jueves, septiembre 22, 2005

Ya no soy virgen

Sé que el título puede provocar las carcajadas de más de uno quien me haya leído antes, pero también podrán recordar que he mencionado que J. nunca me había penetrado porque tiene el miembro muy grande y grueso y realmente sólo he podido ser pasivo con O. y con algunos otros contados, pero nada más; disfruto mucho más de ser activo. Claro está, cuando llego a ser pasivo y me relajo lo suficiente para disfrutar la penetración, ¡el sexo es fabuloso! Es como si me guardara todas las ganas de que me penetraran y el día en que sucediera fuera lo mejor de lo mejor. Así sucedió con J. el fin de semana.

Estuvimos J., O. y yo en una fiesta y un poco más tarde a O. le apeteció ir a bailar junto con otros amigos. Puesto que J. y yo habíamos tomado de más, decidimos mejor quedarnos en casa y aunque extrañaríamos a O., realmente no queríamos salir y preferíamos dormir. Eso no fue precisamente lo que hicimos, ya que después de estar en la cama, abrazados y de besarnos de buenas noches, J. se empezaba a quedar dormido (por efectos del alcohol más que de otra cosa) y yo, al estar acostado al lado de él, sintiendo su piel caliente y su boca tan cerca de la mía, no pude evitar empezar a tocarlo y él naturalmente reaccionó. Nos estuvimos besando por un buen rato, me encantan sus labios y como él me ha dicho que "beso muy rico" y que "nadie lo había besado tan rico como yo" pues me encanta hacerlo.

Después de un rato de besos y caricias, incluyendo mordidas de cuello y de pecho, hice otra cosa que le fascina a J. que haga: mamarle su inmensa verga. Siempre entrecierra los ojos cuando lo hago, voltea a ver hacia la nada y emite unos pequeños gemidos a medida que me introduzco la cabeza de su verga a la boca, hasta donde alcance a llegar. Con la cara de angelito que tiene y verle esa expresión de éxtasis siempre me prendo; es imposible no hacerlo con él. Me encanta mamarle la verga, aunque no me quepa toda en la boca por más que lo intente, ni aún llegando a la garganta. También me encanta bajar hasta la base, y chuparle los huevos. Mordisqueárselos con cuidado y larmele la ingle, el perineo y todo lo que pueda mientras con mis manos le acaricio el resto del cuerpo y le muevo suavemente su rica vergota. Hice precisamente eso, pero mi lengua quiso ir un poco más allá, y J. me lo permitió: llegó hasta la entrada de su suculento, chiquito, apretadito y limpio ano y no dudé en lamerle la parte exterior, de manera suave y pausada mientras él seguía emitiendo sus gemiditos y después dejé que mi lengua se aventurara un poco más adentro, mientras él empezaba a retorcerse de placer.

Tal vez por lo borrachos que estábamos, tal vez por estar tan excitados o tal vez porque simplemente se le antojó, subió las piernas hacia mis hombros, él estando acostado de espaldas y yo me apuré a ponerme frente a él, con mi verga erecta y durísima sobre la suya y saboreándome desde ya lo que sucedería: me dejó penetrarlo y con lo relajado que lo había dejado mi mamada en su ano (¡qué beso negro tan rico le di!) no fue tan difícil hacerlo, aunque sí se quejó un poco. Se lo hice suave, entrando poco a poco para no causarle dolor y sin moverme mucho en un principio, hasta que su esfínter se acostumbrara a mi miembro dentro y entonces pude empezar a moverme rítmicamente, primero despacio y después un poco más rápido. No duramos mucho tiempo así, se cambió de posición "de a perrito" pero seguí ahí dentro, sintiéndome en el cielo con el angelito más bello que existe sobre la faz de la tierra, con las nalgas más deseables que he visto jamás (¡ya le había echado ojo desde hace tantos meses en el antro! pero jamás pensé que lo tendría en mi cama) y con un culito tan apretado que casi no lo podía creer.

Un rato después se quejó de que sentía un poco de dolor e inmediatamente me salí: se trata de que ambos disfrutemos y aunque a veces el dolor es parte del placer, en este caso no estábamos "jugando" a eso, por lo que opté por dejarlo un momento. Volvimos a besarnos, volvimos a sumirnos en un torrente de abrazos, revolcadas, besos apasionados e imparables y palabras de cariño y amor que sólo encendían más nuestra pasión.

