar de lo que hizo. Está confundido, está lleno de ideas estúpidas, sí, pero en el fondo es una persona buena y por eso no creo que haya hecho lo que hizo con malicia, en verdad, anque cueste trabajo entenderlo.

No sé qué sucederá, pero ya veremos y el tiempo lo dirá. Muchas gracias por tomarte tú el mismo para comentar lo que has dicho. Te envío un fuerte abrazo también, deseándote lo mejor.