Me dijo lo inevitable; lo que sabía ya de antemano que me pediría pues contínuamente lo había hecho y yo sólo le había dado largas hasta esa ocasión, que me era imposible negarme: que quería penetrarme. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal pero supe que lo deseaba: supe que a toda costa quería tenerlo dentro de mí, sentirlo, disfrutarlo, pues lo había querido hacer desde el primer momento pero simplemente las condiciones no se habían dado, y ahora estábamos ahí, los dos deseándolo y le dije que estaba bien, que lo hiciera.

Se requirió una gran cantidad de lubricante y un cúmulo de paciencia por parte de J., a quien no le importó. Él parecía concentrado en lo que quería: mi culito y eso fue lo que obtuvo. Él se acostó en la cama, boca arriba, con la verga totalmente erecta y dispuesto a llegar al final. Yo "me senté" sobre él, muy suave y lentamente, y dejé que su cabecita jugara con la entrada de mi ano, que poco a poco mi cuerpo se fuera haciendo a la idea de que recibiría a su gran miembro dentro de mí, y que además estaría lo suficientemente relajado para disfrutarlo. Y sí, sucedió así: cuando me di cuenta, al cabo de pocos minutos, ya estaba adentro de mí; ya me estaba poseyendo y en ese momento yo era totalmente suyo; estaba a su merced y él era el hombre que me poseía.

Una vez que estuve lo suficientemente relajado y que ya me estaba penetrando, pudimos iniciar el juego de cambiar las posiciones y él quiso probarlas prácticamente todas. Claro está, exagero al decir "prácticamente todas" pero sí estuvimos en muchas y variadas posiciones: desde el tradicional "de a perrito", yo sobre él, él sobre mí ("el misionero"), "de ladito", él parado y yo en el borde de la cama, los dos de pié sobre la cama, yo recargado en la pared y él atrás de mí (esa le gustó muchísimo y yo también la disfruté) y otras más que estuvimos probando esa noche. Cuando yo ya on podía más (el chico es realmente incansable) le dije que nos pusiéramos como en la posición de al principio, pues quería venirme en su pecho. Se volvió a acostar, boca arriba, y yo sentado sobre su verga... al empezarse a mover yo esperaba masturbarme para terminar sobre él, pero quise prolongarlo un poco más. Pues bien, no fue necesario que lo hiciera: al estarlo sientiendo, mi cuerpo sin más ni más empezó a reaccionar y se soltaron los elementos químicos, esos impulsos eléctricos que sientes en el cuerpo cuando sabes que te acercas, que "ya casi" y me dejé llevar por la sensación hasta que mi cuerpo simple y llanamente explotó en un torrente de placer: tuve un orgasmo, me vine sobre él sin siquiera tocarme el pene. Yo lo sé, puede no ser una novedad para muchos pero para mí lo fue: es un placer indescriptible, una sensación espectacular el sentir tanto placer porque te estén penetrando que explotes así, sin más ni más.

Después de eyacular y tener mi orgasmo ya no pude soportar el tener su vergota dentro de mí (perdón, J.) y entonces se salió y se masturbó para terminar él, mientras yo lo besaba y acariciaba por todo el cuerpo, pero realmente estaba sumido en un ensueño; me sentía en las nubes porque finalmente ese deseo que se coció a fuego lento (primero en meses, antes de conocerlo, pero que me gustaba muchísimo cuando lo veía de lejos; y posteriormente, cuando nos conocimos y tuvimos sexo prácticamente todos los días, pero sin que él me hubiera penetrado) se hizo realidad y pude ser suyo, suyo nada más.

Seguíamos cansados aunque la borrachera, sinceramente, se me bajó. Hubiera querido que O. estuviera con nosotros pero por desgracia no fue así. De todas maneras, a esta experiencia no se le restan méritos y aunque sé que pasarán semanas, o tal vez meses, para que vuelva a suceder (a pesar de que tengamos sexo casi todos los días), confío en que cuando sea el día lo volveré a disfrutar tanto o más que esta, "mi primera vez", cuando J. "me quitó la virginidad" (al menos con él).

1 comentario:

the random glance dijo...

rica narración...! congrats!!! totalmente "no virgen"...un abrazo galan!!!